Castro decreta su salud "secreto de Estado"
Los rumores sobre la enfermedad del líder se extienden por las calles de las ciudades cubanas
Atrapados por una canícula de espanto, unos 30 grados a la sombra en La Habana, que es como decir el infierno de Dante, 11 millones de cubanos amanecieron ayer por segundo día sin Fidel Castro al mando. Bajo el sofocón de agosto, normalidad en las calles pero también mucha especulación y rumorología, la gran afición de los habitantes de esta isla. Quizás por ello, Fidel Castro el martes rompió su promesa de guardar estricto reposo tras la operación quirúrgica y elaboró un comunicado en el que afirma que su situación es "estable" y que se encuentra bien de ánimo. Según Castro, de momento no puede dar mas detalles porque las amenazas de Estados Unidos convierten su salud en un "secreto de Estado".
Escudriñar en los 'secretos' médicos de Castro es tarea de héroes y pitonisas
En estos momentos de bochorno, escudriñar en el "secreto" de la salud del Comandante es tarea de héroes y pitonisas. El hermetismo, que sobre este y otros aspectos de la vida privada de Fidel siempre ha sido total, ahora lo es todavía más. Los embajadores y periodistas hacen sesudos análisis pero basados en cábalas, pues no hay fuentes más allá de las declaraciones oficiales de los funcionarios de gobierno y de los comunicados del propio Comandante.
Sin embargo, como Cuba es Caribe puro y en el Caribe todo puede suceder, a veces uno se entera de las cosas más inverosímiles en el bar de un hotel, escuchando un bolero de música de fondo. Un empresario extranjero, amigo de varios familiares del mandatario, acaba de encontrarse a uno de sus hijos. Asegura que le dijo: "Vamos a celebrar. El viejo está entero".
En Cuba cuando uno dice El viejo se refiere siempre al padre. Los cinco hijos que tiene Fidel Castro con Dalia Soto del Valle, su compañera desde hace más de tres décadas, también lo llaman así en tono cariñoso con sus amigos. "Estaba muy contento", dice este hombre de negocios que, sin atreverse a apostar, es del criterio de que Fidel "saldrá adelante" y no sólo por tener una atención médica de primerísimo nivel, sino sobre todo por su gran fuerza de voluntad. "Hace 20 años, cuando el médico le dijo que tenía que dejar de fumar, pasó de media caja de puros al día a cero en 24 horas. Y después de romperse la rodilla en Santa Clara, a los pocos meses volvió a caminar porque hacia casi 10 horas diarias de rehabilitación".
En un perfil antológico sobre Fidel, su amigo Gabriel García Márquez cuenta que "su facilidad inclemente para aumentar de peso lo ha obligado a imponerse una dieta casi perpetua", que cumple a rajatabla. "Un domingo sin frenos, después de un almuerzo en forma, se tomó 18 bolas de helado. Pero en la vida corriente apenas si prueba un filete de pescado con vegetales hervidos", escribió en su día García Márquez, Gabo, uno de los pocos que tiene acceso al secreto de Estado de la salud del Comandante.
Otro que en su día estuvo cerca del líder comunista, el ex comandante guerrillero Eloy Gutiérrez Menoyo, quien luego pasó 22 años en una cárcel por alzarse en armas contra Castro, no duda de que Fidel tiene lo que hay que tener para salir de este mal trance y que pudiera pronto volver a gobernar. "Lo que yo le pediría, si es así, es que emplee este tiempo de reposo en reflexionar y darse cuenta que debe atender los deseos de cambio de la gente, de cambios económicos y políticos para, entre todos, hacer un país mejor". Gutiérrez Menoyo regresó a Cuba del exilio estadounidense en 2003.
Los cubanos en general, y los habaneros todavía más, gustan de refrescar bromeando y charlando de lo divino y lo humano. Por supuesto, el monotema estos días es la salud de Fidel y el futuro del país a corto plazo, y en los agromercados, donde la gente se abastece de frutas y viandas bajo las leyes de la oferta y la demanda, está el termómetro para medir la temperatura nacional.
