Las cuentas públicas se basan en unas previsiones de euro y de petróleo que ya han quedado desfasadas
Hay dos elementos del Presupuesto que han quedado anticuados antes incluso de presentarlos al Parlamento. Se trata de los dos elementos en que se apoya el cuadro macroeconómico, basado en cotizaciones del euro y del petróleo que han quedado desfasadas. Basándose en las hipótesis del informe de primavera de la Comisión Europea, Economía preveía un euro equivalente a 1,34 dólares, cuando esta misma semana ha superado ya los 1,40. Y el barril de brent, fijado en los Presupuestos en 70 dólares, está cerca de los 80. Con esos mimbres, Economía mantiene que la economía española crecerá el 3,3% el año próximo.
"Las previsiones económicas están muertas desde el mismo día en que se publican", ironizó el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, al explicar los datos. Solbes admite que la evolución de estas dos magnitudes puede alterar el escenario previsto, aunque no significativamente. En cierta forma, la evolución de ambas mitiga algunos de los efectos adversos. Así, el petróleo resulta más caro, pero al apreciarse el euro frente al dólar (la moneda de referencia del crudo) hace falta menos divisa europea para adquirir la misma cantidad de petróleo. Las subidas del petróleo "afectarán a la inflación en la segunda parte del año", admitió. Los precios atraviesan ahora una gran contención (la inflación se mantuvo en el 2,2% en agosto) que, previsiblemente, no se prolongará.
Además de esas previsiones, el ministro avanzó que el Fondo de Reserva -la hucha que garantiza el pago de pensiones si sobreviene una crisis- recibirá una nueva dotación de 6.000 millones de euros. Esa cantidad lo situaría ya por encima de los 51.000 millones de euros, algo más del 5% del producto interior bruto (PIB). En la actualidad, el fondo está dotado para atender el pago de todas las pensiones durante más de ocho meses. Ese plazo aumentará con las nuevas dotaciones de 2008. Además, el año próximo previsiblemente se aprobará la ley que permite invertir una parte de ese capital (alrededor del 10%) en Bolsa para obtener mayor rentabilidad.
Uno de los indicadores de las cuentas públicas que también mejorará el año próximo será la deuda del Estado, que descenderá hasta representar alrededor del 34% del PIB. Este año cerrará en un 37%, siete décimas por debajo de lo presupuestado.
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