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El PSOE y el Instituto de la Mujer piden a Burger King que retire la campaña "Come como un hombre"

Daniel Verdú

Cuando el hombre descubre que en su plato sólo hay algo parecido a una ensalada se levanta y empieza a cantar: "Soy un hombre, rugiré... Me muero de hambre para este pasto de animal. Ahora mismo iré a buscar un doble whopper, ¡hombre está genial!". Así comienza el minuto y medio de anuncio musical de la nueva campaña de Burger King para promocionar su doble whopper.

El lema de la campaña es "Come como un hombre". Frase con la que se reivindica, en clave humorística, el derecho de los varones a alimentarse como manda el canon del Fast Food. O sea, en este caso, con 820 calorías y 51 gramos de grasa. El equivalente a ocho huevos fritos, pero empaquetados en una caja de cartón.

Durante el recorrido que se realiza por las calles de algo parecido a Nueva York se muestran pancartas en las que se puede leer "Soy un hombre". Mega hamburguesa hipercalórica en mano, al sujeto que canta se le van uniendo los más machotes que encuentra a su paso. Todos desprecian la comida ligera, los canapés y todo lo que no llena el buche como el whopper.

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Al final del recorrido, la masa hambrienta no logra retener la mezcla de rabia e hiperactividad que les provoca la ingesta de comida saludable, y tira una Chrysler Voyager por un puente. Su propietario, lejos de indignarse, se une a la pandilla de la hamburguesa al grito de "no soy un pringao".

"Nos parece, en primer lugar, denigrante para el hombre. La mayoría de denuncias que hemos recibido son de ellos", explica Rosa Peris, directora general del Instituto de la Mujer. "Luego, atenta contra la salud despreciando la comida sana y es claramente violento". El Instituto de la Mujer pedirá a la marca de comida rápida que retire el anuncio.

En el PSOE tampoco ha gustado la campaña. "La secretaria federal de Igualdad, Maribel Montaño, reclamó que se retire el nuevo anuncio por mostrar "una imagen cavernícola de los hombres" y "hacer un flaco favor en pro de la igualdad". "Los hombres de este país deberían sentirse ofendidos y protestar enérgicamente por la imagen que de ellos se proyecta", dijo. ¿Quizá al grito de no soy un pringao?

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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