Los países beneficiarios del perdón del G-8 serán sometidos a controles
Paul Wolfowitz comienza un viaje de una semana por África
Las 18 naciones que se verán beneficiadas con la cancelación de una deuda conjunta de 40.000 millones de dólares (34.000 millones de euros) serán sometidas a exigencias de control y transparencia, según anunció ayer el ministro del Tesoro británico, Gordon Brown. Mientras, Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, salió de Londres rumbo a Nigeria en un viaje de una semana por África.
Brown explicó ayer, en una entrevista con la televisión británica, que la propuesta acordada el pasado sábado debe asegurar que la cancelación de deudas y las nuevas ayudas financieras tengan el destino para el cual se ha decidido: la gente necesitada de los países pobres. "Una mayor transparencia está en el centro de la propuesta", dijo. "Creo que la gente se da cuenta en África de que si los gobiernos no son transparentes sobre lo que piensan hacer habrán de recibir menos ayuda, al tiempo que deben rendir cuentas, no sólo ante los organismos multilaterales de crédito y los países acreedores, sino ante su propio pueblo", subrayó.
La exigencia de control y transparencia fue uno de los puntos de la discusión que prolongó durante varias horas la reunión de los ministros de Finanzas del G-8 ( Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Rusia). Alemanes y japoneses, con el apoyo de Francia, preferían un esquema en el que se contemplara a los países más endeudados con dificultad para cumplir el pago de intereses. Gordon Brown, con el respaldo de EE UU, logró persuadirles de que habrá mecanismos de control estrictos.
Esos controles supondrán, de hecho, colocar a los 18 países que "inmediatamente", según Brown, gozarán de la condonación de su deuda (Benin, Bolivia, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Guyana, Honduras, Madagascar, Malí, Mauritania, Mozambique, Nicaragua, Níger, Ruanda, Senegal, Tanzania, Uganda y Zambia) bajo un sistema de supervisión aparte del que ya rige para ellos, ya que forman parte del programa de países pobres altamente endeudados (HPIC) que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional pusieron en marcha en 1996.
Aunque Brown se ha mostrado eufórico con su gran victoria del perdón -el programa de cancelación alcanzará los 55.000 millones de dólares después que se aplique a un grupo de otros 20 países en lista de espera-, los niveles de deuda en África y otras regiones pobres siguen siendo insostenibles. Es lo que Gordon Brown llama una "deuda impagable".
Uganda, por ejemplo, obtuvo en el año 2000 una cancelación parcial de deuda. Sin embargo, el reembolso de la deuda pendiente supuso en 2002 y 2003 un 209% respecto a sus exportaciones. El Banco Mundial ha estimado que en el periodo 2012-2013 dicha relación se situaría en el 150%.
Muchos casos como éste explican por qué ha logrado el Reino Unido sacar adelante la iniciativa de cancelación de deuda. Sin embargo, sólo se trata de dar de baja los préstamos de los organismos multilaterales. La deuda total de los países pobres asciende a 523.000 millones de dólares, lo que les exige el pago de intereses por valor de 100 millones de dólares diarios. África, por otra parte, mantiene una deuda total de unos 300.000 millones de dólares.
Gordon Brown se conformó, en la reunión de ministros del G-8, con sacar adelante la cancelación de la deuda. No planteó, por ejemplo, su Iniciativa Financiera Internacional, una propuesta de duplicar los fondos de ayuda a los países africanos hasta los 100.000 millones de dólares a través de un sistema de emisión de bonos. Brown intentará en las próximas semanas, en la recta final de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Glenagles (Escocia), volver a la carga.
Ayer Brown reconoció que no ha habido avances en el segundo tema estrella que el Reino Unido quiere llevar a Glenagles: el cambio climático. El tema no fue considerado por los ministros de Finanzas y será objeto de una reunión monográfica de los ministros de Medio Ambiente en las próximas semanas.
Por su parte, el nuevo presisdente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, viajó ayer a Nigeria. Wolfowitz, según fuentes solventes, ha jugado, junto con Rodrigo Rato, director gerente del FMI, un papel importante en el apoyo de la iniciativa del Reino Unido para cancelar la deuda de los países más pobres.
La semana pasada, en coincidencia con la visita del primer ministro británico, Tony Blair, al presidente George Bush, en Washington, Wolfowitz declaró: "Creo que estamos ante un momento crucial de la historia, en que África puede convertirse en un continente de esperanza y el Banco puede ocupar un lugar importante en esa tarea. De modo que, en términos de prioridades, es la número uno".
Wolfowitz quiere aportar apoyo personal al Gobierno nigeriano para renegociar la deuda, cuyo repago en 2005 sufre dificultades importantes, con el Club de París. Después de Nigeria, Wolfowitz viajará a Suráfrica, Ruanda y Burkina Faso.
Ayuda para Bolivia
Uno de los países que forman parte de los 18 que se beneficiarán de inmediato con la cancelación de deuda, Bolivia, será objeto de análisis en la reunión que hoy mantendrán los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE). En este sentido, el Gobierno español estima que, aparte del programa general de cancelación de deuda para Bolivia, sería necesario una ayuda de emergencia y humanitaria a raíz de la grave crisis por la que atraviesa el país latinoamericano durante las últimas semanas.
España tendrá que aportar ayuda destinada al programa de cancelación de deuda a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), entidad que la solicitará el próximo mes de septiembre en su asamblea anual.
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