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IV CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

La iniciativa de EE UU de libre comercio para América divide al continente

Argentina y Brasil se oponen a la creación de un único bloque bajo la batuta de Washington

Jorge Marirrodriga

Las peores previsiones en cuanto a resultados de la IV Cumbre de las Américas se estaban cumpliendo anoche cuando los presidentes de los 34 países asistentes al encuentro comenzaron a abordar las cuestiones más espinosas del documento final. El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se había erigido en protagonista absoluta cuando ni siquiera estaba prevista en el orden de la reunión. De hecho, en el discurso inaugural, el presidente argentino, Néstor Kirchner, criticó la propuesta. "No nos servirá cualquier integracion, sino aquélla que reconozca la diversidad", advirtió.

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Los ministros de Asuntos Exteriores no pudieron llegar a un acuerdo sobre el tema en dos días de reuniones. La llegada de los jefes de Estado a la sede del encuentro, la ciudad argentina de Mar de Plata, lejos de producir un entendimiento rápido profundizó aún más las diferencias existentes entre, por un lado, los representantes de 23 países americanos partidarios de adherirse a la propuesta estadounidense, y, por otro, los miembros del Mercosur más Venezuela, que se resisten a poner en marcha este modelo de libre mercado desde Alaska hasta la Patagonia propuesto por EE UU.

El protagonismo le correspondió ayer al presidente mexicano, Vicente Fox, quien a primera hora de la mañana se mostró contundente y señaló que no estaba "nada satisfecho" con el borrador de declaración final que estaban acordando los ministros de Exteriores. En un lenguaje inusualmente duro en este tipo de reuniones -al menos en las declaraciones públicas-, Fox advirtió de que hay 23 países dispuestos a poner en marcha el ALCA y que éste es técnicamente factible sin la presencia de los miembros del Mercosur y Venezuela.

Además, el mexicano consideró que se estaba prestando más atención de la debida a las polémicas que genera Venezuela, y desde su delegación se filtró el malestar del mandatario porque una entrevista que tenía prevista con el argentino Néstor Kirchner fue suspendida en el último momento por parte del argentino.

Brasil pide consenso

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Desde el principal socio del Mercosur, Brasil, se intentaba reconducir, con poco éxito, la atención al motivo formal de la convocatoria del encuentro. "La cumbre es sobre cómo crear trabajo decente para fortalecer la democracia, no sobre el ALCA", destacó el ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, quien advirtió de la "excesiva ideologización sobre el ALCA". Según Amorim, la propuesta estadounidense "no es lo mismo para todos" y abogó por "desdramatizar y buscar el consenso". El ministro brasileño lanzó también un mensaje a Hugo Chávez: "Brasil no quiere enterrar el ALCA, pero sí construirlo sobre bases realistas y no sobre el voluntarismo, que es lo que está ocurriendo". Nada más poner un pie en Argentina, el venezolano había anunciado que estaba en Mar del Plata "para enterrar el ALCA y para asistir a un parto: el parto del ALBA [Alternativa Bolivariana para las Américas]".

La dificultad para sacar adelante la cumbre provocó que, desde el Ministerio argentino de Exteriores, uno de sus altos funcionarios, Agustín Colombo Sierra, se quejara del excesivo protagonismo que había tomado la cuestión ya que en su opinión la cumbre "no es el ámbito donde se encontrará la solución". En parecidos términos se expresó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, para quien las discusiones sobre el ALCA no debían haber tomado "tanta entidad".

La presencia del presidente estadounidense también sirvió para que Argentina expusiera a la Administración estadounidense -tanto en público como en privado- su impresión de que EE UU debería ocuparse más de la región. Ya por la mañana, Bush y Kirchner mantuvieron un encuentro a solas donde el presidente estadounidense le pidió a Kirchner que adopte "decisiones sabias" para atraer la inversión extranjera. El argentino, por su parte, solicitó la ayuda estadounidense para que en las futuras negaciones con el FMI el organismo internacional "comprenda la nueva realidad en Argentina". Bush le confesó que le había sorprendido el alto porcentaje de aceptación que tuvo el canje de la deuda impagada argentina, la mayor operación de reestructuración de deuda de la historia. Este porcentaje alcanzó al 83% de los acreedores.

A pesar del buen tono de la entrevista entre ambos mandatarios, Bush le recordó al presidente argentino una de las quejas más extendidas entre los inversionistas extranjeros: "Si una persona hace una inversión, aunque no tenga certeza del éxito, sí que tiene que tener certeza de que no van a cambiar las reglas". Por su parte, Kirchner calificó la reunión entre ambos de "absolutamente sincera y clara". Según el argentino, "no se buscó la placidez sino la verdad".

Con esta premisa, Kirchner se dirigió a sus invitados en la sesión inaugural de la Cumbre, donde echó en cara al FMI la negación de ayuda mientras su país se recupera "con esfuerzo". El presidente argentino reconoció que su país había cometido errores en la gestión económica en el pasado, pero exigió a los organismos financieros internacionales "que asuman su parte de responsabilidad". Mucho más duro se mostró con Estados Unidos, país al que acusó de haber permitido políticas que causaron "miseria, pobreza e inestabilidad económica".

El presidente George W. Bush y su homólogo argentino, Néstor Kirchner, se saludan al término de su reunión.
El presidente George W. Bush y su homólogo argentino, Néstor Kirchner, se saludan al término de su reunión.REUTERS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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