Goytisolo y la disidencia en el 11-S
Intelectuales y amigos celebran en Marraquech el espíritu crítico del escritor
Que el homenaje a Juan Goytisolo que ayer se celebró en Marraquech coincidiera con el quinto aniversario del 11-S tiene su miga. Como subrayaron todos los participantes -escritores llegados al palmeral marroquí desde París, Madrid, Boston, Rabat y otras ciudades-, Goytisolo encarna todo lo opuesto a los atentados islamistas del 11-S y a la respuesta que le han dado los neoconservadores norteamericanos. En árabe, castellano y francés, gente como Jean Daniel, Juan Luis Cebrián, Leila Chahid, Sami Naïr, Edmond Amrane El Maleh, Francisco Márquez Villanueva y José María Ridao, entre otros, señalaron que tanto el yihadismo como la islamofobia están en las antípodas de la persona y la obra de un Goytisolo constructor de puentes entre culturas.
"Goytisolo se inscribe en el linaje de libertad y resistencia de Gide y Camus", proclamó de entrada Jean Daniel. El director de Le Nouvel Observateur sustentó esta afirmación recordando la fuerte crítica de André Gide al estalinismo tras su viaje por la Unión Soviética y la no menos firme denuncia de Albert Camus al uso por Estados Unidos de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. Del mismo modo, añadió, Goytisolo, "aun nadando contra corriente", ha tomado siempre el partido "que le dictaba su razón y su conciencia" en asuntos que van desde el castrismo a la ocupación israelí de los territorios palestinos, pasando por la agresión a Bosnia por el nacionalismo serbio.
Ayer, el asunto era el 11-S y, lógicamente, dominó los debates de este homenaje internacional a Goytisolo organizado por la Fundación Tres Culturas. La teoría del choque de civilizaciones de Samuel Huntington y la yihad de Osama Bin Laden recibieron fuertes varapalos. "El siglo XXI", afirmó Jean Daniel, "ha nacido marcado por la necesidad vital de conciliar la diversidad de culturas con la universalidad de valores". Juan Luis Cebrián desarrolló y precisó así esta idea: "Una sociedad democrática no es una sociedad homogénea, pero tampoco una federación de tribus. Debe basarse en valores comunes y consensuados, y el mejor de ellos es el ejercicio de las libertades y los derechos".
Cebrián fue muy crítico con conceptos reduccionistas como la "civilización judeo-cristiana", la "civilización occidental" o la "civilización musulmana". "Convertir las civilizaciones en sistemas cerrados y autárquicos es algo ficticio", afirmó el periodista, escritor y consejero delegado de PRISA. "El progreso", añadió, "está hecho de muchas culturas y civilizaciones que interactúan y hasta protagonizan fecundos mestizajes".
Las diversas intervenciones permitieron hacer el retrato de Goytisolo independiente, militante, crítico con lo propio y abierto a lo otro, partidario de la razón y el diálogo y atraído por lo diferente y lo complejo. "Un gran escritor; pero no un escritor fácil", dijo André Azoulay, consejero de Mohamed VI. "Una mosca cojonera de los poderes públicos, un intelectual que nunca ha caído en la apatía, el pesimismo o el cinismo", señaló Gaspar Zarrias, consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía. "Un constructor de puentes en un tiempo en que vuelven los muros", afirmó la activista palestina Leila Chahid. "Un intelectual que ha recuperado a autores españoles que, como Ibn Arabi, Francisco Delicado, Blanco White o Asin Palacios, habían sido dejados al margen por la ortodoxia, pero que no lo ha hecho por preciosismo, sino de manera fecunda, para resucitar sus esperanzas, su defensa de la libertad", recordó el diplomático y escritor José María Ridao.
El propio Goytisolo precisó su pensamiento. Afirmó, por ejemplo: "No hay respuestas simples para situaciones que no lo son". Y también: "No debemos combatir al terror con el terror, a la violencia con la violencia. La única respuesta que podemos dar al desastre actual es la alianza de civilizaciones, que yo prefiero llamar alianza de valores". Para comenzar a bajar a tierra esa alianza, Cebrián hizo una propuesta concreta: una revisión de los manuales escolares de historia en todas partes, empezando por los de España y Marruecos. "Sería buena cosa que los niños marroquíes y españoles estudiaran una historia común sobre, para empezar, Al Andalus y la Reconquista, como ya lo hacen los franceses y alemanes".
También en el terreno de lo concreto, Luis Planas, embajador de España en Marruecos, informó a los participantes en el homenaje -que hoy celebra su segunda y ultima jornada- de la próxima apertura de un centro del Instituto Cervantes y de un consulado general de España en Marraquech. Ni qué decir tiene que Goytisolo, que vive en la medina de esa ciudad desde hace años, se mostró encantado por la noticia.
Babelia
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