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Reportaje:

Cantarle las cuarenta a Franco

El Museo del Vino coloca un busto del dictador junto a un libro para que los visitantes se expresen sobre el general

El busto esculpido en bronce del general Franco que hasta 1976 presidía la sala de sesiones plenarias del Ayuntamiento de Vilafranca del Penedès (Alt Penedès) se puede ver ahora en el Museo del Vino de la misma localidad. Pero en esta ocasión, los motivos por los que la figura se exhibe nuevamente al público son diametralmente opuestos a los de hace 30 años. Ahora se exhibe para que simbólicamente el dictador se entere de lo que muchos nunca pudieron decirle en vida.

El busto se encuentra en el patio gótico del citado museo. A su lado hay una silla y una mesa en la que se halla un libro con las páginas en blanco para que todo el mundo tenga la oportunidad de escribir ahora, tres décadas después de la muerte del dictador, las emociones, los recuerdos y las opiniones que le merecen la forma de gobernar del general. Además del libro, para los que tienen más facilidad para hablar que para escribir, hay una grabadora y una cámara de vídeo. Incluso para los que quieran utilizar un lenguaje artístico que vaya más allá de la palabra escrita, también hay la opción de pedir al museo la posibilidad de hacer una performance teatral. El patio gótico del museo ha sido también diseñado de tal manera que se crea una atmósfera acorde con el personaje, sobre todo a medida que anochece. El trabajo ha sido realizado por la artista Núria Tomás. Entre la mesilla y el busto hay un cristal translúcido de color rojo que crea un juego de percepciones entre el escribiente y el Caudillo. La instalación se inauguró el pasado viernes por la noche, permanecerá abierta hasta el 27 de noviembre y hasta ahora la gente se ha animado a expresar lo que siente cuando oye el nombre de Franco.

"Escucha Franco, nada que decir, continúa muerto", reza a modo de epitafio una de las dedicatorias. Otros recuerdan la infancia. Para uno que no conoció a su abuelo, Franco fue "un asesino de inocentes y ladrón de ilusiones". Todo el material que se recoja en Escolta, Franco se conservará como documentos históricos. La directora del museo, Montserrat Iniesta, explica que lo que pretende esta instalación es provocar el ejercicio de memoria colectiva.

El libro de dedicatorias empieza con una especial. Es la de Maria Salvo, fundadora de la Asociación Mujeres del 36, una entidad que persigue recordar y difundir lo que realmente sucedió durante la represión franquista. "16 años de mi juventud en las cárceles de Franco no pudieron ahogar mis ansias de libertad y democracia", apunta Salvo en el libro. Ella fue una de las invitadas de honor en el acto de la inauguración, en la que destacó la importancia de que las nuevas generaciones aprendan los sacrificios que supuso luchar por los valores de la democracia. Junto a ella también estaba el consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura. Su departamento trabaja en el programa Memorial Democrático para recuperar la memoria histórica.

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