Un Sant Jordi masivo y eufórico
Cataluña celebró ayer una fiesta de Sant Jordi masiva y llena de euforia. Un alud de gente tomó tempranamente las calles del centro de Barcelona, que durante toda la jornada estuvo abarrotadísimo. Amaneció nublado, pero sobraba ilusión. La gente empezó a acudir a La Rambla y alrededores a las nueve de la mañana, cuando todavía faltaban por instalar algunos puestos de libros y rosas. Fue el único momento del día en el que se pudo pasear por allí sin agobios hasta bien entrada la tarde.
También las librerías empezaron a llenarse pronto. Los libreros confían en alcanzar los 21 millones de euros en ventas, lo cual supone un incremento del 10% respecto a la pasada edición. Al final, fue una suerte que Sant Jordi cayera en domingo. Las librerías empezaron a notar un aumento de ventas en la víspera de la fiesta. La Central y otros establecimientos ya duplicaron entonces su facturación. En parte, porque el descuento del 10% sobre el precio de los libros se aplicó durante todo el fin de semana. Tampoco les fue mal a los vendedores de rosas, de las que se despacharon más de cinco millones. En Barcelona, las floristas las vendían en algunos puestos disfradas de pubilles. Enrique Vila-Matas lucía una en el ojal.
El debutante Ildefonso Falcones encabeza las listas de éxito en castellano y en catalán con 'La catedral del mar', novela histórica ambientada en Barcelona
Algunos de los autores más solicitados fueron Eduardo Mendoza, Sandro Rosell, Carme Riera, Andreu Buenafuente y Josep Lobató ('Prohibit als pares')
Los libreros esperan recaudar 21 millones de euros por las ventas, lo que supone un incremento del 10% respecto a la pasada edición de la fiesta
El gran éxito del día fue, según el Gremio de Libreros de Cataluña, la novela histórica La catedral del mar (Grijalbo en castellano, Rosa dels Vents en catalán), del debutante Ildefonso Falcones, un abogado especializado en derecho civil. Allá donde iba, triunfaba. Para conseguir en Barcelona una firma suya, se necesitaba mucha paciencia por las larguísimas colas de personas que esperaban la disputada dedicatoria. Màrius Serra, que también firmó lo suyo, bromeó: "Hoy es el día de los Niños de San Ildefonso". ¿Por qué? "Porque a Ildefonso Falcones le ha tocado el gordo". Su novela fue la más vendida tanto en catalán como en castellano, algo que no había sucedido antes en Sant Jordi. El triunfador se declaró "sobrepasado".
Otro principiante que no se puede quejar es Sandro Rosell, cuyo ajuste de cuentas con la directiva del Barça, titulado Bienvenidos al mundo real (Destino y Columna), también aparece como una de las obras más solicitadas en ambos idiomas. La nueva entrega de monólogos de Andreu Buenafuente, He dit (Planeta y Columna); Isona, diari d'una nova vida a Ventdelplà (La Galera), de Laia Aguilar; Laura Sants (Columna), de Emili Teixidor; L'estiu de l'anglès (Proa y Alfaguara), de Carme Riera; El pintor de batallas (Alfaguara), de Arturo Pérez Reverte, y Mauricio o las elecciones primarias (Seix Barral), de Eduardo Mendoza, fueron otros de los libros más vendidos en la fiesta.
La aglomeración fue tan tremenda que algunos autores, como José Antonio Marina, tuvieron que darse por vencidos y abandonar la tarea. Otros más experimentados, sabían bien lo que les esperaba. Fernando Schwartz acudió con dos plumas por si las moscas. Como siempre, Sant Jordi deja un sinfín de anécdotas divertidas. Así, a Santiago Roncagliolo -ganador del Premio Alfaguara por Abril rojo-, una mujer algo confundida le pidió que le dedicara un libro de... Jaime Bayly. Es el primer Sant Jordi que vive como autor. "Es impresionante ver cómo se enciende una ciudad. La gente la ha tomado a punta de libros".
En la gran cita literaria hay sitio para todos. Las adolescentes pudieron ver de cerca a su ídolo: el locutor Josep Lobató, quien presenta con Oriol Sàbat y Venus el programa de radio Prohibit als pares en la cadena Flaixbac. Ayer firmaban ejemplares de su libro Som PAP (RBA, La Magrana) y Lobató causó un auténtico éxtasis entre sus seguidoras. Una de ellas, llegó a hacerle 32 fotos. Otro autor que consiguió congregar a un buen número de adictos fueAndreu Buenafuente, como de costumbre, informa Fermín Robles.Para muchos escritores y autores ocasionales, Sant Jordi empezó en un multitudinario almuerzo celebrado en el barcelonés hotel Regina con aires de encuentro social. Entre muchos otros, estaban Màrius Carol, José Carlos Somoza, Carme Riera, Alfonso Guerra,Vicenç Villatoro, Carles Porta, Rosa Regás, Andreu Martín, Julià de Jòdar, Gemma Lienas, Paul Preston, el director de cine porno Conrad Son, la cantante Lucrecia... La posterior euforia se empezaba a percibir en el ambiente. "Se espera que con los dos días de ventas las cifras sean apoteósicas", apuntó el editor Ernest Folch, de Grup 62.
Hubo buen rollo en el Regina, el único problema es que había tantos autores que casi no cabían en la plataforma preparada para la foto de familia. Alfonso Guerra explicó que decidirá después del verano si continúa con un tercer volumen de sus memorias. Tenía previsto que el segundo (Dejando atrás los vientos, Espasa), que acaba de publicar, terminara en 2004, pero le ha faltado espacio y se ha quedado en 1991.
