Rajoy apoya a Zapatero al lograr más garantías

Mariano Rajoy confirmó ayer, tras la reunión en La Moncloa con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, su cambio de rumbo sobre el plan preparado por el Ejecutivo para salvar el sistema financiero. Pero esta vez lo hizo con la ayuda del presidente, que le ofreció una salida al callejón en el que el PP se había metido con su oposición frontal al apoyo a los bancos -que Rajoy llegó a calificar de "amiguetes" del Gobierno-. Zapatero compareció antes que Rajoy y, en un tono muy positivo, anunció que le había ofrecido al líder de la oposición las garantías que éste pedía de que habrá mayor "transparencia, rigor y control" sobre el plan, que implica un fondo de hasta 150.000 millones (100.000 para avales y 50.000 para comprar activos).

El Banco de España supervisará cómo se gastan los 150.000 millones

Rajoy: "Tenemos un acuerdo para poner en marcha medidas para el futuro"

Rajoy insistió en la reunión en que el decreto, tal como fue publicado ayer en el Boletín Oficial del Estado, contempla unas garantías insuficientes porque permite al Gobierno decidir a quién y cómo presta todo ese dinero y sólo le obliga a presentarse ante un control parlamentario cada cuatro meses.

Zapatero garantizó que habrá mayor control -en la Comisión de Economía del Congreso- y sobre todo que el Banco de España, como pedía el PP, será el que hará la supervisión para controlar que el dinero sirve para apoyar a la economía real, a las familias y pymes, y no sólo para ajustar las balanzas de los bancos.

El presidente, siempre en tono positivo, no quiso dar mayor importancia a las críticas que ha recibido esta última semana desde el PP -Esteban González Pons llegó a decir que la renacionalización de Rumasa era una "propina" comparado con el fondo de los 50.000 millones-. "Lo importante es la reunión, pero es verdad que ha habido un debate partidista donde se ha llegado al extremo del absurdo", sentenció Zapatero.

El clima de acuerdo que se vivió en la reunión, obligado por los momentos de crisis, ya que la desconfianza personal y política entre ambos líderes sigue siendo absoluta, les llevó a pactar incluso dos mesas bipartitas de trabajo. La primera centrada en torno a las reformas estructurales, sobre todo con el objetivo de controlar la inflación. Se trata especialmente de reformas en el sector de los servicios para reducir algunos costes como los colegios profesionales y de introducir incentivos de competitividad en todo el sector.

PSOE y PP nunca habían llegado a organizar ni siquiera reuniones sobre reformas estructurales, un asunto que ha centrado la oposición de los populares. En su comparecencia, Rajoy no fue tan optimista como Zapatero, pero sí aclaró que el presidente se había mostrado dispuesto a hablar de las cuestiones que ha planteado el PP, en especial la bajada del impuesto de sociedades.

El otro acuerdo concreto al que llegaron fue el de reunir en el plazo de 15 días el Pacto de Toledo, que se encarga de estudiar las reformas del sistema de pensiones. PSOE y PP están de acuerdo en la necesidad de reducir los costes, aunque Zapatero recordó que el sistema es muy sólido y el fondo de reserva tiene un superávit de casi 60.000 millones de euros.

Después de todas estas aclaraciones, Rajoy confirmó con claridad lo que había apuntado el día anterior, y es que el PP apoyará el próximo lunes en el Congreso, en un pleno extraordinario que se convocó ayer, los dos decretos leyes que desarrollan el plan de ayuda al sistema financiero. El presidente hablará con todos los grupos para recabar el apoyo a estos dos textos.

Rajoy se mostró extrañado por el hecho de que los decretos contemplen la autorización al Gobierno para comprar bancos en quiebra, uno de los acuerdos que se alcanzaron en la UE. El líder del PP sostiene que si el Gobierno ha puesto eso en el decreto es porque piensa que puede tener que utilizarlo. El Ejecutivo insiste en que no contempla por el momento la quiebra de ningún banco.

Sobre la polémica por los enormes sueldos de los máximos responsables del sistema financiero al que ahora se apoya con dinero público, Zapatero se limitó a señalar que "la prudencia en las retribuciones de los altos directivos es siempre muy buen acogida por el Gobierno". Rajoy no hizo ninguna mención.

Ambos dirigentes mantuvieron, como es habitual entre Gobierno y oposición, su total desacuerdo en los Presupuestos. Hasta el punto de que Rajoy pidió expresamente a Zapatero que, debido a la crisis, retire unas cuentas que, en su opinión, "van a agravar" la situación. Zapatero le replicó que si el PP quiere recortar el gasto, como ha señalado el líder de este partido en varias ocasiones, y que sólo crezca el 2% -muy por debajo de la inflación- debería decir ya de dónde recortaría.

Zapatero resumió así la reunión: "Ha sido útil y positiva. Tenemos un punto de entendimiento amplio en el sistema financiero y un acuerdo en poner en marcha medidas para el futuro". Rajoy, pese al compromiso de apoyo, mostró más distancia y dijo que está esperando para ver cómo se llevan a la práctica las mayores garantías que le prometieron. "Estoy expectante", sentenció.

Zapatero propone a Rajoy reformas estructurales y la convocatoria del Pacto de Toledo