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Premios Príncipe de Asturias 2006

Un alegato a favor de los desplazados

El Príncipe resalta la solidaridad y el compromiso que han hecho crecer los galardones en 25 años

Son tan necesarios como maduros, tan comprometidos con la paz, el sacrificio, la excelencia y el ejemplo, como prestigiosos y reconocidos a nivel internacional. Según don Felipe de Borbón, los Premios Príncipe de Asturias, que se entregaron ayer en Oviedo, con 25 años de trayectoria, encaran el futuro "como una hermosa aventura que echó a andar, como Don Quijote cuando salió a las tierras luminosas y austeras de La Mancha, para hacer posibles los más nobles ideales". Lo dijo tras entregar y ensalzar las virtudes de unos premios y premiados en cuyos discursos sonaron más que nunca palabras que resaltaban el esfuerzo conjunto y la solidaridad, tanto en el deporte, con la selección española de baloncesto, como en la ayuda a los desplazados de la Tierra.

Los que mejor y con más arte sonreían ante los fotógrafos fueron Almodóvar y Penélope
La selección de baloncesto entregó el dinero del premio, 50.000 euros, a Unicef
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No todos eran estrellas de cine, pero a juzgar por cómo paseaban a lo largo de la alfombra azul que conducía a la entrada del teatro Campoamor de Oviedo, lo parecían. Los que mejor saludaban al público y a las hordas de gaiteros que les arropaban, los que mejor y con más arte sonreían ante los fotógrafos fueron, cómo no, Pedro Almodóvar y Penélope Cruz. Y, por supuesto, el fascinante Paul Auster, con su elegancia garycooperiana. Pero no desmerecieron los demás. Ni los largos y desgarbados triunfadores del Mundial de baloncesto en Tokio, ni la tímida frescura del científico Juan Ignacio Cirac, ni la misteriosa sensación de seres humanos con experiencias límite que transmiten los reporteros de National Geographic. Tampoco la voluntariosa voz irlandesa y castellana, enviciada en Machado, de Mary Robinson, y mucho menos los grandes filántropos William H. y Mimi Gates, padres de Bill, el rey de la informática, al igual que Ann M. Veneman, representante de la más noble de las luchas por la infancia que desarrolla Unicef.

Todos ellos tuvieron ayer su día de gloria, su justo reconocimiento, su premio. Lo recogieron en orden y en una ceremonia que duró hora y media. Triunfaron mucho los deportistas, esos 13 caballeros del esfuerzo conjunto que hicieron feliz a España este verano y que se acordaron de sus tres premiados ausentes -a los que sus equipos en la NBA no dejaron viajar-: Garbajosa, Calderón y Sergio Rodríguez, cuyo nombre estuvo presente cuando sus compañeros desplegaron las camisetas con sus dorsales. La selección entregó el dinero del premio -50.000 euros- a Unicef.

Pero también hubo cantos a la soledad, que no tienen porqué dejar de ser hermosos, como el que hizo Paul Auster en su brillante y esquemático discurso. "No sé por qué me dedico a esto", empezaba el autor de Mr. Vertigo. Buena afirmación a modo de pregunta. Pero mejor aún fueron las respuestas que fue desgranando para redondear su bella paradoja. Este enviciado contador de historias sostiene que la novela es un lugar de encuentro. Se crea en soledad, pero se crea para acompañarla. "Es el único lugar del mundo donde dos extraños, escritor y lector, pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad".

Tras las palabras del escritor, se entregaron los premios. Cada uno se acercaba a la mesa presidencial donde se encontraban los príncipes de Asturias, con doña Letizia, vestida de rosa palo y muy sonriente toda la ceremonia, y que ayer mismo se fue a Madrid junto a la reina Sofía. Les acompañaban a su lado el presidente de la Fundación Premios Príncipe de Asturias, José Ramón Álvarez Rendueles, y el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces.

Después, también intervinieron William H. Gates, Mary Robinson y Ann M. Veneman.

Gates alabó la labor de España en la lucha contra las más fatídicas enfermedades erradicadas en países desarrollados pero que en África matan a 2.000 niños al día, como la malaria. Robinson, ex presidenta de Irlanda y la primera mujer que recibe el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, puso el acento en el fenómeno de la inmigración como "rostro humano de la globalización". Aunque lo que dolió a algunos sectores conservadores del público fue la mención de la palabra "negociación" al referirse de forma tangencial a dos países, Irlanda y España, que han elegido "ese camino para buscar la paz". Y finalmente Veneman, representante de Unicef, habló de la labor de esta organización a lo largo de 60 años y puso los pelos de punta con datos sobre la mortalidad infantil en los países subdesarrollados: "Diez millones de niños al año mueren por causas que se pueden evitar. Cada minuto, nueve personas se contagian de sida y uno de ellos, como mínimo, es menor de 15 años". También relató casos escalofriantes que ayudaron a poner rostro a la brutalidad: "He hablado con una huérfana de 12 años en el Congo que fue brutalmente violada por cuatro hombres en una zona donde esa agresión sirve como arma de guerra y con jóvenes rumanas obligadas a prostituirse por traficantes de sexo...".

Don Felipe pronunció un discurso con mucha menor carga política que el de la anterior edición, cuando hizo una defensa a ultranza de la Constitución en mitad de las negociaciones por el nuevo Estatuto catalán. Esta vez se le notaba con los ojos puestos en el futuro y esperanzado en su nuevo papel de padre. Tras elogiar a todos los galardonados en sus distintas facetas, el Príncipe aseguró: "La Princesa y yo vivimos felices al pensar que transmitiremos a nuestros hijos ese inmenso caudal de emociones y enseñanzas, todo este emotivo patrimonio de imborrables recuerdos. Porque queremos que así crezcan en sus corazones la esperanza, el anhelo de un mundo más justo, la búsqueda incansable y comprometida de una humanidad de hombres y mujeres libres".

Los premiados e invitados salieron entre las gaitas a las ocho de la tarde. Las aceras estaban repletas de asturianos entregados a uno de los grandes días de la región, una de sus fiestas mayores. Parecían felices. La calle despedía un irreal y reconfortante olor a churro, castaña asada y algodón de azúcar.

GALARDONADOS

Artes: Pedro Almodóvar

Letras: Paul Auster

Ciencias Sociales: Mary Robinson

Comunicación y Humanidades: National Geographic Society

Concordia: Unicef

Cooperación Internacional: Fundación Bill y Melinda Gates

Deportes: Selección española de baloncesto 2006

Investigación Científica y Técnica: Juan Ignacio Cirac

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