Cuando empezó la crisis financiera, los bancos españoles figuraban en todas las quinielas sobre futuras quiebras. No hay bancarrotas por el momento, pero ahora que las turbulencias han mutado en una recesión global reaparecen los sospechosos habituales: esta vez son la economía y las finanzas públicas españolas las que están en el ojo del huracán.
Rebajas fiscales, aumento de la inversión pública, reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social y ayudas económicas por el reemplazo de vehículos y el nacimiento de niños. El mayor paquete de medidas económicas desde la fundación de la República Federal de Alemania en 1949 está listo desde la madrugada de ayer.
Suma y sigue en el lento y encarnizado camino hacia los tribunales que sigue el caso Caja Madrid. El lunes el consejo de administración ordenó al presidente de la comisión de control, el aguirrista Pablo Abejas, que convocara inmediatamente una reunión para tratar su destitución.