Las otras guerras de Astérix
Los derechos sobre el personaje enfrentan a Albert Uderzo y a su hija
Poco antes de las Navidades, un escueto comunicado en la prensa francesa informaba de una importante operación financiera en el mundo editorial galo: el gigantesco grupo Hachette se hacía con la mayoría accionarial de Éditions Albert-René, la editorial creada por el dibujante Albert Uderzo y Anne Goscinny, la hija de René Goscinny, para proseguir la publicación de las aventuras de Astérix tras la muerte del guionista en 1977. Un movimiento empresarial que para los aficionados al cómic tenía la curiosidad añadida de ver cómo el irreductible galo podía volver a la empresa editora Dargaud cincuenta años después de que comenzaran a publicarse sus aventuras en la revista Pilote.
Tras la desaparición de Goscinny, muchos -incluyendo sus editores- fueron los que pensaron que las aventuras de Astérix habían finalizado, pero Albert Uderzo demostró no sólo que el personaje seguía muy vivo, sino que era además capaz de ser el motor incansable de un suculento negocio con más de 325 millones de álbumes vendidos, varias películas estrenadas y otras en preparación, series de dibujos animados, un parque de atracciones cuyo éxito hace palidecer al EuroDisney y mercadotecnia variada que sólo en 2007 supuso una facturación superior a los 11 millones de euros.
Hachette seguirá con los tebeos a la muerte del dibujante
La secretísima operación de compraventa, con un montante final de docenas de millones de euros, parecía una lucrativa maniobra que pronto derivaría en un culebrón familiar de imprevisibles consecuencias. Sylvie Uderzo, la hija del dibujante, anunciaba que había emprendido acciones legales para intentar anular la venta de acciones. Apartada de la editorial por su padre un año y medio antes, pero todavía propietaria del 40% de Éditions Albert-René, Sylvie declaraba que éste era el último episodio de la continua manipulación a la que era sometido su padre por sus consejeros y abogados, desvelando que el contrato firmado con Hachette escondía una cláusula que cedía los derechos de gestión de los personajes al grupo y permitiría la continuación de Astérix con otros dibujantes.
Ese dato, según ella, traicionaba la palabra dada por Albert Uderzo a su amigo René Goscinny, asegurando que tras su desaparición no existirían más aventuras de los galos. Para Sylvie, un punto intolerable que le obligaba a "iniciar una activa resistencia contra los peores enemigos que ha tenido Astérix, los ejecutivos y la industria, los invasores romanos de Hachette", según declaró a Le Monde. Una bomba informativa confirmada por el propio Albert Uderzo en una entrevista concedida a RTL, donde explicaba que su cambio de actitud había sido motivado por la carta que le envió un aficionado: "No tengo derecho a suprimir estos personajes si los lectores los siguen pidiendo". Esta novedosa postura llevaría a Astérix al grupo de series de bande dessinée que han sobrevivido a sus creadores con indudable éxito, como Los Pitufos, Lucky Luke o Blake y Mortimer.
La confirmación del dibujante azuzó el debate. Además, Uderzo señaló en Le Figaro a su yerno, Bernard Boyer de Choisy (al que llama Iznogoud, en referencia al maquiavélico y conspirador visir creado por Goscinny y Tabary), como uno de los principales causantes de la situación, revelando sus manejos con originales del dibujante a la vez que descubría un largo rosario de desavenencias familiares con su hija que afectaban a sus nietos. Unas malas relaciones que tendrían certificación documental en L'Express, donde se publicaron las hinchadas facturas que Bernard Boyer pasaba a la editorial de su esposa.
El 5 de marzo comienzan las visitas a los tribunales de los implicados, iniciando la vertiente judicial de un folletín familiar con paradójicos matices, teniendo en cuenta que, como única heredera, Sylvie Uderzo será la receptora de los beneficios de los derechos de autor de la obra de Albert Uderzo tras su muerte. El 50º aniversario del personaje, que debía celebrarse en octubre con la edición de un álbum recopilatorio de historias cortas, será eclipsado por este culebrón familiar.
Babelia
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