Cuba y Venezuela preparan el banquillo para Posada Carriles
EE UU tiene hasta el jueves para decidir si juzga o extradita al anticastrista
La revolución cubana persigue a Luis Posada Carriles desde que le encontrara culpable de haber preparado el atentado del seis de octubre de 1976 contra un avión que cubría la ruta Caracas-La Habana con 73 pasajeros a bordo. Murieron todos, incluido el equipo juvenil de esgrima, al detonarse una bomba en pleno vuelo, frente a las costas de Barbados.
El anticastrista cubano Posada Carriles, afecto a la dinamita desde que la CIA le adiestrara en su uso durante los años de la Guerra Fría, escapó de la prisión venezolana donde entonces esperaba sentencia como autor intelectual de una voladura ejecutada por dos cómplices. Detenido en 2005 por entrada ilegal en Estados Unidos, procedente de México, los Gobiernos de Cuba y Venezuela han pedido su extradición para juzgarle por 73 homicidios en primer grado; reclaman de la justicia norteamericana que le imputen delitos de terrorismo, no sólo falso testimonio, ante las autoridades migratorias para adquirir la ciudadanía estadounidense.
Washington ha intentado que varios países den asilo al presunto terrorista
La ofensiva política y diplomática de Cuba contra Posada Carriles, de 78 años, a quien hace pocos meses Washington trató de colocar, sin conseguirlo, en Canadá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y México, sólo es comparable a la desplegada a diario para apoyar a los cinco cubanos presos en EE UU desde el año 1998, con cargos de espionaje.
La argumentación de los discursos, marchas y movilizaciones en La Habana ha sido ésta: la administración de Bush y la ultraderecha del exilio de Miami protegen a Posada Carriles. El presidente Hugo Chávez fue más allá: amagó con cerrar la embajada norteamericana en Caracas si el detenido no es procesado por terrorismo o extraditado. "Ha llegado la hora de la verdad", señala la cancillería cubana. "Veremos ahora qué hace el presidente que se nombró a sí mismo líder mundial de la lucha contra el terrorismo".
Hace dos semanas, Gilberto Abascal, testigo contra el detenido por falsedad migratoria, encontró una bomba lapa en los bajos de su vehículo. Las declaraciones de Abascal, acogido al programa de protección de testigos del FBI, sirvieron también para detener en noviembre a dos anticastristas con un arsenal de fusiles, granadas y munición.
Posada Carriles ha sido acusado de estar detrás de la campaña de bombas de 1997 contra centros turísticos de La Habana. Fue capturado en Panamá por su implicación en el fallido asesinato de Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana de 2000 en Panamá, y amnistiado por la presidenta Mireya Moscoso, poco antes de abandonar el cargo. El próximo jueves termina el plazo de las autoridades norteamericanas para justificar ante un juez su detención indefinida. Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) imputó a Washington la violación del acuerdo sobre seguridad en la aviación civil, firmado en Montreal en 1971, por el que los Estados se comprometieron a acusar y procesar o extraditar a toda persona involucrados en actos de terrorismo.
Luis Posada secundó activamente a las dictaduras centroamericanas y suramericanas de los setenta, y se le implica en narcotráfico y contrabando de armas. "La CIA nos lo enseñó todo... todo. Cómo matar, hacer bombas... nos entrenaron en actos de sabotaje" declaró, hace ocho años, a The New York Times. Nacido en Cuba, pero nacionalizado venezolano, no parece arrepentido. "Castro no cambiará nunca, jamás. Nuestro trabajo es proveer inspiración y explosivos al pueblo cubano".
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