Los filólogos valientes Mañana, por 0,50 euros, DVD con cuentos de los Grimm
Los hermanos Grimm formaban un equipo que ni hecho a propósito para recoger y reescribir la colección de cuentos populares más notable de toda Europa. Jacob, el mayor, se formó como filólogo y se especializó en la investigación científica del lenguaje. Wilhelm, el segundo, era una especie de crítico literario. La suma de ciencia y literatura no sólo dio lugar a un fructífero trabajo universitario de alto valor lingüístico, sino que los llevó a salvar una riquísima tradición oral.
Esa primera etapa del Romanticismo, el Romanticismo histórico, prende con fuerza en el territorio alemán porque pertenece a un tiempo en el que el Sacro Imperio Romano Germánico cae derrotado por Napoleón en 1806, lo que da lugar a la dualidad Prusia-Imperio Austro-húngaro. De ahí surgirá el anhelo de construir una moderna nación alemana, que se hará realidad en el siglo XX. Aquel romanticismo historicista, surgido como reacción a la Ilustración y el clasicismo, se siente poderosamente atraído por la búsqueda de las raíces nacionales y una de sus consecuencias más interesantes es su atención por el folclore, algo que, hasta entonces, la literatura había desdeñado.
Los hermanos, se dedican a recopilar relatos de boca de las gentes de los pueblos
De este interés surgirá la recuperación de la tradición de los cuentos populares de transmisión oral y en este punto entran los Grimm. Los dos hermanos, cuyos trabajos sobre la lengua alemana son fundacionales, se dedican a realizar un exigente trabajo de campo para recopilar esos relatos de boca de las gentes de pueblos y campos. En España, aunque entra tarde la corriente, Fernán Caballero o Antonio Machado cumplirán esa labor, para nuestra suerte y para comprobar que todos los cuentos populares tienen una función común (recordar a cada comunidad el sentido de su existencia y los valores que la rigen) y un origen común.
Las similitudes entre la recopilación de los Grimm, del ruso Afanásiev o los compiladores españoles es asombrosa. Los Grimm se dedicaron a recoger y transcribir los cuentos alemanes de tradición oral y a ellos debemos las maravillosas versiones de esos relatos inmortales titulados Hansel y Gretel, Rapunzel, Juan sin miedo, El sastrecillo valiente, La rosa sin espinas o Los músicos de Bremen. Extraídos del origen de los tiempos para volverlos a contar, hoy siguen siendo la madre de todo lo que leemos.