A la entrada de uno de los más importantes agros de la capital, un mulato con diente de oro y oficio impreciso -"me dedico a negocios lícitos e ilícitos, sí son ilícitos mejor, porque así no pago impuestos"-, dice con aguaje de guapo: "Mi barrio, Colón , es de los más calientes. Allí todo el mundo es de Abajo el tipo, pero ahora, que es cuando es, se han puesto No, no; todo el mundo está cagao".
A su modo, el cuentapropista (trabajador por cuenta propia) Wilmer hace un buen resumen de la incertidumbre y el desasosiego que sienten no pocos cubanos ante la posibilidad real de un cambio, aunque en el fondo muchos lo desean, sobre todo económico. Dentro del agro, sobre una tarima cochambrosa, una frutera exhibe su género: el mango a 7 pesos; el aguacate a 15; la piña a 10. Un maestro, cuyo salario es de 300 pesos (unos 12 euros) mensuales, le reclama: "Mima, esto está carísimo, cuándo van a bajar los precios". La mujer, que está hablando en ese instante con un vecino de puesto del último comunicado de Castro, le suelta: "Oye, tranquilo. Cuando mejore".
La gente no suele sacar el tema, pero cuando preguntas no hay problema: "Yo sí creo que el hombre levanta. Con la atención que tiene...", dice Gladis, una señora de 55 años un tanto ajada. Y agrega: "Si soy yo la que me caigo, sí que voy directa pa?l hoyo".
Alguien comenta que es mejor que Fidel se restablezca pronto, porque con Raúl las cosas van a ser distintas. "Este lo vira todo al revés, es más radical", comenta otro vendedor. Pasa por allí un tipo bien vestido y con aspecto de intelectual: "Pero qué está diciendo, compadre. Usté no sabe lo que habla. Si gracias a Raúl reabrieron los agros, que el hermano no quería".
Una inspectora de vivienda comenta que sus superiores le han "orientado" aflojar la presión de estos días y no poner demasiadas multas. Al salir, un anciano con una carretilla me dice: "Tómeselo con calma, que hay que esperar".
El comandante en jefe no se rinde
Aún postrado y habiendo delegado un día antes sus responsabilidades de gobierno en su hermano Rául Castro, el martes Fidel ejerció de nuevo de Comandante en Jefe de Cuba y elaboró un segundo comunicado en el que informa él mismo de su estado de salud. "Puedo decir que es una situación estable, pero una evolución general del estado de salud necesita el transcurso del tiempo", afirma el mandatario en su mensaje, difundido por un periodista cubano de la televisión.
Castro había prometido el lunes -cuando dio a conocer, a través de su secretario personal, la proclama en que delegaba provisionalmente todos sus cargos a Raúl Castro y otros dirigentes cubanos- que cumpliría un reposo durante varias semanas, pero el martes volvió a la carga. Castro dijo sentirse de ánimo "perfectamente bien", aunque, siempre en su papel de guerrillero antiimperialista, comentó que no podía dar mucha información: "No puedo inventar noticias buenas, porque no sería ético, y si las noticias fueran malas, el único que va a sacar provecho es el enemigo".
Castro afirma en la misiva que, "en la situación específica de Cuba, debido a los planes del imperio, mi estado de salud se convierte en un secreto de Estado que no puede estar divulgándose constantemente". De sus palabras se desprende, y desde luego es su estilo, que sigue permanentemente informado: "No puedo caer", dice, "en el círculo vicioso de los parámetros de salud que constantemente, a lo largo del día, se mueven".
El mandatario cubano asegura que lo mas "importante es que en el país todo marcha y marchará perfectamente bien", y que "el país está preparado para su defensa por las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el pueblo", añadió en el texto leído por el presentador del programa televisivo Mesa Redonda, quien aseguro haber podido "conversar" con el gobernante, minutos antes del programa.
Castro dice estar muy agradecido "por todos los mensajes de nuestros compatriotas y de muchas personas en el mundo", y lamenta haber "causado tanta preocupación y molestia a los amigos del mundo". El líder comunista, que cumplirá 80 años el 13 de agosto, dice que sus compatriotas "conocerán todo a su debido tiempo", y termina con una exhortación "Hay que luchar y trabajar".
El martes, el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, dijo que quedaba Fidel Castro para rato y aseguró que, incluso enfermo, se tomo la molestia de dejar bien amarrado con sus colaboradores lo que debía hacer cada cual.
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