El autor y su intérprete

Javier Cercas observa con "la natural ilusión" la llegada de su Soldados de Salamina al escenario. "No obstante, mi planteamiento es el mismo que tuve con la película: en el momento en que el libro se publica ya no es del autor, sino del lector, de la persona que toma la historia y la hace suya, la interpreta". Cercas recuerda que cada lector lee a su manera y haciéndolo modifica la novela. "Si eso es así en la lectura, con más motivo cuando la historia cambia de formato, como al pasar al cine o al teatro". El escritor señala que con Ollé ha sido como con David Trueba: "Yo he puesto la partitura y ellos la han interpretado, haciendo lo que han querido hacer, que es la única manera de que salga algo bueno".

"La película y la obra de teatro, siendo muy fieles a la novela, sin embargo, no se parecen en nada entre ellas", continúa. "Seguramente lo que más va a sorprender va a ser el Rafael Sánchez Mazas teatral; en la película el personaje interpretado por Ramon Fontseré aparecía con cuentagotas, mientras que en la obra de teatro, donde está encarnado por el actor Lluís Marco, que está formidable, tiene un papel enorme".

Destaca el novelista "el amor de Ollé por el texto, que se nota y que yo le agradezco mucho". Con todo, "se trata de una interpretación determinada y muy peculiar de mi libro, que nadie espere una historia convencional; incluso si no estuviera tan denostada la palabra diría que se trata de un montaje experimental".

El escritor recuerda, sin embargo, que "aunque eso se suele olvidar después de leída, y sobre todo por el éxito que tuvo, la novela también era rara, una mezcla extraña, un engendro en el que se fusionaban narrativa, crónica periodística y ensayo".

Cercas no tiene contacto con el mundo del teatro -más allá de que es la profesión de su mujer-. "Del teatro pienso lo mismo que de la poesía, que hacerlo es muy fácil, pero hacerlo bien es lo más difícil del mundo".