"No me imaginaba 'Soldados de Salamina' en clave naturalista"
El director Joan Ollé (Barcelona, 1955) estrena el miércoles en el teatro Romea de Barcelona la adaptación teatral de la novela de Javier Cercas Soldados de Salamina, que recalará en el Centro Cultural de la Villa de Madrid a partir del 18 de mayo. La obra está interpretada por ocho actores encabezados por Lluís Marco (Sánchez Mazas), Gonzalo Cunill (Cercas) y Carlos Álvarez-Novoa (Miralles). Autor de la versión junto con Julie Sermon, Ollé se declara consciente de los riesgos de enfrentarse a un fenómeno literario.
Pregunta. ¿Qué le sedujo de Soldados de Salamina?
Respuesta. Me fascinó la calidad de la escritura, la mezcla maliciosa entre realidad y ficción, el juego de pistas falsas encaminando el interés hacia el falangista Sánchez Mazas para decirte después que la figura no es él, sino Miralles, el militar republicano.
P. Dice que lloró leyendo el libro.
R. Confieso que soy muy llorón, y lloré tras leer las últimas páginas, porque la novela me hizo sentir parte de una memoria, de una colectividad.
P. ¿En ningún momento le ha paralizado el éxito de la novela?
R. No. Soy muy tozudo. Hemos oído muchas veces aquello de "me gustó más la novela", soy consciente de ello y con eso desmiento a quienes puedan pensar que persigo el best seller. Sé que, por bien o mal que lo haga, se perderá por el camino la hipnosis entre escritura y lectura. En cambio, me animó a hacerla el hecho de que la lectura es un hecho individual, y a veces está bien compartir algunos asuntos en colectividad.
P. ¿Cómo ha hecho la adaptación?
R. Con Julie Sermon tuvimos claro desde el principio que queríamos adaptar la novela, no el argumento. Salvo dos definiciones del diccionario, no hemos añadido ni una sola palabra.
P. ¿Cercas les dio total libertad para trabajar?
R. Total a partir del momento en que le dijimos por dónde íbamos. Siguió el proceso de escritura y ha venido a dos ensayos.
P. ¿Han respetado las tres partes del libro?
R. Sí. La primera la hemos trasladado al escenario con una parte coral de frases voluntariamente inconexas, que son las imprescindibles para explicar la novela. Es como recuperar psicofonías del pasado, dichas por un grupo de cinco actores cara al público. La segunda parte es una confesión pública de Sánchez Mazas, como si volver de la muerte le diera la capacidad de hablar de sí mismo en términos objetivos. La tercera parte es el encuentro entre Cercas y el militar republicano en un geriátrico de Dijon. Es decir, que usamos las tres fórmulas de la tragedia griega: el coro, el monólogo y el diálogo.
P. ¿Cuál es la proporción entre palabra y acción en el montaje?
R. Se vehicula mucha palabra desde una cuasi quietud. En absoluto me imaginaba la obra en clave naturalista. Supongo que es un teatro que persigo, el basado en la palabra sin demasiados ingredientes añadidos.
P. Podría decirse que la banda sonora de la novela es el bolero Suspiros de España, y en cierto modo también lo es del montaje teatral.
R. Pedí versiones a varios amigos, a Xavier Albertí, Lluís Cartes y Joan Manuel Serrat, que nos ha hecho un regalo: cantar una versión a capella.
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