Una bodega que parece querer volar

El vino de las bodegas de Marqués de Riscal corrió ayer como nunca en el corazón de La Rioja Alavesa. El rey Juan Carlos I inauguró los 100.000 metros cuadrados de La Ciudad del Vino en la localidad de Elciego, Álava, con un brindis en el que más de 1.200 invitados se dejaron embriagar por la belleza del edificio central del complejo, diseñado por Frank Gehry. Ayer, con casi 20 grados, viento del sureste, y unos sorbos del vino que lleva el nombre del arquitecto, cosecha de 2001, el edificio parecía que quería echarse a volar.

La techumbre, coronada por olas de titanio de color plata, rojo vino y oro, era más llamativa a medida que avanzaban las horas, y subía la temperatura. La coral Manuel Iradier puso música a todo el acto, desde que su majestad abrió en la antigua bodega, en la estancia que denominan "la Catedral", dos botellas del año que nació, 1938. En ese edificio, construido en 1858, visitaron la colección privada de vino más grande del mundo, según coinciden todos los expertos.

Junto al monarca bebieron el lehendakari, Juan José Ibarretxe; la ministra de Agricultura, Elena Espinosa; el diputado general de Álava, Ramón Rabanera; el delegado del Gobierno en el País vasco, Paulino Luesma, y la presidenta del Parlamento Vasco, Izaskun Bilbao, además de la subdelegada de Álava, Gloria Sánchez.

El proyecto, que combina la tradición de una bodega del siglo XIX y un hotel de lujo cuya suite principal cuesta 1.350 euros la noche, aspira a convertirse en el elemento tractor del enoturismo en la Rioja Alavesa. El presidente del Consejo de Administración de la bodega, Alejandro Aznar, -en la que el Rey tiene una barrica, como también la tenía su padre, el Conde de Barcelona- ejerció de anfitrión y después de la ceremonia de inauguración le mostró, además de la bodega, el hotel de lujo, el restaurante de alta cocina, el spa de vinoterapia, y los centros de reuniones, convenciones, y el área de banquetes que completan el complejo.