El desafío de Madrid
Ha llegado la hora de la verdad. Madrid se la juega este miércoles en Singapur frente a las cuatro ciudades más importantes del mundo: Londres, Moscú, París y Nueva York. El Comité Olímpico decidirá por votación secreta cuál albergará los Juegos de 2012. Será el final de una carrera de fondo que empezó hace más de una década. Ésta es la historia del proyecto olímpico madrileño, de las personas que lo han hecho posible y de sus probabilidades de ganar.
El próximo miércoles, el Comité Olímpico Internacional (COI) inicia en Singapur su cónclave número 107 bajo la égida de su sumo sacerdote, Jacques Rogge, un cirujano belga de 63 años estirado y elegante. Muy en línea con su predecesor, Juan Antonio Samaranch, presidente del COI entre 1989 y 2001: un jefe de Estado sin Estado, un emperador global conocido en los medios de comunicación anglosajones como "el papa Juan Antonio". Esa particular curia deportiva decidirá este 6 de julio qué ciudad albergará los Juegos Olímpicos en 2012. No habrá fumata, pero el fallo será televisado a miles de millones de espectadores.
No será una elección fácil. Los miembros del COI se enfrentan a la contienda más encarnizada de los 111 años de movimiento olímpico. Las cuatro metrópolis más importantes del mundo -Nueva York, Moscú, París y Londres- quieren los Juegos. Junto a ellas, Madrid se bate por primera vez con los galácticos. Aspiran a reinventar sus ciudades, atraer turismo e inversiones, y reactivar su liderazgo mundial. Y están dispuestas a gastarse mucho dinero en el envite. Londres, 16.000 millones de dólares sólo en infraestructuras.
Una carrera que en principio no era una carrera. Los Juegos de 2012 estaban adjudicados a París. La ciudad predilecta del COI. Le tocaba. En París se inició el movimiento olímpico en 1894. Y en París se celebraron los Juegos de 1900 y 1924. Eran los viejos tiempos. Después, el COI se mudó al paraíso (fiscal) de Lausana y la capital francesa perdió influencia; incluso fue derrotada por Barcelona para organizar los Juegos de 1992 y por Pekín para los de 2008. Y ésta era la suya. Hasta que apareció en escena Madrid: la capital de una potencia media europea que nunca había organizado los Juegos. Empezó despacio. Sin nervio. Sin tradición deportiva más allá del fútbol. Ni experiencia en la organización de grandes eventos. Sevilla había fracasado como candidata en las dos ocasiones anteriores. Y Barcelona 92 estaba demasiado reciente en la memoria del COI. Madrid lo tenía todo en contra.
Ha sido una carrera de fondo. Los primeros pasos de la candidatura madrileña se dieron hace más de una década, en el verano de 1994. Ese año, el gobierno municipal encargó un informe sobre la viabilidad de Madrid como anfitriona olímpica. Dos años antes, los Juegos habían transformado la mentalidad, fisonomía e infraestructuras de Barcelona. "Los Juegos es lo más importante que le ha pasado a Barcelona en su historia", explica Juan Antonio Samaranch. "Es distinta: más optimista, más emprendedora, está de moda. Y eso se refleja en el turismo y en los negocios".
Juan Manuel Fernández, arquitecto municipal y pieza clave en la candidatura de Madrid 2012, afirma que en el Plan General de Ordenación Urbana de 1997 ya se contemplaba el impacto de unos Juegos en la ciudad: "Podían ser muy positivos para la integración ciudadana en torno a un elemento común; una forma de unir a los habitantes en una ciudad hecha de aluvión. Podían dar respuesta a cuestiones sociales. Posicionar a Madrid en el mundo, y proporcionarle una imagen de eficacia y apertura al exterior". El interés del Ayuntamiento de Madrid por los Juegos se reafirmaba en 2000, durante una visita del entonces alcalde, José María Álvarez del Manzano, a la sede del COI, el bucólico palacio Vidy, en Lausana (Suiza). La reunión supuso un jarro de agua fría. El presidente Samaranch puso en duda la calidad de las instalaciones deportivas de la capital y criticó su abulia en la organización de eventos deportivos. Si Madrid aspiraba a unos Juegos tendría que trabajar duro.
