La subida del pienso consume un tercio del negocio ganadero
Productores y consumidores denuncian un alza especulativa del precio de los cereales
La ganadería generó un negocio de 300 millones de euros en la Comunidad Valenciana en 2006. La subida del precio del pienso que consumen los animales representa un alza de costes en torno a 100 millones de euros para los productores valencianos en lo que va de año. Si esos costes no se repercuten sobre el producto final, decenas de explotaciones ganaderas están condenadas, sentenció ayer Joan Brusca, secretario general de Unió-COAG.
Brusca convocó ayer a representantes de las principales organizaciones de consumidores valencianas para analizar el "frenético" ascenso de los precios de los cereales y explicó las estrecheces por las que pasan los ganaderos para alimentar a sus animales.
Fernando Móner, presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios, ofreció la otra cara de la moneda: "Los consumidores están ahogados por sus hipotecas y ya no pueden pagar más, estamos acostumbrados a subidas de salarios o de precios vinculadas al IPC, pero cuando los cereales crecen por encima de proporciones normales surge la especulación y la administración debe intervenir".
Paco Mestre, propietario de una explotación avícola, explicó su situación. Soporta alzas en los costes de los piensos de unos 60 euros por tonelada que sus grandes proveedores atribuyen a la subida de los precios de los cereales. "Si compro 200 toneladas para alimentar a las aves, pago 12.000 euros más cada vez que relleno los silos". Mestre admite que cobra algo más por cada pollo que vende en la lonja, pero nunca lo bastante como para cubrir el sobrecoste del pienso.
Mercado de futuros
"Lo peor es que los cereales que contiene el pienso que se vende hoy se compraron hace dos años en el mercado de futuros de Chicago a un precio muy por debajo del actual", apunta Joan Brusca, que mantuvo en su día una explotación porcina.
Muchos de los vecinos de Mestre han optado por la "producción integrada", una fórmula que garantiza al productor unos ingresos casi fijos a cambio de ceder sus instalaciones y su fuerza de trabajo a un distribuidor. "El operador aporta los animales, los alimenta y los recoge cuando han engordado. Si las mermas no superan un porcentaje y los animales pesan lo previsto, se cobra lo estipulado". Pero Mestre prefiere su independencia: "Si trabajo para mí, no gano lo suficiente para vivir, pero si estoy en una producción integrada, no vivo".
"España produce 24 millones de toneladas de cereales al año", añade Joan Brusca, "y consume 30. Toda la producción nacional está en el mercado y las carencias están cubiertas con al menos dos años de antelación". Pero los cereales se pueden almacenar y vender en el momento más oportuno. Y entre los biocombustibles y los nuevos consumidores asiáticos se genera un ambiente propicio a las subidas de precios que, a la postre, repercuten sobre el consumidor.
El alza de precios de los alimentos frescos y, sobre todo, de la leche, ha pesado en la última revisión del IPC que se difundió ayer y que recoge una subida de tres décimas en septiembre que eleva la tasa anual al 2,9% en la Comunidad Valenciana.
Las asociaciones de consumidores acompañarán a Unió-COAG en una serie de movilizaciones previstas a partir del 25 de octubre para llamar la atención sobre los problemas que sufren los ganaderos valencianos.
Brusca reconoció los gestos de la Unión Europea para detener el abandono forzoso de explotaciones de cereal, pero lamentó la indefinición, hasta la fecha, de los responsables del Ministerio de Agricultura ante los problemas de los ganaderos, "profesionales cuyas explotaciones son la única industria en determinadas zonas de interior".
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