Los métodos de Bush-Cheney, al desnudo

"Lanzaron una campaña de desprestigio contra mí por haber dicho la verdad, por acusar a la Administración Bush de engañar a la opinión pública exagerando la amenaza que suponía Sadam Husein. Y no vacilaron en revelar el nombre de mi mujer, la agente de la CIA Valerie Plame, para sus planes. Los hombres de Cheney no están por encima de la ley", dijo ayer a EL PAÍS el ex diplomático Joe Wilson. "El juicio y el jurado han demostrado que ha sido el sistema judicial de EE UU y no la prensa la que ha destapado la carencia total de escrúpulos de Bush y Cheney", añadió nada más conocer el veredicto.

¿Seguirá investigando el fiscal hasta atrapar a Cheney? Fue Patrick Fitzgerald quien en su alegato señaló que el caso arrojaba "una nube sobre la Casa Blanca". Ayer precisó que no piensa seguir acusando.

Uno de los 11 miembros del jurado explicó las deliberaciones durante casi 10 sesiones. Dennis Colins, ex periodista, dijo que se había planteado por qué razón Karl Rove, el asesor de Bush; el número dos del Departamento de Estado, Richard Armitage, y el responsable de medios de comunicación de Bush, Ari Fleischer, no habían sido acusados.

"Bush debió haber declarado como testigo", añadió Colins. El jurado, explicó, se limitó a decidir sobre dos hechos: ¿Mintió Libby al Gran Jurado? ¿Mintió al FBI durante la investigación? El fiscal eligió cazar a Libby por falso testimonio y obstrucción a la justicia, en el proceso de investigación sobre cómo montó la Casa Blanca una campaña contra Wilson filtrando el nombre de Plame. Wilson acusó, en julio de 2003, a Bush de manipular. ¿Por qué lo sabía? Porque viajó por cuenta de la CIA a Níger en febrero de 2002 para averiguar si Irak estaba buscando armas atómicas. La oficina de Cheney montó la campaña, tras la acusación de Wilson, de que había sido su mujer quien había enviado a Wilson a investigar. Libby fue el brazo ejecutor de Cheney en la intoxicación de los medios de comunicación.