La heroína de Sant Jordi
Lluïsa Forrellad, que ganó el Nadal en 1953, regresa 50 años después con 'Foc lent', una novela sobre la Semana Trágica
23 de abril de 2006. Lluïsa Forrellad (Sabadell, 1927) no olvidará esa fecha. Fue algo así como su verdadera puesta de largo literaria. Solicitada por los medios y por los lectores, a quienes no paró de dedicar libros, en loor de multitudes, algo que no quiso que le pasara hace más de 50 años. En 1953, cuando tenía 26 años, ganó el Premio Nadal con Siempre en capilla, conquistó a los lectores, tuvo buenas críticas, y desapareció. No se volvió a saber nada de ella. Hasta ahora. En marzo pasado publicó Foc latent (Angle Editorial), un novelón de más de 600 páginas. A los 15 días ya iba por la tercera edición.
"Cuando gané el Nadal no estaba preparada, no sabía cómo comportarme, pero nunca dejé de escribir". Tiene ocho novelas acabadas, dos de ellas ya contratadas por Angle, una ambientada en el siglo XIX y otra en los años sesenta. "Tengo bastantes más inacabadas, pero de ellas no me atrevo a hablar. Hay barreras vitales".
Foc latent, que inició hace 30 años, estaba lista para publicar hace ya cinco años, pero la escritora prefirió esperar y adelantar las otras para que ésta no saliera en solitario. El libro está dedicado a un montón de personas, sus amigos del grupo teatral Quadre Escènic de la Puríssima, que cofundó con su hermana gemela Francesca en 1948. "Fueron ellos quienes me empujaron a publicarla y quienes estudiaron en qué editorial hacerlo. Han hecho tanto por esta novela como si la hubieran escrito ellos".
La novela se inicia el 9 de enero de 1875, el día de la restauración borbónica tras la I República, y acaba en la Semana Trágica. Ese 9 de enero nace Pol Caselles, protagonista de la novela, hijo de madre soltera que muere en el parto. Pol empieza a trabajar en las tierras de Can Massats, en el Alt Camp. Se va cuando aún no ha cumplido 11 años y trabaja como un animal de carga en la ribera del Ebro, en la Conca de Tremp... hasta llegar a Barcelona, andando. El título, Foc latent, tiene un doble sentido: el amor secreto que vive Pol y las condiciones que harán que estalle la Semana Trágica. La novela está muy bien documentada, con una acertada amalgama de realidad y ficción. "Me interesé mucho por la Semana Trágica porque creo que está poco explicada. Se ha escrito mucho de lo que pasó y mucho menos de lo que la provocó". Forrellad recorrió bibliotecas, estudió y consultó con historiadores hasta llegar a tener todos los elementos de esa época de ebullición.
La escritora cuida los detalles casi hasta la exageración. "Si digo que tal cosa pasa en jueves es porque de verdad ocurrió en jueves. Si escribo sobre un eclipse de Sol es porque hubo un eclipse. Si escribo que Mata Hari actuó en Barcelona en un local oscuro es porque así fue y si cuento que Sara Bernhardt llevaba un vestido negro con dos rosas de plata en la cintura es porque así fue. El comportamiento de la gente, las horas que trabajaban, la edad en que empezaban a trabar, lo que cobraban... todo está cronometrado".
La vida de Pol, su ascenso social, su interés por la política, hace pensar algunas veces en el Onofre Bouvila de Eduardo Mendoza, aunque ella no ha leído La ciudad de los prodigios.
"Pol, el narrador, es el espectador de la vida, aparentemente feliz, aunque está en el ambiente lo que va a pasar. Y eso es lo que yo he querido contar, como todo eso que se palpa y que va a provocar la Semana Trágica se mezcla irremediablemente en la vida más íntima, aunque él no lo quiera".
Lluïsa Forrellad está contenta. Ayer, esta mujer de 78 años firmó infatigablemente, por la mañana y por la tarde. Todo el mundo celebró su regreso.
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