Gas y petróleo a cambio de energía nuclear
El presidente francés plantea un nuevo marco estratégico en las relaciones con Argelia y Libia
Jacques Chirac se fue a Marruecos para sus primeras vacaciones tras dejar, en mayo, la presidencia de Francia. Su sucesor, Nicolas Sarkozy, eligió, en julio, a Argelia para su primer viaje fuera de la Unión Europea. Marruecos iba a ser la siguiente etapa, pero el enfado de Rabat por figurar en segundo lugar provocó su cancelación.
Para Sarkozy, como para los anteriores jefes de Estado franceses, el Magreb es una prioridad. Titulado Avicenas, un grupo de diplomáticos franceses le entregó durante la campaña electoral un informe que resaltaba la importancia que revisten para Francia sus antiguas colonias norteafricanas.
"La inversión política, el nivel de la relación económica y la cuantía de la ayuda francesa no parecen estar a la altura de lo que (...) representará el Magreb para nuestra seguridad, nuestra prosperidad y también para la armonía de nuestra construcción nacional en este siglo", reza el documento.
"¿Cómo crecerá el sur del Mediterráneo sin energía nuclear?", se pregunta Sarkozy
El presidente sueña con fusionar alguna empresa francesa con Sonatrach, el mastodonte argelino
El nuevo presidente lo ha tenido en cuenta, pero "sin dar la espalda a Marruecos ha convertido a Argelia en una prioridad", asegura Khadija Mohsen-Finan, responsable del área Magreb en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales. "Marruecos deja de ser el país mimado para ser uno más entre los socios de Francia", añade.
Sarkozy reúne condiciones para estrechar lazos con Argelia. La primera es que, a diferencia de Chirac, no mantiene "relaciones casi de familia", según la expresión que empleó en su día el rey Mohamed VI, con la Casa Real alauí. La segunda es que es el primer presidente francés que, por edad, no estuvo involucrado en la guerra de Argelia en la que su predecesor luchó como voluntario.
Durante la campaña, Sarkozy ya habló de Argelia. Desempolvó un viejo proyecto con el que sueña: el acercamiento o la fusión entre Gaz de France y Sonatrach, el mastodonte argelino de los hidrocarburos. Sonatrach es la mayor empresa africana y su facturación equivale al 43% del PIB de Argelia.
Por ahora, Sonatrach se hace querer. "Las empresas francesas no le han hecho ofertas que contribuyan a su expansión internacional, que tiene un carácter estratégico", afirmó el ministro argelino de Energía, Chakib Khelil, en una entrevista publicada ayer por la revista Pétrole et Gaz Arabes.
Cuando visitó Argel, el 10 de julio, Sarkozy fue más explícito. "Tenemos tanta necesidad de garantizar nuestro abastecimiento de gas para el futuro como Argelia de poder contar con un acceso seguro al mercado francés y europeo", declaró al diario El Khabar. A cambio, añadió, "Francia dispone de tecnología nuclear cuando Argelia está ya pensando en lo que sucederá más allá del petróleo".
"Simplificando un poco, Sarkozy pide a Argelia que le proporcione la energía del presente y se ofrece a suministrarle la energía del futuro a corto plazo, es decir, la nuclear", asegura un diplomático europeo acreditado en el Magreb. Por ahora, Sarkozy no ha suscrito ningún acuerdo, pero en diciembre regresará a Argel para intentar cerrarlos. Argelia posee ya dos pequeños reactores nucleares experimentales en Draria y Ain Usera.
La estabilidad del abastecimiento energético es tanto más importante desde que, a principios de mes, la Agencia Internacional de la Energía publicara un informe alarmante en el que prevé que a partir de 2010 y, sobre todo, de 2012 el mercado del petróleo atravesará una etapa muy difícil.
Dos semanas después de visitar Argel, Sarkozy hizo en Trípoli ofertas similares. Su exitosa mediación para obtener la excarcelación de las enfermeras búlgaras le ha permitido entrar en Libia por la puerta grande. Ambos países firmaron el miércoles, entre otros acuerdos, un memorando sobre cooperación nuclear. Debería desembocar en la construcción por parte de Francia de una central nuclear en Tajoura para la desalinización de las aguas mediterráneas. Areva, una empresa francesa dedicada al uranio, obtendrá también permisos de prospección.
La energía "nuclear es la del futuro", declaró el presidente francés en Trípoli para justificar su iniciativa. "¿Cómo se van a desarrollar los países del sur del Mediterráneo si no les damos la energía del futuro?". "¿Cómo lucharemos contra el fanatismo y el terrorismo si no se desarrollan?".
"El problema es que cuando se introduzca, la energía nuclear creará en la orilla sur dos categorías de países: aquellos que, como Argelia, pueden costeársela, y aquellos que, como Marruecos, apenas podrán usarla", advierte Mohsen-Finan. "Romperá equilibrios".
Para apaciguar el miedo que suscita su acercamiento a un país como Libia, Sarkozy ha sondeado a los magrebíes sobre su disposición a ingresar en un "banco mundial de combustible nuclear que pondría la energía atómica al alcance de las naciones emergentes, pero impediría su uso para fines militares". Si se crea, dependerá de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Aun así, las iniciativas presidenciales provocan recelos. Gernot Erler, el número dos de la diplomacia alemana, lo dejó claro ayer al subrayar que "el riesgo de proliferación aumenta con cada nuevo país que accede a la energía nuclear".
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