Y lo hizo. Un año más tarde se constituía el primer organismo de gestión de la candidatura. Al frente, aupado por el propio Samaranch, Feliciano Mayoral, un ex jugador de voleibol que ha trabajado en la organización de los Juegos de Barcelona, Sidney y Atenas. Mayoral recuerda sus primeros pasos: "Me pedían encontrar una aguja en un pajar. Tenía que convencer de la viabilidad de los Juegos a los de dentro y a los de fuera; construir un proyecto sólido. Y comenzar a pasar los exámenes del COI".
Es, sin embargo, tras la llegada de Alberto Ruiz-Gallardón al Ayuntamiento de la capital, en mayo de 2003, cuando el proyecto olímpico comienza a bullir. Madrid 2012 empieza a sonar en los medios de comunicación europeos, que no pierden la oportunidad de ningunear el proyecto. Y el alcalde de Madrid se mueve a toda máquina. Pone en juego su prestigio. Y logra fraguar un sólido consenso con todas las fuerzas políticas. Consigue, por ejemplo, el apoyo de su rival en el seno del Partido Popular, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, y el aval del Gobierno socialista de la nación, firmado por dos vicepresidentes y nueve ministros, que garantiza ante el COI la consecución de los Juegos. "Hemos hecho política con mayúsculas", dice el alcalde a punto de partir hacia Singapur. Pálido y con media docena de kilos menos bajo su chaqueta a medida, como en sus tiempos de opositor a la carrera fiscal, Ruiz-Gallardón niega que haya ninguna ambición política en su apuesta olímpica: "Me he involucrado porque es bueno para España. No tenemos nada que perder y mucho que ganar. La candidatura no ha supuesto un gasto extraordinario ni hemos tenido que construir nada que no necesitemos. Es una apuesta de todos y una ocasión irrepetible para darnos a conocer en el mundo".
"Madrid ya es olímpica y ahora la vamos a hacer universal", afirma Rodríguez Zapatero. El apoyo del presidente del Gobierno al proyecto de 2012 ha sido incondicional. Él también viajará a Singapur. Y no como figura decorativa: está empollado en olimpismo. Una conversación con él supone escuchar una perfecta disección de las posibilidades de Madrid, el liderazgo de París y el sprint de Londres: "No hay que hacerse ilusiones, porque es difícil, y es la primera vez que nos presentamos. Bueno yo gané a la primera; a ver si lo repetimos en Singapur".
Hace sólo 14 meses, Madrid pasaba de ser una actriz de reparto en la contienda por los Juegos Olímpicos a pisarle los talones a París. El 18 de mayo de 2004, el dossier de candidatura madrileño se situaba a dos décimas del de París. Y la gente se echó a la calle. Las encuestas hablan de un 91% de apoyo popular. La diminuta Plataforma Contra Madrid 2012 es la única oposición organizada que ha localizado en Madrid este periodista, pero su disidencia va más contra el modelo de ciudad que se quiere crear en torno a los Juegos que contra los propios Juegos.
Ese 18 de mayo empezó la carrera de verdad. Quedaba convencer a los 116 miembros del COI. Hoy, el resultado es el más incierto de la historia del movimiento olímpico. ¿Quién va a ganar? "Nadie tiene una respuesta en este momento, nadie", asegura José Luis Rodríguez Zapatero. Jacques Rogge, presidente del COI, aseguraba en el diario parisiense Le Monde que la victoria se dilucidará por media docena de votos. Antonio Lucio, director de medio ambiente de Madrid 2012, da su visión de la contienda: "Con nuestra humilde trainera nos hemos colado en la selecta regata Oxford-Cambridge. Y puede pasar cualquier cosa".
