Cambio en la Casa Blanca
El presidente de EE UU, Barack Obama -sí, Barack Obama-, puso ayer su gigantesca dimensión política y moral al servicio de la superación de la crisis que el mundo padece. Prometió que "la esperanza se impondrá al miedo" y que "la voluntad común se impondrá al conflicto y al desacuerdo".
YOLANDA MONGE | Washington
El presidente se equivocó al pronunciar el texto de la jura del cargo
A las 12.06 horas del mediodía de ayer en Washington (seis horas más en la España peninsular), cuando Barack Obama juró su cargo y se convirtió en el primer presidente afroamericano de la historia de EE UU, los más de dos millones de personas reunidas en el National Mall de la capital de la primera potencia mundial rompieron a gritar, llorar, saltar y abrazarse. Era su momento, tanto como el del mismo Obama.
En medio del mayor despliegue de seguridad que se ha vivido en una inauguración presidencial, Barack Obama decidió bajarse de su coche oficial y recorrer parte del camino que separa el Capitolio de la Casa Blanca a pie, de la mano de su esposa.
Mientras Barack Obama pronunciaba su discurso en el Capitolio, un primer grupo de sus asesores comenzaba literalmente a tomar posiciones en los despachos de la Casa Blanca, conectar sus ordenadores, habilitar sus correos electrónicos y preparar los papeles que hoy mismo empezará a firmar el nuevo presidente en lo que será un arranque frenético del cambio.
Como es tradición desde la presidencia de Ronald Reagan (1981- 1989), George W. Bush dejó una nota para Barack Obama en el primer cajón del escritorio del Despacho Oval. Le deseaba que todo le fuera bien y le escribía sobre el "fabuloso nuevo episodio" que Estados Unidos estaba a punto de comenzar. George y Laura Bush son ya ciudadanos comunes.
Al final, los fotógrafos buscaron el apretón de manos, pero el representante de la Autoridad Nacional Palestina en España, Musa Amer Odé, rehuyó el saludo con el embajador de Israel, Rafael Schutz. Convocado por el Foro Nueva Economía, Odé acudió a un céntrico y lujoso hotel madrileño luciendo un pin en la solapa con las banderas española y palestina.