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Reportaje:Premios Príncipe de Asturias 2006

Fabes y tocino de cielo para una comida real

Galardonados e invitados participan en un almuerzo multitudinario con los príncipes de Asturias

Fue un goteo constante el de la llegada de invitados ayer a Oviedo para la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Hay dos escenarios: el teatro Campoamor, donde tiene lugar el acto por la tarde, y el hotel Reconquista, donde los Príncipes ofrecen su recepción matutina, con almuerzo multitudinario incluido, a galardonados e invitados llegados de todas partes.

Triunfaron como cada año las fabes, muy tiernas y sabrosas, el pixin (rape) en su punto, según el catedrático Andrés Amorós, y los postres (tocino de cielo, sobre todo), que los jugadores de la selección española de baloncesto, con los hermanos Gasol sacándole la cabeza a Su Alteza -son de los pocos premiados que le ganan en centímetros-, agarraban a pares y triples.

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El Príncipe saludaba a los invitados mientras degustaba delicias de hojaldre, cerca de su madre, la Reina. Antes había entregado, a las 12.30, acompañado de doña Letizia, vestida de rojo y negro, las insignias a los premiados, que Paul Auster y Pedro Almodóvar apenas lograban colocarse en la solapa. Ambos, como el científico Juan Ignacio Cirac, acudieron acompañados de familia. Auster, con su esposa, la escritora Siri Hustvedt, y su hija, la cantante y actriz, Sophie; el cineasta, con su hermano Agustín; y Cirac con su esposa y tres hijos, Alicia, Sofía y Lorenzo, que mataban el tiempo de espera jugando y colocándose narices rojas circenses.

Hubo representación del mundo del deporte, como el presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, muy aplaudido en la entrada; de la ciencia, como el antropólogo Juan Luis Arsuaga; de las finanzas y la empresa, entre los que llamaban la atención más las mujeres que los hombres, con Alicia Koplowitz y Amparo Moraleda, responsable de IBM España, al frente. Escritores y miembros de la Real Academia Española, como Víctor García de la Concha o Carmen Iglesias, también se dejaron ver.

La política estuvo nutrida. Aparecieron desde Manuel Fraga a José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, para acompañar a su manchego sideral, Pedro Almodóvar, que también pudo presumir de una bellísima Penélope Cruz del brazo. Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado, también recibió a su vecino Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria. Carmen Alborch lucía su nueva candidatura a la alcaldía de Valencia con el esplendor mediterráneo de siempre y lamentaba que, en Madrid, los de su partido todavía estén esperando a Godot, que no llega.

Dicen que Bill Gates y su esposa Melinda tampoco habían llegado, pero cualquiera lo diría a juzgar por la cantidad de veces que aparecían en las pantallas gigantes disculpándose por no haber asistido y anunciándonos que ahí mandaba a su padre, el viejo William, y a su madre, Mimi, que para el caso es lo mismo en la gran familia Microsoft.

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