Madrid ofrece el mejor proyecto técnico y el presupuesto más ajustado de las cinco ciudades candidatas. El mayor apoyo popular y la experiencia de Barcelona 92 en la gestión y organización de unos Juegos. Y la tranquilidad para el COI de que el 83% de las instalaciones deportivas está concluido o en curso. Si se consiguen, los Juegos de Madrid serán ecológicos, libres de coches, hechos a la medida de los deportistas y no supondrán una hipoteca para el futuro de la ciudad. El alcalde habla de un beneficio de 6.000 millones de euros hasta 2016. Y de 300.000 puestos de trabajo, la mitad en Madrid. Además se vivirán en la calle. "Los Juegos de la alegría", según definición de Mayoral.
Todas las variables de la ecuación han sido contempladas por la candidatura. Desde la sostenibilidad económica y ambiental del proyecto hasta la organización de pruebas deportivas internacionales para irse bregando. Se han cuidado los mínimos detalles de imagen. Un carril bici rodeará la ciudad; el agua del canal de piragüismo en aguas bravas será reciclada; la energía que alimente los recintos olímpicos, renovable; los autobuses, alimentados por hidrógeno; hasta las camisetas promocionales están unidas al concepto de comercio justo. ¿Pura propaganda? Para Juan Manuel Fernández: "De ninguna manera; lo que prometes, lo tiene que rubricar el alcalde. Es un contrato con el COI que hay que cumplir a rajatabla".
Todo está previsto. Sin embargo, las matemáticas no son concluyentes en las deliberaciones del COI: el club privado más poderoso del mundo, con sólo 116 socios (70 menos que el Sacro Colegio Cardenalicio), procedentes de 80 países, y que ingresa con los Juegos de Verano más de 3.000 millones de dólares. Una extraña mezcla de reyes, jeques, atletas y ex atletas; miembros de federaciones y de comités olímpicos nacionales. Sus decisiones, como las de la curia, son secretas. Individuales. Se supone que infalibles. E imprevisibles. No hay que fiarse de las apuestas. Para organizar los Juegos de 1988, la favorita era Nagoya y se los llevó Seúl; para 1996, la favorita era Atenas y se los llevó Atlanta; para 2000, la favorita era Pekín y se los llevó Sidney; para 2004, la favorita era Roma y se los llevó Atenas. Y en 2008, frente al carisma de París y el proyecto técnico de Toronto, se los llevó Pekín. Para 2012, París es la favorita. Pero ¿de qué depende el voto de los miembros del COI?
Contesta Manuel Fonseca, director deportivo de los Juegos de Barcelona y hoy jefe de gabinete del secretario de Estado para el Deporte: "El COI es un club que no responde a cambios de Gobierno ni a consignas políticas. Y tiene un producto, los Juegos Olímpicos, que suponen el acontecimiento social más importante del mundo, con una audiencia de 3.500 millones de espectadores y un gran prestigio comercial. Y todas las ciudades del mundo quieren su producto. Y los miembros del COI eligen la ciudad en la que su marca va a funcionar mejor".
-¿Cómo se consigue el voto del COI?
-Primero hay que hacer una difusión del proyecto a nivel mundial. Ir creando un ambiente. Que los miembros del COI vean que los quieres de verdad. Y los vas a cuidar. Que no pretendes una simple promoción de tu ciudad. Quieren ver que la ciudad los desea. No ganas con la simple evaluación técnica. No es vinculante. Ganas con pasión.
Una fuente olímpica que solicita el anonimato completa la descripción de Manuel Fonseca: "Para el COI, es la ciudad la que se beneficia de los Juegos y no los Juegos los que se benefician de la ciudad. El COI hace el favor y tú le tienes que conquistar. Y ése ha sido el error de París, su autosuficiencia: darle a entender al COI que sería una suerte para el olimpismo que los Juegos se celebraran en París. Y no al revés. Y ahí, España es mucho humilde".
