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Científicos españoles descubren cómo un gen regula el 25% de los tumores de colon, útero y estómago

El Laboratorio de Epigenética del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicos (CNIO) ha descrito por primera vez el papel de un gen que regula el 25% de los tumores de colon, útero y estómago. "El gen actúa como un guardia de tráfico de dos tipos de genes: los que estimulan la aparición de tumores [el cáncer] y los que inhiben sus mecanismos de corrección", ha explicado el director del laboratorio, Manel Esteller. El trabajo se publicó ayer en la revista Nature Genetics.

El cáncer se debe a una proliferación descontrolada de las células. Las instrucciones para que ello ocurra están en los genes, que son como los manuales de los procesos biológicos. En las células sanas, "hay un equilibrio" entre los genes que indican a una célula que se divida y los que impiden este proceso, indica Esteller.

Cuando este equilibrio se rompe, porque aparece una mutación, el proceso se descompensa, y puede surgir un tumor. Esta regulación es tan importante que está, a su vez, controlada por otros genes, como el que ha descrito el equipo de Esteller. Ellos indican qué genes deben entrar en acción en cada momento, como el centro de control de tráfico de una ciudad ordena qué semáforos se ponen en verde y cuáles en rojo en cada momento. Esto es lo que hace el gen HDAC2, proceso descubierto por el CNIO. Como su acción es sobre varios genes a la vez, se califica de epigenética. Es la primera vez que se describe el efecto de una mutación de un gen epigenético en un tumor.

Código de instrucciones

El HDAC2 se encuentra en el brazo largo del sexto cromosoma, explica Esteller. Cada cromosoma tiene un conjunto de genes. El ser humano tiene 23 pares de cromosomas, que se identifican por su tamaño, de menor a mayor. Tienen forma de equis (por eso se habla de sus brazos largo y corto). Las instrucciones para regular el proceso de la proliferación celular están en una secuencia de bases (las letras del código genético) formado por nueve 'A'. Cuando por un fallo en vez de nueve 'A' el gen sólo tiene ocho, o si falta el brazo del cromosoma completo, la molécula se queda sin instrucciones, y aparece el cáncer.

El trabajo tardará en tener una aplicación práctica para combatir el cáncer, afirma Esteller, pero ayuda a comprender su origen, lo que abrirá nuevas vías a futuros tratamientos. Además, puede servir para predecir la eficacia de un nuevo tipo de quimioterapia que se está desarrollando. Esta medicación, más específica que las quimioterapias actuales, se basa en el mismo proceso que regula el gen descubierto: los inhibidores de Histona DeACetilasa (el "HDAC" del nombre del gen). Su funcionamiento es similar al de un interruptor: cuando se une a un gen, lo inhibe. Cuando se separa, lo activa. Los pacientes con el gen mutado resultarán más resistentes a este tratamiento, indica Esteller.

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