"Que se salven ellos solos"
Grupos de manifestantes se echan a la calle en EE UU contra el plan de Bush para salvar al sistema financiero
En ocasiones, las víctimas no quieren ser rescatadas. Ayer, a mediodía, frente a la sede del Departamento del Tesoro de Washington, una treintena de personas se manifestaba en contra del plan de salvamento financiero del presidente George Bush. "Se nos dice que Bush quiere salvarnos de la crisis total. ¡A quién quiere salvar es a los multimillonarios!", decía Desiree Fairooz. "¿Esperan que los ciudadanos no hagamos nada mientras esta Administración viola repetidamente al Tesoro para alimentar a un grupo de directivos avariciosos?". Megáfono en mano, esta mujer pedía a gritos que las empresas financieras de Wall Street se hundan en su propio apocalipsis. "¡Qué no cuenten con que el Gobierno acuda siempre al rescate! ¡Dejemos que esta crisis llegue hasta donde esos directivos la han querido llevar!".
Un 45% de los ciudadanos se opone a la propuesta de la Casa Blanca
"Es el robo más grande en la historia mundial", dice un activista
"Qué se salven ellos solos", decía Desiree. "¡Qué se salven ellos solos!", repetían los demás manifestantes. Ésta ha sido, de hecho, la frase más repetida en centenares de manifestaciones organizadas por ciudadanos anónimos a lo largo y ancho de toda la geografía norteamericana, en Estados tan dispares como Iowa, California, Pensilvania o Florida.
Las concentraciones comenzaron el jueves por la tarde, y sus organizadores tienen intención de seguir con ellas hasta que el Congreso y la Casa Blanca sellen un acuerdo.
Las numerosas encuestas realizadas esta semana reflejan el escepticismo que se vive en las calles de EE UU. La gran mayoría opina que es necesario aprobar un paquete de medidas. Pero no el que han ideado Bush y sus asesores. Sólo un 30% de la ciudadanía apoya incondicionalmente el plan de la Casa Blanca. Un 45% se opone a él y un 25% no tiene una opinión formada, según el último sondeo de Knowledge Networks para Associated Press, elaborado el jueves. El día anterior, una encuesta de Gallup para el diario USA Today revelaba que 8 de cada 10 norteamericanos considera importante que a las medidas ideadas por el Gobierno se les añada un programa de ayudas para las familias que no pueden pagar sus hipotecas.
En datos como éstos pensaba el domingo por la noche el periodista de 43 años Arun Gupta en su apartamento del sur de Manhattan, cerca del epicentro donde comenzó el terremoto financiero. Irritado por el plan de rescate de la Casa Blanca, que inyectaría 700.000 millones de dólares a las maltrechas empresas de Wall Street, decidió tomar parte en alguna manifestación ciudadana. Llamó a un amigo. Buscó en Internet. La primera concentración estaba programada para el día 6 de octubre. "No me lo podía creer", dice. "¡Para entonces ya se habrá aprobado este plan!".
Gupta se pasó la noche ideando un correo que invitara a la acción a amigos, colegas y conocidos. Detalló las razones por las que creía que este plan acabará siendo una mera tirita aplicada a una herida realmente profunda. "Es el robo más grande en la historia mundial", escribió. Lo comparó a los atentados del 11 de septiembre de 2001, en clave financiera. Tras los ataques, la Casa Blanca se atribuyó poderes casi plenipotenciarios.
"Piensan que pueden utilizar este gran choque para obligarnos a someternos a su cura", añadió. "Esto es socialismo para los ricos y una jungla capitalista para todos los demás".
Este periodista pedía a todos los que recibieran el correo que se organizaran, que salieran a la calle, que protestaran de forma pacífica. Además, a los vecinos de Nueva York les propuso reunirse en Wall Street a las cuatro de la tarde del jueves. Envió el correo a 150 personas de su agenda. Éstas lo pasaron a más amigos y conocidos. Finalmente, más de 2.000 personas se concentraron en Wall Street, según el recuento del propio Gupta. Como un eco espontáneo, las manifestaciones se repitieron a lo largo del día de ayer.
Este poder de convocatoria refleja el estado de ánimo de un país cansado de ver cómo un presidente que antes loaba las bondades del libre comercio, se presenta ahora ante los ciudadanos con uno de los programas de salvamento más intervencionistas que se recuerdan.
El senador independiente Bernie Sanders, de Vermont, ha puesto en circulación una petición para que a los contribuyentes se les ofrezca participaciones en el capital de las empresas rescatadas por el Gobierno. En la misiva, le dice al Secretario del Tesoro, Henry Paulson: "Le permite usted a los ejecutivos de estas fallidas instituciones que sigan ganando sobresueldos y salarios exorbitantes, mientras su propuesta no contiene ningún tipo de ayuda para los americanos que se enfrentan a tantas penurias económicas". Su petición ya ha logrado casi 35.000 firmas.
A pesar de que muchos detalles específicos del plan de rescate de Bush se escapan a la ciudadanía, hay circunstancias paralelas en este descalabro financiero que irritan a los contribuyentes. El ex director ejecutivo de la aseguradora AIG, Martin Sullivan, se marchó de la empresa con una compensación de 14 millones de dólares (10 millones de euros) bajo del brazo, según el diario USA Today. El consejero delegado de Lehman Brothers, Richard Fuld, ganó casi 72 millones de dólares en 2007, según la revista Forbes.
"¿Y qué esperan ahora? ¿Qué les regalemos el dinero de los contribuyentes?", se preguntaba ayer Suzie Marino, frente a la sede del Tesoro, en Washington. Esta mujer tiene 67 años, y no se puede jubilar. "No tengo suficientes ahorros, debo seguir trabajando para subsistir", explica. Admite que no sabe mucho de los detalles del plan del presidente Bush, pero tiene una cosa clara. "Con sus propuestas, los ricos se harán más ricos y los pobres se harán más pobres".
El sermón de Jesse Jackson
El reverendo Jesse Jackson (Carolina del Sur, 1941), histórico activista de la defensa de los derechos civiles y figura de relieve en el campo político progresista estadounidense, sumó ayer su voz a las críticas al plan de rescate
de Wall Street.
- "El plan es una traición si no incluye a las víctimas de la tiranía. Los propietarios de pisos necesitan la reestructuración de las hipotecas, y créditos a largo plazo y bajo tipo de interés", dijo el reverendo, que compitió en las primarias del Partido Demócrata para elegir al candidato a la Casa Blanca en 1984 y 1988.
- "Éste es un momento roosveltiano. Es tiempo para la reconstrucción del sistema de leyes que regulan el comercio, la industria y la transparencia de las actividades financieras", exhortó Jackson, quién ya manifestó su respaldo
a la candidatura de Barack Obama el año pasado.
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