El presidente argentino despide al dirigente de los piqueteros
La crisis provocada entre Argentina e Irán por la petición de extradición del ex presidente iraní Alí Rafsanjani como inductor de un atentado antisemita que en 1994 causó 85 muertos en Buenos Aires se ha cobrado su primera víctima política. El presidente argentino, Néstor Kirchner, se ha deshecho de Luis D'Elía, uno de sus más fieles colaboradores. El funcionario había participado en una manifestación de apoyo a Irán y había acusado a la justicia argentina de sucumbir a las presiones de EE UU e Israel para pedir la extradición del ex mandatario iraní. Mientras, Teherán anunció el procesamiento del fiscal y del juez argentino que han investigado el atentado, a los que acusa de "corruptos".
D'Elía, que compatibilizaba el cargo oficial de subsecretario de Tierras con el de líder de la Federación por la Tierra y la Vivienda, es un dirigente piquetero caracterizado por las acciones extremas en apoyo de las tesis de Kirchner en las disputas que el mandatario ha sostenido con diversos sectores sociales. Desde la oposición se ha denunciado en repetidas ocasiones que al darle un cargo oficial, el presidente estaba institucionalizando la figura de los piqueteros y atrayendo a su favor a un sector importante de este movimiento.
Pero la radicalización de las últimas actuaciones de D'Elia había creado un profundo malestar en sectores cercanos al presidente, que consideraban que el líder piquetero -una de cuyas acciones más conocidas fue el asalto a una comisaría de policía en el barrio porteño de la Boca en 2004- había quedado fuera de control. Hace tres meses D'Elía protagonizó la invasión de fincas privadas y anunció que lucharía por la reforma agraria. Cuando en octubre el periodista Joaquín Morales Solá, crítico del Gobierno, fue amenazado de muerte, D'Elía lo acusó de complicidad con el gobernador de Tucumán durante la dictadura.
La gota que ha colmado el vaso ha sido el cuestionamiento de la justicia argentina en una decisión que cuenta con el respaldo de la Casa Rosada, una de cuyas prioridades desde la llegada de Kirchner al poder es el esclarecimiento del atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA). El peor de la historia argentina.
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