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Reportaje:

Aprender de los errores médicos

Hospitales y ambulatorios de Cataluña deberán notificar a la Generalitat todas las incidencias que afecten a los pacientes

Aprender de los errores. Éste es el principal objetivo que persigue la denominada Alianza Estratégica para la Seguridad de los Pacientes que se ha emprendido en Cataluña. Un diagnóstico equivocado o tardío, la prescripción de un medicamento en dosis incorrectas, una infección adquirida en el quirófano o una operación realizada en la rodilla sana en lugar de la lesionada son algunos ejemplos de errores médicos o acontecimientos adversos que con mayor o menor frecuencia se producen en el ejercicio de la medicina. Evitarlos en la medida de lo posible es el objetivo del departamento de Salud de la Generalitat, que creará en cada uno de los centros hospitalarios y de atención primaria un equipo formado por médicos y personal de enfermería destinado a velar por la seguridad de los pacientes.

La información recopilada servirá para mejorar la seguridad de los usuarios

Una de sus funciones será la de notificar todos los incidentes que se produzcan en el centro asistencial para que sean monitorizados en un registro central. El director general de Recursos Sanitarios de la Generalitat, Rafael Manzanera, explica que el proyecto no se ha concebido como una herramienta punitiva o de persecución de los profesionales que puedan verse implicados en incidentes que ponen en peligro la seguridad de los pacientes. "Lo que queremos es generar confianza a los usuarios de la sanidad, y la mejor forma de hacerlo es analizar todas las incidencias que se producen para determinar sus causas y establecer mecanismos para que no se vuelvan a repetir", indica Manzanera.

Salud centralizará en un único registro todos los errores médicos y los acontecimientos adversos (los malos resultados en la atención a un paciente debidos a un cúmulo de causas, normalmente de carácter organizativo) que se produzcan en cualquier centro sanitario de Cataluña. El equipo encargado de velar por la seguridad de los pacientes en cada hospital o ambulatorio notificará al departamento de Salud todas las incidencias, que pueden ser muy dispares y con consecuencias para el paciente que pueden ir desde un rasguño insignificante hasta la muerte.

Según datos de estudios realizados en EE UU, en un 10% de los pacientes hospitalizados aparece un acontecimiento adverso que en el 3 o el 4% de los casos conduce a la muerte del enfermo.

En la actualidad, el departamento de Salud sólo dispone de un registro para tres tipos de incidentes: los relacionados con la medicación (interacciones entre varios fármacos que toma un paciente o su ingestión en dosis incorrectas, entre otros), las infecciones nosocomiales (adquiridas por los enfermos en el propio centro hospitalario, generalmente en el quirófano) y los relativos a las transfusiones o extracción de sangre. Cualquier otro tipo de error que no figure entre éstos no se notifica, salvo si sus consecuencias son muy graves o letales, y se solucionan en el sí del centro hospitalario o de primaria. Esto impide a los responsables sanitarios conocer el verdadero alcance del problema y determinar a qué dianas deben dirigirse las estrategias de corrección.

Tanto en la atención primaria como en la hospitalaria, los errores relacionados con la medicación son los más frecuentes. No siempre son atribuibles a los médicos. "En el quirófano tuvimos un relajante muscular y un tranquilizante que tenían un envase prácticamente idéntico. En una ocasión se suministró a un paciente uno de los fármacos por el otro, afortunadamente, sin consecuencias graves. Luego intentamos señalizar cada producto con una pegatina de distinto color, pero acabamos cambiando uno de ellos por otra marca comercial que tenía una presentación muy diferente", explica el anestesista del hospital de la Cruz Roja de l'Hospitalet (Barcelona) Jordi Vilarasau, que participa en el equipo de seguridad del paciente de este centro.

Aunque con bastante menos frecuencia que los errores de medicación, en los hospitales se producen también incidencias originadas por la confusión de pacientes o de la zona del cuerpo donde el cirujano debe intervenir. "Son los denominados problemas de lateralidad, que se producen, por ejemplo, cuando se opera el ojo derecho en lugar del izquierdo", explica Vilarasau.

En la prevención de los errores de medicación los profesionales de la atención primaria de Cataluña cuentan ya con una herramienta que les será muy útil: la historia clínica informatizada. El facultativo es advertido por el ordenador cuando en la historia clínica de un paciente introduce el fármaco que va a recetarle y éste es incompatible con otro que está tomando o con una enfermedad crónica que pueda padecer, como la hipertensión o la diabetes. "El médico debe asimilar en muy poco tiempo una gran cantidad de datos sobre el paciente. Por esto es importante que la información sobre el enfermo esté presentada en la historia clínica de forma clara y comprensible", señala Francesc Borrell, médico de atención primaria del CAP Gavarra, en Cornellà de Llobregat (Barcelona). Borrell cree positivo que cada facultativo tenga un listado de sus pacientes de mayor riesgo, sobre los que "a veces los facultativos no realizan toda la acción preventiva que sería necesaria".

La implicación de los profesionales en esta alianza para la seguridad de los pacientes es, según Manzanera, fundamental. Los equipos designados en cada centro "no sólo harán de termómetro", es decir, de observadores de cómo se trabaja en sus hospitales o ambulatorios, sino que promoverán en ellos la formación y las buenas prácticas, como el lavado de manos después de cada acto médico, la mejora organizativa o el refuerzo de las medidas de identificación de los pacientes para evitar confusiones.

Rafael Manzanera.
Rafael Manzanera.JORDI ROVIRALTA

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