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LA REFORMA EDUCATIVA

España retrocede en los objetivos educativos de la UE y se sitúa en los últimos puestos

El abandono escolar crece hasta el 31%, y la cifra de fracaso dobla la del conjunto de la UE

La educación española va de mal en peor en un mundo crecientemente competitivo y tecnificado y ahora mismo el sistema educativo español alcanza un sonoro suspenso, según la Comisión Europea. España compite con Malta y Portugal por ser el último de la clase entre los Veinticinco, con el agravante de que es de los pocos países que van contra la tendencia generalizada hacia la reducción del número de abandonos escolares: el 31,1% de los españoles concluyó el primer ciclo de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) en 2004, sin continuar más estudios, por encima del 28,8% de abandono en 2000.

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La cifra de fracaso dobla al conjunto de la Unión, con el 15,7%. La situación se ve agravada por el estancamiento de la inversión educativa.

El informe del Ejecutivo comunitario pasa revista al cumplimento de los ambiciosos objetivos marcados para la educación europea en 2010, el año emblemático en que también se pretendía convertir a la Unión en la economía más competitiva del mundo. A esto se ha renunciado sin decirlo, pero en educación todavía se ambiciona reducir a la mitad el abandono prematuro de estudios, aumentar el número de estudiantes de segunda enseñanza, mejorar la compresión lectora, incrementar la formación permanente y ver crecer el número de matemáticos, científicos y expertos en tecnología

En general, en el conjunto de la UE se va más despacio de lo pretendido, con las tradicionales excepciones de los países nórdicos y de algunos de los diez países de la ampliación. En el pelotón de los torpes destaca España. La UE se propuso llevar hasta por debajo del 10% una tasa de abandono escolar que en el año 2000 era del 17,3% en los Veinticinco. No todos los países avanzan por ese camino, pero los tibios se mantuvieron en 2004 en tasas de renuncia educativa equiparables a las de 2000. Sólo España dio un espectacular salto atrás: el 28,8% de quienes dejaban de estudiar en 2000 pasó al 31,1% cuatro años más tarde. Uno de cada tres españoles entre 18 y 24 años sólo tiene un mínimo de educación, exactamente el doble que el promedio europeo.

Y entre los que siguen sus estudios para los dos últimos años de enseñanza media, también cae con el paso del tiempo el número de quienes los terminan. Sólo el 61,8% en 2004, frente al 66,2% de 2000. En Europa la cifra está estabilizada y el año pasado alcanzó el 76,7%. El objetivo para 2010 es que el 85% de los europeos de entre 20 y 24 años puedan decir que han terminado el bachillerato.

El informe no hace valoraciones políticas, pero atribuye la importancia que corresponde a las inversiones en educación, que en 2000 iniciaron un repunte tras años de retroceso en Europa. Mientras para toda la Unión el porcentaje del Producto Interior Bruto dedicado al sector pasó del 4,94% al 5,22% hasta 2004, con picos del 8,51% en Dinamarca y del 7,66% en Suecia, en España apenas se incrementó dos centésimas el gasto al pasar del 4,42% al 4,44%.

Dificultades de lectura

En España, uno de cada cinco chicos de 15 años tiene dificultades de lectura, en este caso con cifras semejantes al resto del continente (21,1% en España, frente al 19,8% en otros 16 países de los que se tienen datos), y en ambos grupos con un aumento de 2000 a 2003, si bien en el caso español mucho más pronunciado, pues mientras en los vecinos el porcentaje subió desde el 19,4%, para España lo hizo desde el 16,3%.

La formación permanente, que pasa por ser una de la claves para sobrevivir en un mundo en proceso acelerado de cambio, es una rara avis para los españoles. El objetivo de la UE es que en 2010 una de cada ocho personas (12,5%) en edad laboral esté inmersa en un proceso de actualización de conocimientos profesionales. Ahora mismo la cifra no llega al 10%, pero la progresión se ajusta bastante al calendario. No es el caso de España, donde la cifra sigue estancada y en 2003 fue del 5,1%. A escala continental ocupan los extremos del espectro, Grecia con el 3,9% y Suecia con el 35,8%.

Hay que llegar a la formación científica superior (matemáticos, científicos e ingenieros) para ver a España cumplir muy bien con las expectativas, dentro de un plan general unánimemente positivo, puesto que en 2003 ya se habían superado los 748.000 titulados en esas áreas con que la UE quería contra en 2010: eran 755.000, a los que España contribuía con 84.100, muy por encima de los 65.100 de tres años antes. Casi uno de cada tres de esos títulos los reciben mujeres, en línea con el promedio europeo.

La bomba de relojería de una formación deficiente

La reforma y potenciación de la educación es una de las armas de Europa para competir en un mundo globalizado, y la Comisión se felicita de que el número de licenciados con formación técnica y científica supera con mucho las expectativas. No pasa igual en las otras áreas, y el informe, que parte de la premisa de que la modernización de la educación y la formación son cruciales para el mantenimiento de la prosperidad y la cohesión, habla de inquietud de las consecuencias. La bomba de relojería de una educación deficiente.

"La viabilidad a largo plazo del modelo social europeo dependerá en gran medida de la capacidad de estas reformas para garantizar la participación activa de todos los ciudadanos en la vida económica y social", señala el informe, que califica de "particularmente inquietante" el escaso avance hacia las metas ligadas a la integración social. A no ser que se redoble la lucha contra el abandono escolar o el dominio de técnicas tan básicas como el entender un texto escrito "una buena parte de la próxima generación se verá abocada a la marginación social".

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