El 'anime', objeto de museo

Un experto neurocirujano se ve obligado a elegir entre operar a un alcalde o a un niño. Opta por intervenir primero al menor, lo que le lleva a enfrentarse a la dirección del hospital y a convertirse en sospechoso de una serie de terroríficos asesinatos. Es el argumento de Monster, una película de animación japonesa que se acaba de estrenar en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) dentro del ciclo titulado Sobre monstruos y otras criaturas. Basado en un popular manga (cómic japonés) de Naoki Urasawa, el filme de Kojima forma parte de la quinta edición del Encuentro con el anime, titulada Sobre monstruos y otras criaturas.

El propósito es divulgar los dibujos animados japoneses basados a menudo en los mangas o cómics y abrir el museo a un público más joven. "Los museos no deben ser espacios fríos; sólo para la exhibición de cosas canónicas o lo que académicamente se considera canónico; debe ofrecer también las expresiones más contemporáneas que el cuerpo social ha hecho suyas", apunta Juan Zapater, el coordinador del encuentro, junto a Blanca Oria. Muchos críticos no habían visto el filme animado El viaje de Chihiro, de Miyazaki, cuando el jurado anunció que ganaba, ex-aequo con Domingo sangriento, el Oso de Oro del Festival de Berlín en 2002. Al año siguiente, ganó un Oscar. "Cada vez hay menos prejuicios", apostilla el experto y crítico de cine.

El 'anime' y el videojuego ejercen una influencia creciente en la creación artística y en

La estética del anime y del videojuego también ejerce un creciente influencia sobre las creaciones artísticas más actuales, que incorporan referentes del mundo del manga, creando un lenguaje icónico y estético propio. El caso de la artista Mariko Mori (distinguida en la Bienal de Venecia) es emblemático, pero hay muchos otros, apunta Zapater. Además, el anime y el manga aportan una tendencia de la moda entre las adolescentes, principalmente, que gustan de vestirse como heroínas de cómic y de película en un denominado juego de disfraces o cosplay (del inglés costume play).

La cibercultura, la fascinación por la velocidad, el retrofuturismo (historias del futuro con estética victoriana o del pasado) y las nuevas tecnologías son la materia y el soporte de novedosas creaciones. Un contexto en el que se inscriben algunas manifestaciones del anime. Y, sin embargo, la animación japonesa, con sus trazos simples y expresiones exageradas característicos, bebe de una tradición nipona que se remonta a la pintura narrativa y enrollada del siglo XII, según indican algunos estudiosos.

Pero todo se recicla, se mezcla y se retroalimenta. Así sucede también con el anime, el manga y el videojuego. En el ciclo de 10 películas y dos series que el IVAM ha programado hasta el 20 de mayo -de viernes a domingo-, acompañado por mesas redondas, se puede apreciar que buena parte de los relatos contiene "referentes mitológicos y culturales plenamente occidentales, con guiños al antiguo testamento y referencias bíblicas muy ajenas a la cultura y religión japonesas", explica el coordinador. "Todos los creadores miran a todos lados y se nutren de todo", concluye Zapater. Sobre todo cuando el mercado es global y la animación japonesa tiene una gran acogida en países occidentales como EE UU y en Francia, puertas de entrada del este cine típicamente japonés.

XXXHolic, de Mizhushima; Blood, de Kitakubo; o Nuevo Puño de la Estrella del Norte, de Watanabe; o Ergo Proxy, de Murase, son títulos del ciclo de anime, un género que raramente encuentra salas comerciales en España para su estreno.