Yo te ayudo y tú me ayudas. Al final se trata de que la ciudad obtenga beneficios. Es básico contar con un presupuesto moderado. Construir instalaciones deportivas que tengan una utilidad clara después de los Juegos. Invertir lo justo en infraestructuras. Los promotores de la candidatura de Madrid 2012 están convencidos de que si los Juegos de 2012 se celebran en España, un país que hace sólo 30 años era una dictadura en vías de desarrollo, esa decisión supondrá un soplo de esperanza para muchas capitales de África y Latinoamérica que no cuentan con los presupuestos ni el potencial económico y político de París, Londres o Nueva York, pero que aspiran a organizar unos Juegos.
Algo que hoy es imposible para una ciudad con menos de tres millones de habitantes, que no cuente al menos con 40.000 plazas hoteleras y una sólida estructura de seguridad, sanidad y transporte público. Las proporciones que han alcanzado los Juegos durante el papado de Juan Antonio Samaranch, gracias al dinero de los derechos televisivos (las televisiones ya han pagado más de 1.500 millones de dólares por retransmitir los de 2012) y de los grandes patrocinadores comerciales del programa TOP (Coca-Cola, IBM, McDonald's, Samsung, Visa , que aportan otros 1.300 millones), son impresionantes. "Y con ese tamaño, con 28 deportes, 11.000 atletas, 25.000 periodistas y una organización que cuesta no menos de 2.000 millones de euros, los Juegos pueden morir víctima de su propio éxito. No pueden seguir creciendo, o llegará un día en que ninguna ciudad se querrá hacer cargo de ellos. La oferta de Madrid es buena porque es sensata y puede servir de puente con el Tercer Mundo", recalca una fuente del movimiento olímpico.
Juan Antonio Samaranch Salisachs, un financiero catalán de 45 años, pertenece al COI desde 2001, y es, junto a la infanta Pilar de Borbón, el único miembro español. El hijo del ex presidente del COI confiesa que en los últimos meses su vida se ha visto transformada por una avalancha de cartas, llamadas y encuentros casuales con las candidaturas de Nueva York, Londres, París y Moscú, intentando orientar su voto. Siempre de forma discreta. Desde 1999, los miembros del COI tienen prohibido visitar las ciudades aspirantes y mantener encuentros programados con los ejecutivos de las candidaturas. El desencadenante fue el pago de comisiones a varios miembros del COI a cambio de su voto a favor de Salt Lake City (EE UU) para organizar los Juegos de Invierno de 2002. Cuatro dimitieron; el resto fueron expulsados. Samaranch quedó tocado. Su hijo rebate: "La corrupción en el seno del COI era mínima y a muy pequeña escala". Los conocedores del movimiento olímpico tienen otra versión: los fastuosos viajes de los miembros del COI acompañados por sus familias para examinar las ciudades candidatas. Una práctica que pertenece al pasado.
Hoy, el examen técnico corre a cargo de una comisión de evaluación, y cualquier movimiento de los miembros del COI se mira con lupa. Las normas no dicen nada de esos encuentros casuales que provocan los miembros de las candidaturas en los pasillos de un hotel de cualquier lugar del mundo, o su asistencia a los actos político-deportivos que organiza el COI. Un buen momento para saludar a sus miembros y ganarse voluntades. A lo largo de este año, la candidatura española de Madrid 2012, con el alcalde al frente, se ha reunido en Berlín y Dubrovnik con los miembros europeos del COI; en Qatar, con los asiáticos; en Brisbane (Australia), con los de Oceanía; en Accra (Ghana), con los africanos, y en Almería, con los mediterráneos. "Actos a los que hay que ir para que te vean", explica el alcalde de Madrid. "Hay que estar: aunque no ganes votos, evitas perderlos. Y los otros candidatos también van a estar".
