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Un bachillerato que pese menos

La idea de dividir en tres cursos la secundaria superior se abre paso en la comunidad educativa

Carmen Morán Breña

Ya hace algunos años que el sindicato UGT viene proponiendo un bachillerato que divida en tres años la carga académica en lugar de los dos actuales. Lo plantean para aquellos alumnos que tienen dificultades para completar esa etapa, de forma que no abandonen los estudios y puedan disponer del título al final. Esa propuesta la ha hecho suya hace un mes la Generalitat de Cataluña en un documento en el que se abordan los problemas de la secundaria no obligatoria, y ahora UGT quiere que se contemple en todas las comunidades, una idea que no incomoda en el Ministerio de Educación. "La Ley Orgánica de Educación establece un margen de autonomía, tanto para los centros educativos como para las comunidades autónomas, que les permite experimentar con los planes educativos y organizarse del mejor modo posible, por tanto, si no se alteran las condiciones para la obtención del título, es decir, si las materias que se estudian son las mismas, no habría problema para ello", explica el secretario general de Educación, Alejandro Tiana. Y añade: "Si se modifican las condiciones para la obtención del título, el ministerio tendría que autorizarlo, pero las comunidades podrían solicitarlo. Creo que hay elementos para discutirlo".

Los estudiantes liberales piden que haya una prueba final para homologar estudios
"Detectamos rápido qué chicos van a tener dificultades para acabar", dice un profesor

El modelo que propone UGT se acepta con más o menos matices en buena parte de la comunidad educativa. Se trata con ello de reducir las cifras de abandono en esta etapa: un 30,4% de los jóvenes entre 18 y 24 años no tienen título de bachillerato, un porcentaje que sólo superan Portugal y Malta en la UE. La Unión se ha propuesto que en 2010 la población de esa edad sin título de bachillerato o FP no supere el 10%. España tiene muchos deberes por hacer.

Pero ya hay profesores que trabajan en esa dirección: "Detectamos rápidamente qué chicos van a tener dificultades para acabar el bachillerato y a veces les proponemos a los padres que sus hijos dediquen tres cursos en lugar de dos para acabarlo", explica Ángel León, tutor de 2º de bachillerato en el colegio Lourdes, en Madrid. Para hacer eso se sirven de las repeticiones, permitidas por ley, pero tienen que contar con la complicidad del resto de los profesores para que entre todos evalúen al chico y vayan abriéndole el camino para acabar en tres años. Es una fórmula más compleja que contar con la distribución en tres años del total de las asignaturas. "No me parece mala idea porque sería más accesible para ellos y no requeriría tanta tutela para el alumno. Hay que tirar de ellos hasta que den todo lo que puedan, no dejar a nadie atrás", dice León, que lleva 25 años impartiendo clases.

El abandono prematuro de los estudios es desigual por comunidades, desde el 12% del País Vasco hasta el 31% de Cataluña o el 46% de Baleares. "El mercado laboral está marcando el destino de muchos chicos, que optan por ponerse a trabajar en cualquier cosa que les proporcione un sueldo. Y digo chicos porque a ellos les afecta más que a sus compañeras", explica el portavoz de FETE-UGT en Cataluña, David Medina.

Los padres están de acuerdo con la idea del sindicato. "Sin tocar los años de educación obligatoria, hasta los 16, nos parece oportuno que algunos chicos puedan dividir el bachillerato en tres años, hay que combatir ese abandono tan alto", dice Lola Abelló, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA).

Sin embargo, algunos estudiantes le ponen peros: "Eso supondría separar a unos alumnos de otros, los de primera y los de segunda, y no creemos que sea la solución. Lo que hay que hacer es invertir más dinero para profesores de apoyo y recursos materiales", dice Ainhoa Zamora, de la Confederación de estudiantes de secundaria Canae.

Los estudiantes liberales de la UDE no ven mal la idea pero siempre que al final de la etapa haya una prueba nacional única para todos que acredite con transparencia que han alcanzado el grado de conocimientos requerido. "Siendo así, es irrelevante si el bachillerato es de dos, tres o cuatro años", afirma el líder de esta organización, Álvaro Vermoet.

En otros sindicatos, como el CSIF, también están por una prueba que homologue los estudios recibidos por todos los bachilleres y creen que es conveniente que esta etapa se estudie en tres años "porque el bachillerato actual está muy comprimido". No les importaría si para ello se utiliza un curso antes o uno después, robándolo a la ESO o a la universidad, pero si se usa el año anterior, es decir, el último de la ESO, éste sería obligatorio. "Sí, no queremos rebajar la edad de educación obligatoria, pero nos gustaría que ese último año de ESO estuviera orientado a los estudios de la siguiente etapa, como los itinerarios que ya se propusieron", explica desde el CSIF el presidente de Enseñanza, Eliseo Moreno. Se refiere a los polémicos itinerarios de la época del PP, vías conducentes a unos u otros estudios.

No es esta la idea que ha propuesto UGT para reabrir el debate sobre el bachillerato. A falta de mayor concreción, el modelo sería más parecido a la diversificación curricular que se cursa en la secundaria obligatoria. Son programas escolares adaptados para los alumnos con dificultades, que les permiten acabar la etapa. Si además acaban el bachillerato, los estudiantes pueden encaminarse a la universidad o bien acceder a la formación profesional de grado superior. "La tasa de titulados en esta FP superior se ha estancado. En 1996 fue del 18% y desde entonces ha descendido hasta situarse en el 16,6% en 2002", dicen en UGT, y plantean que esas cifras se incrementen en un 1% anual.

La profesora Milagros Montoya ha trabajado con alumnos de diversificación los últimos años de su docencia y cree que quizá será difícil trasladar algo así al bachillerato, una etapa que no es obligatoria y que es "muy selectiva". Pero considera, en todo caso, que "dar facilidades" siempre estará bien.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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