Gemma Lienas, que firmó ejemplares de El diari blau de la Carlota (Empúries), está guerrera. Prepara un libro de título provodor: De mayor quiero ser puta, que aparecerá en castellano en Península y en catalán en Empúries. Trata del comercio sexual.
Los autores salieron del Regina con los ojos puestos en el cielo. Algunos oscuros nubarrones hacían temer un chaparrón. Almudena Grandes, que firmaba sin parar todos sus libros, tranquilizó al personal. "No lloverá. Me lo ha dicho un experto". Junto a ella firmaba el meteorólogo Tomàs Molina.
Andar por La Rambla era casi imposible, e incluso por los laterales, cerrados al tráfico, apenas se podía avanzar. A juicio de Antonio Rabinad, que instaló su puesto en el corazón de La Rambla, Sant Jordi es "un happening". "Es increíble lo que se convoca alrededor del libro, pero no está mal, es algo colectivo que lo impregna todo". El escritor y librero anda trabajando en una historia ambientada en el siglo XIX, que le tiene "absolutamente hipnotizado".
Los hiperactivos libreros de la Negra y Criminal montaron un numerito divertidísimo. Cuatro personajes encandilaron al personal con un sugerente reclamo: "Es mejor no mezclar géneros. ¿No te parece?". Sherlock Holmes iba también disfrazado de mosquetero, o sea, con la lupa y la espada; Humphrey Bogart era también Luis XVI; Robin Hood, un gánster, y Caperucita Roja, un matón. Se formó tanto lío que cuando algo más lejos se desmayó una mujer, todos pensaron que formaba parte del espectáculo. Hasta que llegaron dos ambulancias. Se agotaron Historia de mis calles (Planeta), de Francisco González Ledesma.
El Ateneo Barcelonés celebró la jornada con un concierto de música clásica y con una lectura continuada de El quadern gris, de Josep Pla, de cuya muerte se cumplían ayer 25 años. Oriol Bohigas, director del Ateneo, fue el encargado de comenzar el maratón y para ello escogió un fragmento en el que el escritor de Palafrugell narra cómo se hizo socio de la institución. El escritor Joan-Daniel Bezsonoff, ganador del Premio Crexells de novela catalana con la obra Les amnèsies de Déu (Empúries), leyó el pregón que servía para inaugurar la fiesta de Sant Jordi en el Ateneo Barcelonés. Bezsonoff defendió el uso del catalán en la creación literaria, ya que, en su opinión, es "una herramienta maravillosa para describir la belleza del mundo, la fealdad de la guerra, la mezquindad y la santidad de los hombres, y el amor de la vida que merece la pena ser vivida a pesar de todo", informa Fermín Robles. Lógicamente, no fue el único acto del día. El barrio del Raval se sumó a la fiesta con un sinfín de actividades infantiles y lúdicas, entre las que destacó un activo mercadillo de intercambio de libros.
El recién nombrado consejero de Cultura, Ferran Mascarell, también estuvo dedicando ejemplares de su ensayo La cultura en los tiempos de la incertidumbre (Roca editorial), cuyos derechos ha donado a una ONG para que se construya en Sucre (Bolivia) una biblioteca. Entre los libros que Mascarell había elegido para regalar a sus amigos y familiares, citó Detrás del hielo (Bruguera), de Marcos Ordóñez; El hombre sin atributos, de Robert Musil, y... La catedral del mar, claro está.
Pero el protagonismo del día no recayó en los políticos, sino en los escritores y sus lectores.
Saramago: "Es una fiesta única"
A las 14.30, José Saramago estaba agotado. Dedicó tantos libros durante la mañana que, como explicó, no tuvo casi tiempo para respirar.
Este es su tercer Sant Jordi. "Es una fiesta única, no conozco nada que se le parezca. Puede haber momentos similares en las ferias del libro, pero esto es un encuentro ciudadano. La gente baja a la calle para comprar libros; el lector se expresa de forma directa y emotiva. Ya sé que eso también pasa en las ferias, pero Sant Jordi es el aquí y el ahora. Tiene una gran intensidad". El premio Nobel portugués firmó ejemplares de Las intermitencias de la muerte (Alfaguara en castellano, Edicions 62 en catalán) y de toda su obra. Un lector joven le emocionó especialmente. "Me dijo que como lector me agradecía mis obras porque con ellas había iluminado también a otros jóvenes. Es excesivo, pero que estas cosas me pasen a mi edad y sin habérmelo propuesto me impresiona. Tengo la convicción de que al lector le gustan mis libros, pero quizá les gusta más la persona que los ha escrito".
También es el tercer Sant Jordi de Ian Gibson, sólo que para él no han sido consecutivos. La primera vez con Paracuellos como fue; la segunda con La noche que mataron a Calvo Sotelo; ahora con Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado (Aguilar). Cansado y eufórico se declaró, ayer, anonadado. "No recuerdo nada semejante en mi vida de escritor en ninguna parte, ni siquiera cuando publiqué la biografía de Federico García Lorca. Hoy me han venido a pedir firmas personas emocionadas, con lágrimas bordeándoles los ojos. Todos identificados con la vida, con los amores, con la política y con el final de la vida de Machado". "Es un momento magnífico, que coincide con el 75º aniversario de la República, con el PP siempre en contra, con el país muy vivo".
Saramago explicó que ha empezado a escribir sus memorias. Primer título: Pequeñas memorias. "Es un relato de mi vida desde mis primeros recuerdos hasta los 14 años".
Gibson, por su parte, piensa escribir una novela histórica. "Un historiador ha de ser riguroso y creo que yo lo soy. Es un trabajo terrible. Ahora tengo ganas de inventar situaciones, tramas y diálogos".
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