Juan Antonio Samaranch, hijo, enfrascado en la organización de los Juegos de Invierno de Turín 2006, explica: "Una vez que los miembros del COI vemos que el proyecto se puede llevar a cabo, valoramos qué ciudad candidata puede beneficiar más al movimiento olímpico, como Moscú en 1980 o Barcelona en 1992. Y a eso le sumas el factor emocional: por ejemplo, reparar el daño moral de un atentado como el 11-S en Nueva York o el 11-M en Madrid. Y a eso le sumas tus relaciones personales, tu afinidad con esas ciudades y con su gente, si te sientes cómodo en ellas, si has vivido allí. Y a eso le añades si han realizado buenos campeonatos del deporte que tú procedes. Te formas una opinión. Y votas".
-¿Va a ganar París?
-París no es la favorita. Tiene perseverancia y proyecto, y es capaz de llevarlo a cabo, pero no más que las otras ciudades. Y desde luego no más que Madrid. Es difícil que ganemos, pero es igual de difícil para París o Londres.
Más allá de la sutil diplomacia olímpica, a 35 metros sobre el nivel del suelo, en lo más alto de las gradas del Estadio de Madrid, se comienza a comprender la magnitud de la apuesta de 2012. Estamos en la cima de la Peineta, la columna vertebral del proyecto olímpico. Tras su remodelación, este complejo se convertirá en un moderno polideportivo con capacidad para 75.000 espectadores. A su izquierda, entre nubes de polvo, el gigantesco cráter que albergará las cajas de cristal del centro acuático; justo enfrente, los terrenos cubiertos de maleza donde se alzará la villa olímpica, desde la que 7.000 atletas podrán acceder a pie a las instalaciones deportivas. Más allá, a escasos cinco minutos en coche, la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, y si se gira la vista unos grados en dirección norte, los pabellones del Recinto Ferial, en los que se disputarán ocho disciplinas deportivas y donde quedarán instalados los centros de prensa y de televisión. Y a los pies del estadio, un enorme gusano de hormigón anuncia la inminente llegada del metro al corazón del complejo. Iñaki Urdangarín, vicepresidente del Comité Olímpico Español, analiza las instalaciones: "Todo está pensado para los atletas; yo he sido olímpico en tres ocasiones y nunca he visto un diseño que resulte más cómodo para los que van a competir. Ir andando es una maravilla. Te ahorra tiempo y estrés. Es un buen proyecto y vale la pena que luchemos hasta el último minuto".
La jornada amanece sedienta y calurosa en el futuro anillo olímpico. Faltan días para que el Comité decida la ciudad que organizará los Juegos de 2012, desde el centro de convenciones Raffles City de Singapur. La delegación española estará presidida por la Reina, que dirá unas palabras. Tras ella, Rodríguez Zapatero y Ruiz-Gallardón. Sus intervenciones y los audiovisuales que las complementarán se guardan en el máximo secreto. El presidente del Gobierno filtra que hablará "de la España moderna que acogerá los Juegos". Es el último esfuerzo del que habla Urdangarín. Hay que convencer a los miembros indecisos del COI.
Madrid 2012 sabe cómo arañar esos últimos votos indecisos. Y lo sabe gracias a los buenos oficios del viejo Samaranch, de 84 años. Su papel es difícil de concretar. Pero Ruiz-Gallardón afirma: "Sin él no estaríamos en condiciones de ganar". Samaranch está usando su dominio de la sutil diplomacia olímpica para atraer el voto del COI hacia Madrid. Hace un mes, un ejecutivo olímpico comentaba a este periodista que el ex presidente había hablado con 65 miembros del COI. Y continuaba adelante. Les conoce por su nombre. Él los nombró. "Aunque el favor que se paga es el último, y muchos miembros del COI se lo deben ahora a Rogge, el actual presidente", explica un miembro del movimiento olímpico. "Samaranch tiene aún mucha influencia, pero hay que ver si eso se refleja en votos. Como habrá que ver si el COI vota en Singapur por bloques (los latinoamericanos, los del antiguo bloque soviético, los africanos, los asiáticos) o de forma individual".
