Pequeño curso de animación nipona
Pistas para entender un formato que vino de Oriente
- Génesis. El término anime procede de la abreviación del inglés animation (animación). Según la enciclopedia virtual de los dibujos animados AniDB, la biblia del género, se trata de "un filme animado producido por un estudio japonés y dirigido al público nipón".
El origen hay que rastrearlo en el Japón de principios del siglo XX.
- El padre de la criatura. Osamu Tezuka (Osaka, 1928-1989) es al anime lo que Orson Welles al cine. Inventó los ojos exageradamente grandes de los personajes que pueblan el género. Un rasgo que tomó prestado de la figura estadounidense Betty Boop.
- No es sólo cosa de niños. Las tramas son complejas, la relación entre los personajes, intrincada y la muerte es uno de sus temas favoritos. Muchos beben de la mitología nórdica (Capitán Harlock). Las series infantiles se denominan kodomo; las adultas, seinen. Dos de las variedades más importadas a occidente son el hentai (pornográfico) y el ecchi (erótico con notas de humor).
- La Segunda Guerra Mundial. Las bombas atómicas que asolaron Hiroshima y Nagasaki en 1945 dotaron al ánime de un tono nostálgico y oscuro. Evangelium y Akira, dos clásicos, se basan en esa catástrofe.
- Terminología. Los seguidores del anime responden al nombre de otakus. Para sobrevivir a una conversación con estos expertos, se debe diferenciar entre shoojo (para el público femenino) y shoonen (para el masculino), y seguir la serie Death Note, premiado el mes pasado en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas.
- El desembarco en España. Las cadenas autonómicas popularizaron el anime en los noventa con Dragon Ball Z. Pero la primera en incluir el género en su programación, fue
TV1. Kimba, el león blanco de Osamu Tezuka se empezó a emitir en 1969.
Babelia
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