Valverde, resignado a no cruzar los Pirineos

Mediada la etapa, cuando Alejandro Valverde, hacía muecas de dolor a cola de pelotón y bajaba al coche del médico, el doctor Porte, para que le calmara el dolor de su rodilla izquierda con un chute de Cloretilo, el pulverizador que congela la zona en la que se aplica y la anestesia momentáneamente, en su equipo no creían aún llegado el momento de tomar decisiones. "No, no pregunten si en el caso de que sólo pueda continuar infiltrado lo infiltraríamos o preferiríamos su abandono", decían en el Illes Balears-Caisse d'Épargne. "Aún no está tan mal la cosa como para eso. Hasta que no termine la etapa y veamos cómo ha ido la inflamación no sabremos. De todas maneras, la única cura para su lesión es el reposo".

Vicente Iza, masajista: "La duda es cuándo se baja de la bici, pero de los Pirineos no pasa"

Terminada la etapa, la decisión parecía estar prácticamente tomada. "Somos pesimistas", dijo Eusebio Unzue, director del equipo. "No creemos que con esa rodilla pueda pasar los Pirineos". Valverde puede irse a casa hoy sin pasar por la salida. Para Valverde, su primer Tour no tendrá Pirineos. "Bueno, esto nos obligará a sacar a la luz a Mancebo, que lo teníamos bien tapado", asume Eusebio Unzue, director del equipo.

"Es una pena, pero él ya ha cumplido. Con creces", dice José Miguel Echávarri, director del equipo. "Alejandro ya ha ganado su primer Tour. Lo ganó en Courchevel batiendo a Armstrong y lo ganó pasando el Galibier en cabeza, demostrando que es un hombre Tour". Valverde ha demostrado en su primera participación en la Vuelta a Francia que es capaz de ganar. Y de sufrir. Ya lo dice el más grande, o sea, Lance Armstrong: "Quien no sufre, no gana". Llegados a estas alturas, "no tiene sentido mantenerle subido a la bici si no mejora". Lo dijo Unzue en la meta de Digne-les-Bains. Sol y aroma de lavanda en el preludio de una despedida. Puede que se empeñe y hoy Valverde pida intentarlo otra vez. Pero ni él confía en que la cosa vaya a mejor, en que el dolor disminuya junto a su rótula.

Sabe, porque se lo ha dicho Vicente Iza, que así no va a ningún sitio. "No pasa los Pirineos. No puede", le tiene dicho el masajista que en tantas ocasiones recuperó a Miguel Indurain con sus cuidados. "La duda es cuándo se baja de la bici, pero de los Pirineos no pasa".

"La realidad es que está mal", asume Unzue. El director del Balears no tuvo ayer su mejor día desde que empezó el Tour. Metió pieza en la escapada y total, para nada. Según Gárate, del Saunier Duval, que también se metió en el grupito que rompió la carrera y no llegó a cerrar acuerdos, "parece que hay a quien le vale ser segundo". Valverde no es de ésos. Ayer llegó con el grupo, sin ceder un minuto. A cobijo de Txente García Acosta, el abuelo del Balears, soportó como pudo los primeros 70 kilómetros, a cola de un pelotón que pedaleó a más de 50 por hora. "El inicio ha sido infernal", se escandalizaba Unzue. "¡Qué intensidad de carrera! Justo lo peor para Alejandro", ahondaba. "No tiene sentido seguir así, que sufra como ha sufrido. Si su rodilla necesita descanso, habrá que dárselo", asumía Unzue. Dos teorías: Valverde no se bajó ayer por cabezón. O por casta, que no es lo mismo.

La lesión que afecta a Valverde tiene su origen, según versión oficial, en el transcurso de la contrarreloj por equipos. "Se dio el típico golpe". O sea, con un pedal de un compañero, al pasar. La lluvia y el frío en días posteriores, sumado al esfuerzo en la escalada de los 2.600 metros del Courchevel para ganar la etapa, degeneraron la dolencia. Del golpe se pasó a una inflamación tendinosa que ha terminado afectando al rotuliano. Dijo Coppi que el Tour se gana en la cama, pero a Valverde no le ha bastado con dormir mucho ni con los cuidados de Iza, a base de crioterapia -disparos de hielo sobre la zona afectada-, y talasoterapia -con agua de mar-. A Valverde se le acaba su primer Tour. A Valverde le queda mucho por correr, mucho por sufrir y "todo por ganar en Francia", según sus compañeros de equipo. La relación de Valverde con el Tour no ha hecho sino comenzar. Y parece que se han gustado. El verano que viene, volverán a quedar.