Pillaje en las iglesias de El Bierzo
Seis robos en templos cercanos a Ponferrada muestran el repunte de los saqueos al patrimonio histórico en manos de la Iglesia
El escenario es siempre el mismo. Iglesias. Muy aisladas. Seis templos de la zona de El Bierzo (León) han sufrido robos en los últimos siete meses. Los investigadores sospechan que toda esa actividad delictiva es fruto de la misma banda. Se asiste así a un repunte del desvalijamiento del arte religioso, un sector muy trabajado por la delincuencia de los años setenta y ochenta, calmado después gracias a una serie de medidas y que ahora vuelve a la palestra: al menos, en la zona leonesa.
Todo empezó en marzo pasado, en la ermita de Santa Cruz, en Montes de Valdueza. Un lugar especialmente aislado. Alguien se llevó la lápida fundacional, un objeto del año 905 "de importante valor histórico y simbólico", según Vicente Fernández, historiador del Instituto de Estudios Bercianos. "El enclave religioso en el que se encontraba es una cuna del monacato occidental. Ésa no es una lápida cualquiera", asevera. La pieza había sido elegida para la exposición Las edades del hombre -actualmente exhibida en Ponferrada- que, precisamente, es una colección montada por la Iglesia como forma de agrupar y custodiar las obras de arte religioso dispersas por Castilla y León. Justamente, con la intención de cortar los saqueos.
Los investigadores creen que en España hay unas 50 personas que se dedican a estos expolios
En 2005, la Guardia Civil recibió 84 denuncias de robos en centros religiosos
A ese robo le siguieron otros dos más en marzo, uno en agosto, dos en septiembre. Uno de estos últimos fue el más importante: se llevaron de la iglesia de San Martín de Salas de los Barrios y Lombillo, entre otras cosas, tres bellas tablas hispano-flamencas del siglo XV que representan al santo titular del templo. "Obras con valor artístico, y desde luego con buen mercado", opina Fernández.
La oleada de robos en El Bierzo llama la atención, pero es sólo una pieza más del mosaico que cubre el territorio nacional. En 2005, último dato disponible, la Guardia Civil recibió 151 denuncias de robos de patrimonio, de las que 84 afectaron a centros religiosos. Este último dato resume un problema de fondo: cómo proteger obras que se quedan en entornos cada vez más despoblados. Un objetivo difícil, si hasta de la Biblioteca Nacional ha sido posible llevarse mapas de Ptolomeo.
Las obras maestras de arte sacro están hoy mucho mejor protegidas que hace décadas. Los años setenta, en los que se desvalijaban las catedrales de Oviedo o Murcia, han pasado. Pero sí queda material relevante en centros religiosos periféricos con escasas o nulas medidas de protección. El de San Martín de los Barrios es uno de esos casos.
Allí los ladrones entraron en el templo -una bella construcción levantada entre los siglos XII y XVI- por una puerta trasera y pudieron desvalijar con calma el edificio, en medio de dos pueblos y arropado por una densa vegetación. Incluso en una tarde soleada de otoño, el visitante no se cruza con nadie. Y eso que la ciudad de Ponferrada no queda lejos, se divisa a simple vista.
"Creemos que a este tipo de robos se dedican unas cincuenta personas en toda España", explica un portavoz del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil. La banda más activa de los últimos años actuaba en la zona de Soria. En 2005 fueron detenidas cuatro personas como presuntos autores de los robos, y un marchante que daba salida a las obras. Tras esas detenciones se observó un descenso en el número de robos. Los del Bierzo amenazan con romper esa dinámica.
El expolio es fácil y atractivo. Tanto que a ello se dedican incluso los no profesionales. Un detalle en el robo de San Martín arroja algunas pistas sobre sus autores: la banda que se llevó las tablas hispano-flamencas no dudó en limpiar el recinto aunque fueran piezas de escaso valor, incluso la megafonía de la iglesia, según fuentes cercanas a la investigación.
En otras incursiones también fueron robadas piezas con valor artístico y económico menor, lo cual ha llevado a pensar a la policía que quienes actúan así no tienen grandes conocimientos sobre arte. "Es gente que sí sabe a lo que va, que se lleva cosas de valor pero, de paso, también bobadas. Da la sensación de que van por encargo, aunque luego cogen objetos para ellos mismos", reflexiona Antolín de Cela, párroco de Montes de Valdueza y persona muy involucrada en la actividad cultural de la comarca.
"En los últimos años habíamos vivido un periodo de relativa tranquilidad", cuenta, "pero ahora es como si se hubiese abierto un canal de mercado para todo esto". Y esa vía tira del patrimonio mal protegido, prácticamente a merced del que decida llevárselo. Este diario pidió, sin éxito, una entrevista con algún miembro de la Comisión Episcopal de Patrimonio sobre ese tema.
"La instalación y mantenimiento de sistemas de alarma es un coste difícil de asumir para parroquias o ermitas de pueblos semiabandonados, llevadas por sacerdotes que tienen a su cargo 20 o 30 centros", dice el párroco. "Además, hay otros obstáculos provocados por el aislamiento de estos templos. En algunos no se dispone de cobertura de telefonía móvil, por lo que hay problemas para la transmisión de la señal. Por otra parte, si pones detectores, éstos pueden saltar cada dos por tres debido a los animales que habitan por los alrededores e, incluso, dentro de estos templos".
"Una solución sería llevarse los objetos de valor a lugares protegidos", explica el sacerdote. Esa opción es la que defiende el Foro Cultural Provincial del Bierzo. "Pero los paisanos a menudo se oponen", añade el párroco. "Yo entiendo la importancia que esos objetos tienen para ellos, y también que ciertas obras dan vida a pueblos que se mueren, porque atraen a visitantes. Pero hay que hacer algo. Ahora, tras estos robos, algunos empiezan a entregar voluntariamente las cosas de valor".
Babelia
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