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Reportaje:

Alberti, de la arboleda al olvido

Editores, expertos y familiares denuncian el 'secuestro' que sufre el legado - "El lector lo está perdiendo. Ya apenas se oye ni se sabe de él", afirma su hija

Rafael Alberti vive tiempos difíciles. La herencia que el poeta ha dejado a la posteridad parece mermada. Cuando van a cumplirse nueve años de su muerte el próximo 28 de octubre, la preocupación por su legado crece. Editores, expertos en su obra o familiares como Aitana Alberti, la hija del poeta y de María Teresa León, creen que, hoy por hoy, la figura del autor más longevo de la generación del 27 se aleja del lugar donde debe estar: "El lector está perdiendo a Alberti, hoy apenas lo encuentra por ningún sitio", afirma la hija.

Derechos denegados, proyectos frustrados, ediciones retiradas o libros que cuentan aspectos de la vida del poeta no han visto la luz en los últimos años. La razón es simple: El Alba del Alhelí, la sociedad mercantil encargada de gestionar los derechos del autor y controlada por María Asunción Mateo, viuda del poeta, no da los permisos. En algunos casos pide cantidades que los afectados consideran desorbitadas o entorpece la difusión. Eso, según editores, estudiosos y expertos consultados, está dañando seriamente su herencia artística. La viuda, que en reiteradas ocasiones ha sido llamada por este periódico durante dos días, no ha contestado para dar su versión. A última hora de la tarde de ayer un técnico de la Fundación Alberti pidió un cuestionario por correo electrónico. Según alegó, Mateo se encontraba afónica. Al cierre de esta edición, todavía se esperaba la respuesta.

"La gestión de su obra contradice la personalidad de mi padre. Era generoso"
Muchnik: "El poeta no tiene la presencia ni la relevancia que merece"

La más preocupada por esta situación es su hija Aitana, que se encuentra estos días en Madrid, aunque vive en Cuba: "La gestión de su obra contradice la personalidad de mi padre. Él no era así, era un hombre generoso y ahora veo desaliento entre los que quieren que la figura y obra de Alberti tenga relieve". Las quejas por las cantidades que se piden para utilizar cualquier aspecto de su obra han hecho perder el interés de muchos por ahondar en el poeta, según su hija. "Ya apenas se oye, ni se sabe de él", comenta.

Hay varios casos que pueden servir de ejemplo. Desde libros y antologías retiradas, hasta canciones que ha sido imposible adaptar o películas cuya distribución ha sido denegada. En la obra que directamente atañe al poeta existen casos de gran calado: como la Antología poética de la Colección Austral (Espasa Calpe), que se agotó y no ha sido reeditada después de denegar la sociedad el permiso.

O, a menor escala, el curioso y simbólico caso de Centuria (Visor). Se trata de un libro que contiene una selección de poemas de varios autores hispanos del siglo XX comentados por "los 130 mejores lectores de poesía". En dicha edición aparece un vacío donde debía incluirse el poema Niebla, comentado por Luis García Montero. El análisis aparece huérfano de los versos.

Pero los tentáculos sobre los derechos del poeta no atañen sólo a lo que escribió de su propio puño y letra. Uno de los casos más llamativos afecta a las memorias de Gonzalo Sebastián León, hijo mayor de María Teresa León y Gonzalo de Sebastián Alfaro, su primer marido. El libro cuenta con todo detalle las penurias y los primeros pasos en el exilio argentino de la familia Alberti. La editorial Edaf quiso publicarlo en 2003, cuando Aitana Alberti llevó el manuscrito de su hermanastro al editor Melquíades Prieto. Fue imposible.

"El libro contiene cartas cruzadas entre Rafael, María Teresa y Gonzalo. Son textos cotidianos y que también atañen a su obra poética", cuenta Prieto. Los derechos sobre cualquier reproducción original de Alberti los tiene El Alba del Alhelí y era imprescindible su permiso. "Cuando María Asunción Mateo se enteró de que teníamos el manuscrito pidió verlo. Tuvimos que negociar con su representante, la agencia de Carmen Balcells. Nos dijeron que preferirían no verlo publicado".

La edición a punto se quedó a las puertas de la imprenta. Gonzalo Sebastián no llegó a verla publicada. Murió el año pasado. "Nuestra intención es sacar el libro a la calle. Tenemos un deber moral con su autor, nos sentimos muy obligados con la confianza que demostró en nosotros. Aunque hasta el momento, la editorial no ha podido solventar un litigio que nos supera", comenta el editor de Edaf.

Las memorias del hijo de María Teresa León son un más que hondo homenaje a su madre. "En ellas queda claro que durante años fue el sostén de esa casa. Que salieron adelante porque aquella mujer trabajó a destajo haciendo guiones en la radio y lo que fuera", asegura el editor.

Los últimos documentales sobre el poeta también han sufrido trabas. La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), con motivo del centenario de Alberti, financió la película Alberti para caminantes (2003), de Javier Rioyo, que finalmente no ha podido ser distribuida. Pero en este caso, al parecer, la negativa no afectaba tanto al precio por utilizar cosas del poeta como a determinadas presencias. "Cuando María Asunción Mateo vio el documental nos sugirió que prescindiéramos de ciertos testimonios. Yo, obviamente, me negué". La SECC quedó en arreglar el asunto y negociar una salida para su distribución. Hasta el momento ha sido imposible.

