El dictador Videla, trasladado de su casa a una prisión militar
El dictador argentino Jorge Rafael Videla (1976-1981) ya no vivirá en el distinguido barrio de Belgrano en Buenos Aires. Ayer se mudó a una cárcel común, vigilada por el Servicio Penitenciario Federal, aunque situada dentro de la guarnición militar de Campo de Mayo, a 25 kilómetros al noroeste de la capital argentina.
El traslado fue ordenado por un juez federal, Norberto Oyarbide, a petición de organismos de derechos humanos. Videla, de 83 años, ha perdido el beneficio del arresto domiciliario. El dictador llevaba 10 años recluido en su casa, después de que la justicia argentina lo procesara por el robo de bebés de detenidas desaparecidas durante la dictadura militar (1976-1983).
Se calcula que 400 niños nacieron de madres en cautiverio y fueron entregados después a militares, policías o personas allegadas a las fuerzas de seguridad, no siempre con conocimiento del origen de los pequeños.
El juez Oyarbide está investigando a Videla por esta causa, en concreto por cinco sustracciones de bebés, y por el secuestro de dos empresarios. Además, otros magistrados lo han procesado por el Plan Cóndor, el acuerdo entre las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay para la represión ilegal de izquierdistas en la región, y por las violaciones de los derechos humanos cometidas por el Primer Cuerpo del Ejército.
Videla encabeza la etapa más sangrienta del último régimen militar en el que desaparecieron entre 11.000 y 30.000 personas, según informes oficiales y de las organizaciones de derechos humanos.
Después del regreso de la democracia (1983), en el Gobierno de Raúl Alfonsín, la Justicia condenó en 1985 a prisión perpetua al ex dictador y a los altos mandos del régimen, pero después el presidente Carlos Menem los indultó en 1990. Videla gozó de la libertad hasta 1998, cuando en se pusieron en marcha juicios por delitos que no habían sido juzgados en los años ochenta, como el robo de bebés y el Plan Cóndor.
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