Irán acelera su carrera nuclear
Teherán aprovecha el desacuerdo de las grandes potencias para impulsar sus planes atómicos
El ultimátum del Consejo de Seguridad a Irán concluyó el pasado 31 de agosto. Desde entonces, sus cinco miembros permanentes (EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) más Alemania han sido incapaces de coordinar una respuesta unánime para frenar el desarrollo nuclear iraní. Se trata de un tanto a favor de la República Islámica, que en el último año ha logrado aumentar, lentamente pero con firmeza, su capacidad atómica pese a los recelos internacionales. Ayer mismo, Teherán declaró que sigue adelante con el reactor de agua pesada de Arak, "con o sin la ayuda del OIEA".
El anuncio del responsable de la Agencia de la Energía Atómica de Irán, Gholamreza Aghazadeh, no constituye una novedad. La construcción del reactor de agua pesada de Arak (al suroeste de Teherán) se inició en 2003 y no está previsto que concluya hasta dentro de tres años. Pero el momento de la declaración es significativo. Los próximos jueves y viernes está convocada la reunión trimestral de la junta de gobernadores del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), lo que vuelve a centrar la atención en Irán,
El informe que discutirá el OIEA, y que ya fue filtrado a la prensa esta semana, confirma que Irán ha seguido adelante con sus esfuerzos para purificar uranio (con la puesta en marcha de una segunda cascada de 164 centrifugadoras, como comunicó el pasado octubre), mientras continúa sin responder a algunas preguntas clave sobre su programa. Entre ellas, el texto menciona que no ha permitido pleno acceso a los datos necesarios para confirmar sus alegaciones del pasado junio de que ha enriquecido uranio al 5%, el nivel requerido para el combustible nuclear.
Pero como dijo el propio presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en una conferencia de prensa el pasado martes, "ese asunto ya está superado". Ahmadineyad sorprendió a propios y extraños al anunciar que el objetivo último es disponer de 60.000 centrifugadoras. "Estamos al principio de una ola", declaró según la agencia oficial de noticias, IRNA. Antes de que acabara su comparecencia, el propio presidente matizó sus palabras al reconocer que "aún queda un largo camino hasta alcanzar las 60.000".
Hasta ahora, los responsables iraníes habían hablado de planes para instalar 3.000 centrifugadoras en la planta de Natanz antes de fin de marzo de 2007, cuando concluye el año persa. Ése es el umbral que los expertos fijan para pasar de la investigación a la producción industrial de combustible nuclear.
"Los iraníes lo están haciendo muy bien", reconoce un diplomático europeo. "Hace un año, la comunidad internacional no quería ni oír hablar de la puesta en marcha de las centrifugadoras; ahora lo que se está discutiendo es cuántas se le van a permitir. E incluso la troika europea se halla dividida al respecto. La frontera está entre la investigación y la producción industrial. Los iraníes parecen dispuestos a sacrificar esta última porque aún están muy lejos".
A pesar de que Irán insiste en sus objetivos pacíficos, Estados Unidos y la Unión Europea están convencidos de que su empeño por enriquecer uranio oculta el objetivo de hacerse con armas nucleares. Por eso desde que concluyera el ultimátum del Consejo de Seguridad, tratan de impulsar una resolución que prohíba facilitar a Irán equipos, tecnología o financiación que ayuden a su programa nuclear o de misiles balísticos. Sin embargo, Rusia y China, para quienes Irán es un valioso socio comercial, se muestran reticentes y han presentado enmiendas que descafeinan el proyecto de sanciones.
"La adopción de cualquier resolución, incluso con las modificaciones introducidas por Rusia, significa un cambio de dirección y el final de la vía negociadora", ha advertido el jefe negociador iraní, Alí Lariyani.
Ahmadineyad aseguró el martes que Irán se ha preparado para afrontar posibles sanciones. "Aún no se ha decidido nada contra Irán, pero estamos preparados para cualquier contingencia", aseguró convencido de que "al final, el ganador será quien se mantenga más firme". Sin embargo, en algunos sectores ha empezado a cundir la preocupación.
"En mi opinión, el triunfo demócrata nos perjudica porque antes teníamos la seguridad de que Bush no iba a lograr un consenso [en nuestra contra]; sin embargo ahora, si se produce el giro político que predicen los analistas, existe la posibilidad de que logre el respaldo internacional que busca", afirma un diplomático iraní próximo a los reformistas.
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