Lo mismo ha ocurrido con otra pieza rodada por Rosa Vergés en vida del poeta con guión de Jordi Barrachina para el que se pidió colaboración a Aitana. La idea original consistía en que fuera el mismo Alberti quien narrara El poeta en la calle, que iba a durar 60 minutos. Pero aquello fue inviable tras la negociación con El Alba del Alhelí. Así que la directora decidió que fuera su hija quien abordara la figura de narradora y así lo rodó: "Yo conté episodios de su vida intercalados con poemas leídos por gente como Joan Manuel Serrat o Paco Rabal". Pero el resultado no ha sido muy difundido.

La hija del poeta siente mucha tristeza ante situaciones como ésta. Pero no puede gestionar nada de la obra de su padre, excepto El amor y los Ángeles, una recopilación de poesía amorosa que el autor legó en vida ante notario. "Quisiera llevar el nombre de mi padre a la más alta cota, estaría capacitada para ello, para que su figura saliera enriquecida tras su desaparición, pero no tengo ningún derecho legal", asegura Aitana. La hija insiste en que si ella viera resultados y la difusión de la obra de su padre fuera espectacular estaría feliz: "Tengo sentido de la justicia y lo más doloroso para mí es que nunca, ni yo ni mis hijas, las únicas nietas de Alberti, podremos intervenir en nada de la gestión de la obra".

Los derechos de autor de Alberti quedaron por entero en manos de la sociedad El Alba del Alhelí. Su hija Aitana tiene derecho a contar con una parte de los beneficios que produzcan esos derechos, además de la herencia del autor. Pero hasta el momento, asegura ella, no ha recibido nada. En el testamento existe una cláusula por la que se ha creado la figura de un contador-partidor que dispone de un plazo de 10 años para inventariar los bienes, para que a partir de ahí se haga el reparto necesario. Aitana cuenta que cuadros, cartas y dibujos que Alberti le regaló a lo largo de su vida, aparecen en el testamento como herencia que le deja cuando, en cambio, eran propiedad de ella mucho antes.

"Hasta el momento no he tenido noticias de nada", asegura Aitana Alberti. "Ni siquiera me llamaron, aunque lo pedí, para esparcir las cenizas. No sé ni dónde están. A él le hubiese gustado que se arrojaran al mar en la bahía de Cádiz, pero ignoro si se hizo así".

Tampoco ha leído Aitana el famoso V tomo de La arboleda perdida, las memorias del poeta. Lo publicó Mario Muchnik en Anaya. Según este editor argentino contó en su libro Lo peor no son los autores, se sorprendió de que la hija del poeta no aparecía jamás mencionada en la obra. Esto se une a las ausencias que faltaban en la reedición de anteriores tomos de La arboleda perdida, donde se excluye a familiares y amigos citados por el poeta en tiradas anteriores. Muchnik también opina que el legado del poeta se desvanece. "Desde luego, no tiene hoy la presencia y la relevancia que merece", asegura el editor.

Blog de Kiko Veneno

El poeta Rafael Alberti y su esposa, María Asunción Mateo, en el año 1994.
El poeta Rafael Alberti y su esposa, María Asunción Mateo, en el año 1994.PABLO JULIÁ
SCIAMMARELLA

Canciones imposibles de Kiko Veneno

Convertir los versos de Rafael Alberti en canciones no parece tarea fácil en los últimos años. Lejos queda aquella paloma equivocada que musicó Joan Manuel Serrat, por ejemplo. Que se lo digan a Kiko Veneno. El cantante intentó en su día organizar un festival en torno al poeta, que quedó en nada. "En los últimos años de Rafael Alberti se nos ocurrió reivindicar su obra y rendirle homenaje para acercarlo a gente joven adaptado a varios estilos musicales", afirma el cantante andaluz.

Para ello se puso en contacto con artistas como el propio Serrat, Ana Belén, Vicente Amigo, Miguel Bosé, Niña Pastori, Jarabe de Palo, José Mercé, Enrique Morente, Albert Pla, Jorge Drexler, Los Planetas, Sexy Sadie, Joaquín Sabina o Manu Chao... A todos ellos les propuso adaptar musicalmente varios poemas y cantarlos en directo en un festival.

La idea no sólo contó con la adhesión de los artistas. También se involucraron todo tipo de instituciones públicas y privadas. El dinero recaudado iba a ser destinado directamente a la Fundación Alberti, sin ánimo de lucro. Pero faltaban los permisos que debía dar la sociedad mercantil El Alba del Alhelí. "Ni se me pasó por la cabeza que nos iban a pedir dinero. Primero quisieron una cantidad por cada canción adaptada. Luego, un porcentaje sobre el total", cuenta Kiko Veneno. Las cifras fueron claras: "500.000 pesetas por cada poema musicalizado según tarifas de El Alba del Alhelí".

El festival iba a celebrarse en la plaza de toros de El Puerto de Santa María. "Quería ser un homenaje popular a este poeta legendario", añade Veneno. Además de la música, los organizadores habían pensado en un espectáculo más teatral, con lecturas de poemas, proyecciones de dibujos. No llegaron a ningún acuerdo. "No podía imaginar que quisieran cobrar. Dábamos por descontado que no iba a ser así por las maneras de proceder de otras fundaciones, que ceden los derechos gratuitamente para estos casos siempre y cuando se haga un producto digno", comenta el artista. "No lo podíamos entender: le organizábamos el evento, le ofrecíamos los recursos para que lo controlara y lo fiscalizara. Cualquier beneficio iba a parar a la fundación sin ánimo de lucro y no a la sociedad mercantil que explota y privatiza sus derechos", denuncia.

Finalmente, todo quedó en nada: "Las instituciones no se atrevieron a hacer frente. No querían implicarse en un enfrentamiento político y dejaron correr la cuestión".

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