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Entrevista:Josefa, madre de un hijo con leucemia linfoblástica aguda | Selección de embriones

"Por mi hijo hago lo que sea, lo tengo muy claro"

"Yo por mi hijo hago lo que sea, lo tengo muy claro. Y lo único que puedo hacer es que tenga un hermano compatible". Josefa Ruiz, de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) habla de Mario, un niño que a sus cuatro años lleva a sus espaldas demasiadas horas de hospital. Con sólo cinco meses y medio se sometió a quimioterapia para combatir una leucemia linfoblástica aguda. "No aguantaba ni que lo tocáramos del dolor que tenía", recuerda su madre. Todo empezó con una otitis y una fiebre que no remitía. "El pediatra nos mandó a urgencias y allí los análisis que le hicieron lo dejaron todo claro". Era una leucemia y tenía un 30% de posibilidades de salir adelante. Y si recaía al año, "la cosa estaría complicada", relata Josefa esquivando eufemísticamente la palabra fatal.

Con sólo cinco meses y medio, Mario se sometió a quimioterapia
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Durante la quimio "lo pasó muy mal", rememora. Tuvo varias infecciones, se le perforó un oído, le aplicaron varias transfusiones de lo debilitado que estaba, cogió paperas. Fueron dos meses muy duros que dieron paso a la siguiente fase: la búsqueda de células de médula ósea para un trasplante. La primera opción es siempre la del hermano, pero en su caso, la médula de Josep, que ahora tiene siete años, no servía. Tuvieron la suerte de dar con un niño compatible de Barcelona. Mario tenía 13 meses cuando se sometió al trasplante y salió bien.

"El niño está fenomenal", pero "no se sabe nunca", señala Josefa, que teme que se reproduzca la leucemia. Si llegara a pasar, quiere estar preparada. Por eso, al poco de que Mario acabara con la quimioterapia, Josefa partió junto a su marido al RGI (Instituto Genético de Reproducción) de Chicago para un tratamiento de selección de embriones compatibles ante la imposibilidad de hacerlo en España. De los 28 embriones fecundados, seis eran compatibles. Se trasfirieron dos, pero sin éxito.

Ahora ella es una de las personas que han pedido permiso a la comisión de expertos. Quiere recuperar los embriones congelados en Chicago y comenzar un tratamiento en España. "Me gasté 24.000 euros en Estados Unidos y volvería a hacerlo", apunta, "pero ahora que tengo la opción de hacerlo aquí ¿cómo no lo vamos a intentar?".

Josefa Ruiz, con su marido, Josep Martínez, en casa con sus dos hijos.
Josefa Ruiz, con su marido, Josep Martínez, en casa con sus dos hijos.MARCEL·LÍ SÁENZ

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