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Reportaje:

Comillas, marca registrada

La Pontificia y el Gobierno cántabro se disputan el uso del nombre de la universidad

J. A. Aunión

Una universidad, con sede en Madrid, y la localidad cántabra de Comillas en el nombre. Una fundación que promueve un centro de estudios superiores sobre el español, impulsada por los gobiernos de España y de Cantabria, con sede en Comillas, pero que no puede llamarse Campus Comillas. Ésta es la polémica que ha surgido porque la Universidad Pontificia de Comillas, dirigida por la Compañía de Jesús, ha bloqueado desde 2005 en la Oficina Española de Patentes y Marcas el registro de la denominación de Campus Comillas para esa fundación, que precisamente tiene su sede en las antiguas instalaciones de la Pontificia en la localidad cántabra.

Los responsables de la universidad jesuita aseguran que se oponen a ese nombre porque puede inducir a confusión a los consumidores. Tanto en el Gobierno de Cantabria como el Ayuntamiento de la localidad aseguran, por el contrario, que la actividad concreta sobre los estudios del español y la vocación internacional de la fundación en nada chocan con la actividad de la universidad, al tiempo que se declaran sorprendidos y enfadados.

Motivo de orgullo

"Las actividades de la fundación no van a ser solamente académicas. Y además creemos que tendrían que estar orgullosos de que sus antiguas instalaciones se vayan a utilizar para un proyecto como éste", dijo ayer la vicepresidenta del Gobierno de Cantabria, Lola Gorostiaga, que añadió que su intención es seguir negociando para alcanzar un acuerdo. Algo más "molesto" se ha mostrado el presidente de la comunidad, Miguel Ángel Revilla, que llamó "a la reflexión" a los jesuitas.

La alcaldesa de Comillas, María Teresa Noceda, recordó ayer que la antigua sede de la Pontificia fue una donación y que al venderla en 1975 recibieron "una sustancial cantidad", seis millones de euros; y "entonces se acordaron muy poco de Comillas". Aunque Noceda asegura respetar la relación que la Universidad siempre ha tenido con el municipio, considera una "desfachatez que ahora impidan utilizar la marca Campus Comillas", dijo. "No me encaja que una orden religiosa se haga dueña del nombre de un pueblo, algo que no puede ser más nuestro. No me entra en la cabeza", se quejó.

Sin embargo, la universidad aseguró ayer en una nota que la razón de su negativa es únicamente la utilización de la palabra campus, no la de Comillas. En el texto aseguraron que nunca se han opuesto "al proyecto que trata de llevar a cabo la Comunidad Autónoma de Cantabria" en sus antiguos edificios.

Pero los responsables de la fundación insisten en que están "utilizando un argumento falso para prohibir el uso de un topónimo", aseguró un portavoz. La misma persona recordó que el propio Ayuntamiento de la localidad se vio obligado a llegar a un acuerdo con la Universidad Pontificia cuando creó su página web.

Cuando en la oficina de Patentes y Marcas reciben una petición de registro que puede colisionar con otra anterior, se ponen en contacto con ellos. Esto es lo que hicieron en 2005, explicó un portavoz de la oficina, cuando les llegó la petición de registro del Campus Comillas. La Pontificia se opuso, y la oficina, dependiente del Ministerio de Industria, les dio la razón.

En 2006, tras varias reuniones, los responsables del proyecto cántabro aseguran que llegaron a un "acuerdo verbal" con la entidad jesuita: añadirían la palabra fundación al principio del nombre y cambiarían su logotipo. Así lo hicieron. Incluso, llegaron a proponer a la Universidad Pontificia que entraran a formar parte del patronato de la fundación. Sin embargo, se mantuvo la oposición frontal a las distintas denominaciones propuestas para el proyecto.

La Oficina de Patentes y Marcas está decidiendo ahora mismo si vuelve a dar la razón a los jesuitas o accede finalmente a registrar la Fundación Campus Comillas. En cualquier caso, "aunque la universidad tenga recogido un derecho, ese derecho se concedió en unas condiciones que ahora no cumple", asegura un portavoz de la fundación en referencia al hecho de que ya no desarrollan ninguna actividad en la localidad cántabra que llevan en el nombre.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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