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Reportaje:El drama de la inmigración

Londres y París miran para otro lado

Los Gobiernos británico y francés rechazan construir un centro de acogida en Calais por temor a atraer más refugiados

Ana Carbajosa

Los planes de la alcaldía de Calais, en el norte de Francia, para instalar un centro de asistencia para inmigrantes han vuelto a poner los pelos de punta a los británicos, que sostienen que cualquier dispositivo de asistencia animará a indocumentados de medio mundo a llegar hasta las costas francesas para dar el salto hasta el Reino Unido. El Gobierno francés tampoco está por la labor. La semana pasada, el ministro del Interior británico, John Reid, y su homólogo francés, François Baroin, dejaron claro tras una reunión que no permitirán que se construya ningún centro que haga la vida más fácil a los que tratan de alcanzar las costas británicas desde Calais, según confirmaron ayer fuentes diplomáticas de ambos países.

Desde el cierre de Sangatte se ha reducido un 88% la llegada de 'sin papeles' a la isla
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En 2002, el ahora presidenciable Nicolas Sarkozy escuchó las quejas de los británicos y cerró a cal y canto Sangatte, el centro que albergaba a más de un millar de inmigrantes y que las reyertas entre grupos rivales y traficantes de hombres convirtieron en un polvorín. Sarkozy asegura que el cierre de Sangatte ha solucionado el problema y que hoy apenas llegan inmigrantes a Calais. Pero la realidad no le da la razón. Cientos de desesperados esperan su oportunidad al otro lado del canal de la Mancha, durmiendo durante meses a la intemperie. No tienen miedo y se pegan a los bajos de los camiones o se esconden en las cámaras frigoríficas de los vehículos, y así cruzan al otro lado. Quieren llegar al Reino Unido, porque creen que allí es más fácil obtener el estatuto de refugiado político, porque saben que pueden encontrar trabajo en la economía sumergida y porque muchos tienen a parte de su familia asentada en el país. Además, la mayoría hablan inglés y en Francia se sienten perdidos.

El Ayuntamiento de Calais quiere instalar unas cabinas con retretes y duchas y un dispensario con comida para que las ONG puedan atender a los aspirantes a refugiados políticos. Unos planes que los británicos han bautizado como Sangatte II y de los que no quieren ni oír hablar. El diputado conservador británico Richard Ashworth le ha enviado una carta a Sarkozy para pedirle que deje clara la posición francesa. "Dicen que el nuevo centro no será un nuevo Sangatte, pero hagan lo que hagan, siempre servirá de imán para que vengan más", dice.

"Los británicos nos acusan de animar a los inmigrantes para que crucen el canal, pero al final somos los franceses los que protegemos sus fronteras", se queja Bernard Barron, portavoz del Ayuntamiento de Calais. "Esto no va ser un Sangatte bis. El verdadero efecto llamada lo crean ellos, permitiendo el trabajo clandestino. Mientras haya pobreza, la gente seguirá viajando Reino Unido".

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En el Ministerio del Interior británico aseguran que se han reforzado los controles a los camiones en el puerto de Dover, a los que se les somete a sensores que detectan el latido del corazón y al olfateo de perros entrenados para identificar cuerpos. Dicen también que desde el cierre de Sangatte se ha reducido en un 88% la llegada de sin papeles a la isla. Pero los camioneros no tienen la misma opinión. Creen que cada vez más muchachos se aventuran a colarse en sus camiones, como explica Santi Martínez, un camionero murciano que desde hace seis años transporta fruta triturada hasta el Reino Unido. "Esto es un desastre. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

En la imagen superior, una trabajadora social reparte alimentos en un muelle de Calais. En la siguiente, el iraní Amid, de 14 años, junto a su tienda en uno de los campamentos de los <i>sin papeles.</i> En la fotografía inferior, varios inmigrantes pugnan por subir a una furgoneta que les llevará a las duchas de una organización cristiana.
En la imagen superior, una trabajadora social reparte alimentos en un muelle de Calais. En la siguiente, el iraní Amid, de 14 años, junto a su tienda en uno de los campamentos de los sin papeles. En la fotografía inferior, varios inmigrantes pugnan por subir a una furgoneta que les llevará a las duchas de una organización cristiana.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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