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Cuando el condón no es accesible

"Mi marido dio positivo en la prueba de detección antes que yo, pero mis tías y mi difunto marido rechazaban el uso del preservativo y argumentaban que, como él había pagado lo debido por la esposa, yo no debía negarme a mantener relaciones sexuales con él, fueran seguras o no...". Éste es el testimonio de una mujer de Zimbabue que vive con el VIH, y es un ejemplo presentado por Action Aid International y VSO en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida.

En algunas regiones de África, de hecho, los estudios muestran que las muchachas casadas tiene tasas de infección por el VIH superiores a las de sus compañeras solteras, que siguen yendo al colegio, están mejor informadas y no se ven sometidas a maridos que son muchas veces impuestos por las familias, mayores y que tienen o han tenido amantes.

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"Hay que facilitar que las mujeres se protejan contra el sida"

Ellas serían uno de los grupos que podría beneficiarse de una terapia preexposición como la que se está ensayando. La ventaja de las píldoras (hay ya una combinación de tres antivirales que se comercializa en un solo comprimido) es que mujeres como la del relato podrían tomarla incluso a espaldas de sus maridos. Sería un sistema incluso más fácil que los microbicidas, que al ser geles o cremas que hay que darse en la vagina pueden ser detectados por la pareja.

Precisamente, la postura de muchos hombres que se niegan a tomar precauciones con sus esposas es una de las causas de la expansión del sida en África. Según datos presentados ayer, el preservativo femenino ha duplicado su uso pero eso sólo supone que alcanza al 0,2% de las mujeres que podrían beneficiarse.

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