Corral dice que la lucha de Zaragoza contra Napoleón recuerda a Stalingrado
¡Independencia! (Edhasa), la nueva novela de José Luis Corral (Daroca, 1957), autor de El Cid, Numancia y Trafalgar, recupera al protagonista de esta última, el joven conde Francisco de Faria, coronel de la guardia de corps española, y nos lleva de nuevo a las guerras napoleónicas. La narración arranca con el levantamiento del 2 de mayo en Madrid -mamelucos y fusilamientos incluidos- para centrarse luego en los Sitios de Zaragoza, la legendaria defensa de la ciudad en 1808 y 1809, que Corral describe con tono épìco y sin ahorrar un ápice de la brutalidad que, subraya, tuvo el episodio. "La defensa de Zaragoza contra las tropas de Napoleón recuerda a Stalingrado", dice el escritor. "Por primera vez aparece la guerrilla urbana y un nuevo tipo de lucha, casa por casa, para la que el victorioso ejército francés, acostumbrado a pelear en campo abierto o a tomar en un asalto directo las ciudades, no estaba preparado". Esa novedad explica, opina, el salvajismo que se vivió en Zaragoza, objeto de un bombardeo inmisericorde que destruyó el 50 % de su patrimonio histórico monumental.
La modernidad del asedio a Zaragoza incluye, dice Corral, represalias contra la población civil, saqueo (hasta del tesoro del Pilar), violaciones e incluso un precedente de las marchas de la muerte de la II Guerra Mundial, estilo Bataan: 11.000 defensores fueron enviados caminando a Francia, y buena parte de ellos murieron de frío, hambre y agotamiento.
En opinión de Corral, la situación de Napoleón en España durante la Guerra de la Independencia guarda paralelismos con la de Bush en Irak. "Bonaparte no entiende la reacción de los españoles. Él considera que los está liberando de un régimen antiguo, despótico y corrupto para llevarles la libertad y la modernidad. Y la reacción en contra le cabrea verdaderamente. Pero independencia no es igual a libertad, y eso he querido que quedara muy claro en mi libro".
Agustina de Cataluña
En la novela, Francisco de Faria está presente en los momentos culminantes del asedio -y con él el lector-, y así, por ejemplo, es testigo de la epifanía cañonera de Agustina Zaragoza y Domènech, la catalana (de Barcelona) convertida para la posteridad en Agustina de Aragón. El protagonista de ¡Independencia! se codea también con Palafox, el líder del Álamo maño. "Palafox comete muchos errores. Yo le cuestiono sobre todo porque sabía que no podía ganar".
En ¡Independencia!, como en Trafalgar, vuelve a haber escenas explícitas de sexo (y una condesita que se lo monta a la vez con tres capitanes de un regimiento de caballería). "Durante el asedio la gente no dejó de hacer el amor, como un contrapunto a la muerte", justifica el novelista.
Corral revela un proyecto para llevar al cine su novela. Él mismo ha hecho ya el preguión. Agustina, dice, sería Catherine Zeta-Jones. "Ella está encantada con la idea porque está loca por hacer una heroína histórica", afirma.
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