En la línea de diplomacia bizantina heredada, el hijo de Samaranch describe el trabajo de su padre como "una fuente impresionante de información y consejo para Madrid 2012. Conoce los resortes, los procedimientos y las estructuras del COI. Sabe cómo se hacen unos Juegos Olímpicos y nos ha dirigido". ¿Y cómo define el propio Juan Antonio Samaranch su papel?
Samaranch va vestido de Samaranch: traje y corbatas azulados, camisa blanca, zapatos tan lustrados que en ellos se reflejan los aros olímpicos que luce en el ojal. Mientras pasea por el parque del Retiro, quita importancia a sus gestiones: "Yo ya estoy jubilado y no mando nada. Pero me siento más libre para echar una mano que con Barcelona. Entonces, yo era el presidente y fui neutral. Ahora soy libre; he hablado con mucha gente y les he explicado la verdad de Madrid. Y hay esperanzas".
¿Tiene el alcalde un 'plan B' en caso de derrota? Alberto Ruiz-Gallardón confiesa que no. "Hemos estado tan ocupados que no hemos tenido tiempo". El resto de los miembros de la candidatura quita dramatismo a esa posibilidad y esgrime el enorme legado que supone para Madrid haber llegado a la final. Los técnicos hablan del respeto medioambiental que ha impregnado todo el proyecto, y que se extenderá al futuro concepto de ciudad; de las instalaciones deportivas que ya están en marcha; de la creación de miles de plazas de hotel; de la experiencia en la organización de mundiales deportivos; de la sensibilización ciudadana con más de 60.000 voluntarios. "Ha valido la pena", recalca Ruiz-Gallardón.
"Y se supone que esto es deporte. Es juego limpio. Ilusión. También es marketing, pero lo deportivo tiene que estar siempre por encima", sentencia Juan Antonio Corbalán, ex jugador de baloncesto y medallista olímpico en Los Ángeles. "Y en deporte se gana o se pierde. Y si no los conseguimos ahora, los conseguiremos más tarde. Siempre me viene a la cabeza la imagen de dos corredores de fondo de los años cincuenta: Emil Zatopek y Alain Mimoun. Mimoun iba por delante toda la carrera, las tres horas de un maratón, pero Zatopek tenía un final mortífero. Y cuando quedaban pocos metros para la meta, Mimoun, que había ido en cabeza toda la carrera, comenzaba a escuchar a su espalda el ruido de las zapatillas de Zatopek cada vez más cerca: le iba alcanzando. Y siempre le superaba. Y esa escena se repitió durante una década. Pero Mimoun no desfallecía. Y en los Juegos de Melbourne de 1956 ganó a Zatopek. Lo había conseguido. Eso es el olimpismo".
Las rivales de Madrid
Sólo cinco ciudades pasaron el corte del COI el 18 de mayo de 2004 en Lausana (Suiza). A continuación recibieron la visita de la comisión de evaluación y su temido informe. Singapur es su examen final.
París. Es la favorita. Fue derrotada frente a Barcelona para los Juegos de 1992 y frente a Pekín para 2008. El presupuesto de su comité organizador es de 2.600 millones de dólares. Las joyas de su candidatura son el Estadio de Francia, alrededor del cual se crearán ocho centros deportivos, y el complejo de Roland Garros. La competición de voley-playa se situará bajo la Torre Eiffel.
Londres. La cotización de sus acciones ha ido creciendo gracias a la personalidad de su cabeza visible, el atleta Sebastian Coe. El presupuesto del comité organizador es de 2.460 millones de dólares. Su apuesta en infraestructuras es la más cara, y pretende reactivar un área de 200 hectáreas en el deprimido este de la ciudad.
Nueva York. Una candidatura que no ha logrado despegar por los problemas de la ciudad para obtener capital con el que construir un estadio olímpico. El presupuesto del comité organizador es de 3.000 millones de dólares. Tiene el apoyo de los grandes patrocinadores.
Moscú. Recibió un serio rapapolvo por la comisión de evaluación por la falta de datos. El presupuesto del comité organizador es de 1.840 millones de dólares. Su estadio olímpico es el de los Juegos de 1980.
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