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Reportaje:

El guardián de la memoria

Para quien vive en Israel es imposible no escuchar a diario referencias al Holocausto. Es comprensible. La carga emocional es traumática. Sólo hace unos días, el líder de los ultraortodoxos sefardíes y ministro del Gobierno, Eli Yishai, montaba en cólera. El motivo: Audi, empresa alemana, había ganado un concurso para suministrar los vehículos al Gobierno hebreo. Yishai no promovía boicoteo alguno. Pero no aceptaba que ministros o altos cargos pudieran desplazarse en coches alemanes. Hay judíos ancianos de lengua materna alemana que se niegan en redondo a hablar el idioma y rabinos que rechazan dormir en suelo de este país europeo. El recuerdo del genocidio nazi es parte consustancial de la vida de los israelíes. Y el Museo del Holocausto, premiado ayer con el Príncipe de Asturias de la Concordia, es su guardián.

"El premio nos inspira para continuar nuestros esfuerzos para construir un futuro mejor"
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El Museo del Holocausto de Jerusalén, premio de la Concordia

Fundado en 1953 por el Parlamento israelí, y ampliado y modernizado en 2005, Yad Vashem ("un recuerdo, un nombre", en hebreo) es visitado cada año por un millón de personas. Es visita obligada para cualquier estudiante o recluta y la puerta de entrada preceptiva para todo dirigente extranjero en viaje oficial a Israel. La opinión pública israelí no esconde su desencanto con la clase política y ninguna institución queda al margen de las críticas, habitualmente feroces. Pero el Museo del Holocausto es punto y aparte.

En las imponentes instalaciones del museo, junto al monte Herzl, cementerio de los ilustres israelíes, se reciben explicaciones detalladas de los horrores sufridos por los judíos durante el III Reich, contados por supervivientes de los guetos o los campos de concentración. Es estremecedor. Además del museo, la institución cuenta con organismos de investigación y una Escuela Internacional para Estudios del Holocausto. Y no cejan en el empeño de recabar cualquier dato que pueda dar a conocer la identidad exacta de cada una de las víctimas. Como buscan también a los gentiles que arriesgaron la vida por salvar a judíos perseguidos. Son más de 22.000 los considerados por Yad Vashem "Justos entre las Naciones", incluidos dos españoles.

Avner Shalem, presidente de Yad Vashem, agradeció a la Fundación Príncipe de Asturias la concesión del galardón y subrayó: "Este prestigioso premio internacional reconoce que la memoria del Holocausto -el asesinato sistemático de los judíos que tuvo lugar en el corazón de Europa- tiene un profundo significado para la coexistencia de la familia de naciones, hoy, y a través de los tiempos. El premio nos inspira para continuar nuestros esfuerzos para construir un futuro mejor..., caracterizado por la tolerancia y el respeto mutuo entre todos los pueblos".

En el museo, no obstante, no existen apenas referencias a otras etnias y colectivos -gitanos, homosexuales, comunistas, etcétera- que también fueron exterminados sistemáticamente por el régimen de Hitler. Una portavoz de la institución aseguraba ayer por la mañana: "Se les menciona cuando se habla del ascenso de los nazis al poder... Pero el museo conmemora el Holocausto desde la perspectiva judía y recuerda a los seis millones de judíos muertos y a los supervivientes".

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