El ciclista Manuel Beltrán en el suelo, tras una caída / EFE
Que prohíban el pinganillo
Hay muchas razones para estar en contra del pinganillo. Los viejos directores dicen que los ciclistas de ahora no saben ni colocarse en el pelotón si desde el coche no les llega a su oreja las indicaciones de dónde, cómo, cuándo y por qué. Los viejos aficionados dicen que el pinganillo ha matado la imaginación, el espectáculo, el sentido del riesgo, la esencia del ciclismo, en suma.