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Bush reafirma su apoyo a Uribe

El presidente de EE UU pide al Congreso que renueve la ayuda militar a Colombia

Yolanda Monge

Se dieron un caluroso apretón de manos y Álvaro Uribe le dio a George W. Bush varias palmadas en la espalda. El presidente de Estados Unidos daba así ayer la bienvenida al presidente de Colombia a su rancho de Tejas y ponía de manifiesto los fuertes lazos existentes entre Washington y su socio latinoamericano. "¿Qué tal estás?", le preguntó en español Bush a Uribe nada más bajarse este último del helicóptero en el que viajaba con su mujer. "Bienvenido a mi rancho", prosiguió el presidente en castellano.

Bush acostumbra a conducir, con su esposa Laura sentada al lado, su todoterreno hasta la escalerilla del helicóptero en el que sus invitados acceden al rancho. De un excelente humor, Bush se disponía a llevar a sus invitados hasta su casa cuando un reportero le preguntó al presidente si tenía carné de conducir. "Sí", bromeó y replicó, una vez más en español, el mandatario estadounidense.

EE UU ha aportado más de 3.000 millones de dólares a la lucha contra el narcotráfico

Durante la rueda de prensa -eclipsada por las preguntas a Bush sobre el último vídeo de Al Qaeda- ofrecida en el rancho de Crawford, Bush, en mangas de camisa y entre arbustos y maleza, informó de que pedirá al Congreso que mantenga "el compromiso" estadounidense para el Plan Colombia, que termina este año. Desde 2000, Washington ha aportado más de 3.000 millones de dólares (2.420 millones de euros) a la lucha colombiana contra el narcotráfico y los grupos insurgentes, principalmente con ayuda militar. "Nuestra relación estratégica es vital para la seguridad, prosperidad y libertad de nuestros países y las Américas", aseguró Bush.

A su lado, también con atuendo informal, Uribe resaltó la importancia de la alianza de su país con EE UU, cuyo objetivo final es que "Colombia pueda librarse por sí sola del terrorismo". A pesar de estar "ganando" esta batalla contra los terroristas, el presidente confesó la necesidad de la cooperación de Washington para concluir con éxito esta tarea.

Para Bush, la visita de Uribe es una manera de apoyar al líder de una nación que lucha contra el terrorismo y los narcotraficantes y trabajar para construir mejores relaciones comerciales con EE UU. Para Uribe, el viaje a Tejas llega en un momento crítico en Colombia, cuando la guerrilla, pagada por la droga, los secuestros y la extorsión, ejerce una fuerte presión sobre la política y la sociedad, y cuando los grupos paramilitares libran una guerra sin cuartel con los grupos guerrilleros. Más de 40 años de conflicto han acabado con la vida de más de 3.000 personas cada año, en su mayor parte civiles, y suscitan la constante denuncia de graves violaciones de los derechos humanos que se producen por parte de todos los actores del conflicto.

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Pero pese a la buena sintonía entre Uribe y Bush, el proceso de paz con los paramilitares -y la recién aprobada y polémica Ley de Justicia y Paz que lo rige- genera polémica en otras instancias del poder estadounidense, especialmente en el Congreso. Con esta ley, el Gobierno colombiano espera que los más de 10.000 paramilitares que se calcula que hay se desmovilicen, asuman sus crímenes y entreguen los bienes que adquirieron, productos de acciones armadas. Según sus críticos, la ley no garantiza el castigo de los involucrados en crímenes de guerra, pues no exigiría la confesión, y por tanto los desmovilizados sólo podrán ser procesados por los crímenes que ellos reconozcan haber cometido. Eso les permitiría mantener operativas las estructuras paramilitares, que son definidas por algunos como "organizaciones mafiosas".

Aun así, esta semana, el Gobierno de Estados Unidos ha expedido al Ejército de Colombia la "certificación" en Derechos Humanos, un "reconocimiento" al trabajo del Ejecutivo de Uribe que supondrá el envío de 62 millones de dólares para la lucha contra el "narcoterrorismo", según informó el vicepresidente colombiano, Francisco Santos. Aunque cada piropo que Colombia recibe de la Casa Blanca parece colocar al Gobierno colombiano en una posición más difícil, y a veces de enfrentamiento, con la vecina Venezuela, una de las relaciones más complicadas para EE UU en la región. Algunos analistas consideran que Washington aprovecha su relación con Bogotá en una supuesta estrategia de aislar al Gobierno del presidente Hugo Chávez, con quien Uribe tiene evidentes diferencias.

Pero no sólo la seguridad estuvo presente en la conversación que ambos mandatarios mantuvieron por la mañana. Otro tema principal fue el acuerdo comercial que EE UU negocia con Colombia, Perú y Ecuador. Uribe dijo a los periodistas que esperaba poder anunciar pronto la culminación con éxito de las negociaciones.

George W. Bush saluda junto a Álvaro Uribe desde su coche en el rancho de Crawford (Tejas), en 2005.
George W. Bush saluda junto a Álvaro Uribe desde su coche en el rancho de Crawford (Tejas), en 2005.AP

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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