Grandes fugas
Ayer terminé el artículo hablando del 14 de Julio, fiesta nacional francesa. No alcanzo a entender hasta qué punto esto es importante para los franceses; vamos, que no sé de dónde les sale toda esa vena patriotera, pero lo cierto es que todo los años este es un día en el que ellos ponen toda la carne en el asador. Así que la organización, como buenos franceses que son, siempre diseña un recorrido apto para guerrilleros, sabiendo que sus equipos (los franceses) nunca les van a fallar. También les ayuda el hecho de que siempre toque hacia la mitad del Tour (llevan 12 etapas con la de ayer, y les faltan 9), con lo que ya suele haber amplias diferencias en la general, y muchos corredores tienen ya libertad de movimientos.
Yo, aunque este año no puedo escribir desde mi sillín como a mí me gustaria, estoy ahora mismo igual (o peor) que si hubiese hecho la etapa. De hecho mi entrenamiento de hoy ha sido más largo que su etapa, no en kilómetros, pero sí en horas. Más duro me ha parecido a mí también, pero eso nunca se puede asegurar porque la carrera es la carrera, y hay que estar allí para saberlo. Así que aquí estoy ahora y me pasa lo mismo que si hubiese hecho la etapa en el pelotón: que llegas a meta y estás tan cansado que sólo piensas en beber algo fresco y descansar, y sólo al cabo de un rato te preocupas por saber quién ha ganado y qué es lo que ha pasado en la otra carrera, en la que tú no has vivido.
Hoy tocaba traslado, así que ahora estarán todos en los autobuses viendo en cualquier canal la resolución de la etapa y comentando entre todos la jugada. Lo estoy viendo. Como casi todos los equipos estaban representados en la fuga, en casi todos los autobuses habrá algun implicado, así que alguno de sus compañeros le increpará con razón: ¡pero cómo sois tan cenizos que dejais que se os vaya uno y no os organizais para cazarlo! Mientras su compañero asentirá balanceando la cabeza y le contestará: déjame, déjame, que bastante cabreo tengo ahora como para que vengas tú a meter cizaña.
Es que claro, es lo que pasa siempre en las grandes fugas, que nunca hay acuerdo. Cuando una escapada es de dos, o tres, o cuatro, como la de anteayer, todos colaboran sin medida. Pero cuando es de quince o veinte como ayer , uf..., nadie da relevos de fundamento. Al principio sí, hasta que la diferencia se afianza y se ve que la fuga es buena. Luego no, doy dos pedaladas pero guardo otras dos, que éste va mejor que yo, a éste otro le voy a engañar y al otro se la tengo jurada. Y pasa lo que pasa, que al final uno gana y todos se lamentan: ¡joder, si yo iba mejor que él...!
Pedro Horrillo es corredor del Rabobank.
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