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Alemania y España revisan su pasado

Comienza en Berlín un encuentro de intelectuales sobre la cultura de la memoria histórica

Escritores, historiadores y políticos españoles y alemanes debaten hasta mañana bajo el título La cultura de la memoria. La memoria histórica en España y Alemania, una serie de temas relacionados con la revisión y la recuperación del pasado inmediato de los respectivos países. El encuentro, organizado por el Instituto Cervantes y el Instituto Goethe, pretende contribuir a la integración europea. El simposio permitirá analizar las distintas tendencias y enfoques a la hora de recordar y recontar los acontecimientos históricos que vivieron ambos países el pasado siglo, unos sucesos traumáticos -la Guerra Civil española y el nazismo alemán- que deben ser estudiados desde el rigor y la honestidad intelectual.

El escritor Jorge Semprún y los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y España, Joschka Fischer y Miguel Ángel Moratinos, respectivamente, abrieron ayer en el Instituto Cervantes de Berlín el simposio sobre La cultura de la memoria. La memoria histórica en España y Alemania. Jutta Limbach, la presidenta del Instituto Goethe, elogió la estrecha colaboración entre los institutos Cervantes y Goethe y afirmó que la política cultural "hoy ya no puede ser nacional". Según Limbach, su función es "cruzar fronteras con todos los medios artísticos y culturales posibles para estabilizar las sociedades".

El simposio es el segundo organizado por los dos institutos de cultura de ambos países y forma parte de un ciclo iniciado en 2002 bajo el título Las relaciones hispano-alemanas cuyo fin es "enfrentarse conjuntamente a los retos de una Europa en proceso de integración". El momento elegido para celebrar este nuevo encuentro sobre la memoria histórica es oportuno. Alemania celebra el 60º aniversario del fin de la II Guerra Mundial y de la liberación de los presos de los campos de concentración. En España han pasado casi 30 años de la muerte de Franco y más de 65 del fin de la Guerra Civil.

Durante la primera jornada de los tres días de simposio, todos los participantes, entre ellos los directores de los institutos, destacaron el valor de la revisión crítica de la memoria como componente esencial del sistema democrático y elemento de unión de los países europeos.

Responsabilidad

El escritor español y superviviente del campo de concentración nazi de Buchenwald Jorge Semprún quiso "subrayar el papel crucial de Alemania en el trabajo de la memoria" y el hecho de que éste sea el país "donde se ha hecho la labor de autocrítica más importante". A su juicio, es el único país de Europa que experimentó los dos totalitarismos simultáneamente, el nazismo y el estalinismo, lo que le permite ser un puente entre la Europa del Este y la del Oeste. Para el escritor español, Alemania tiene una gran responsabilidad en el empeño de conseguir el equilibrio político europeo tanto por su situación geográfica, en el centro del continente, como por haber desarrollado tiempo atrás una política agresiva e invasora, y no dudó en calificar de ejemplar el comportamiento de su clase política y de su juventud al haber sido capaces de asumir y analizar una visión crítica de su memoria histórica más reciente.

Semprún destacó también el conveniente intercambio de las memorias colectivas de los países, distintas como sus propias historias, complementarias en ocasiones y contradictorias en otras. En un terreno más próximo y didáctico, analizó las vinculaciones que existen entre el pasado inmediato y la política actual en, por ejemplo, la posición de algunos países europeos respecto a la guerra de Irak. A su juicio el que un país como Polonia decidiera enviar tropas a Irak se explica mejor desde su memoria histórica que desde un problema de educación democrática, como manifestó en su día Jacques Chirac.

El ministro alemán Fischer expuso su versión personal de la historia, no siempre coincidente con la manifestada por Semprún. Recordó las distintas fases por las que pasó el conocimiento real del pasado inmediato. En su infancia y juventud cada vez que trataba de indagar sobre el holocausto, la respuesta era la de "no preguntes". La segunda fase, coincidente con el movimiento estudiantil de 1968, adoptó una postura mucho más crítica con respecto a la culpabilidad, por acción u omisión, de las generaciones que vivieron el Tercer Reich. Por último, y tras criticar lo que considera "actual trivialización de la historia" expuesta en un sinfín de series televisivas, consideró esencial "preguntarnos cómo fue posible que este país se entregara totalmente a una actividad criminal". Para Fischer, el camino más adecuado para superar el trauma del pasado es aplicar la justicia y la autocrítica.

Cuando en el país que vive con el peso de Auschwitz, sinónimo del holocausto, los intelectuales se encuentran en un proceso de renovación de un debate basado en una autocrítica generalizada e independiente de la orientación política oficial, en España la revisión crítica de su propio pasado apenas comienza a desenvolverse. Para el ministro alemán, el debate histórico tiene un claro componente político, de ahí la conveniencia de no aplicar un método que pudiera identificarse con una ideología o un programa de partido concretos.

España se encuentra en otra etapa de reflexión tras casi tres décadas después de haber recuperado la democracia. El ministro español Miguel Ángel Moratinos manifestó que también en su familia, como en el caso de Fischer, se evitaban las explicaciones sobre la Guerra Civil española. "España tiene ahora madurez para abrir un capítulo que se cerró en falso", señaló al recordar que los padres de la Constitución, con el consenso pactado, proporcionaron al país una pausa que "ahora nos permite adentrarnos en la Historia y asumirla". El sociólogo Harald Welzer apuntaló esta tesis diciendo que "las sociedades necesitan unos 30 años para enfrentarse con hechos históricos traumáticos". Tal vez en un primer momento sea necesario olvidar para poder seguir adelante, añadió.

Preguntado el ministro español por el moderador del coloquio, el ex ministro alemán de Cultura Michael Neumann, sobre si no teme que al abrir este capítulo, como se hace con las fosas, se reabran las heridas, Moratinos contestó que "el caso de Alemania demuestra que no ha habido bloqueo del futuro". El ministro español aprovechó su intervención para advertir a quienes se oponen a la Constitución Europea de que "deberían tener un mínimo de memoria histórica" y ver el avance logrado.

El ministro Joschka Fischer y el escritor Jorge Semprún, durante la inauguración del encuentro <i>La cultura de la memoria</i><b> en Berlín</b>.
El ministro Joschka Fischer y el escritor Jorge Semprún, durante la inauguración del encuentro La cultura de la memoria en Berlín.PATRICIA SEVILLA CIORDIA

El futuro según Günter Grass, Imre Kertész y Juan Goytisolo

El Instituto Cervantes y el Instituto Goethe reúnen en el encuentro La cultura de la memoria. La memoria histórica en España y Alemania,

que se celebra en Berlín hasta mañana, a los Nobel Günter Grass e Imre Kertész; y a los españoles Juan Goytisolo, Jorge Semprún, Reyes Mate, Ignacio Sotelo, Rafael Chirbes, José María Ridao y Jaime Camino, entre otros.Todos ellos analizarán cuál es la forma adecuada de recordar el pasado de dos países marcados por las consecuencias de la Guerra Civil y de la II Guerra Mundial, respectivamente.

El filósofo español Reyes Mate y el sociólogo alemán Harald Welzer abordaron ayer desde diversas perspectivas el problema de la confrontación con el pasado histórico traumático. Reyes Mate centró su exposición en un análisis de las Tesis sobre la filosofía de la historia, de Walter Benjamin, en las que se llama a recuperar la memoria de los oprimidos como forma de hacerles justicia y de recuperar su dignidad. "Eso es muy difícil de realizar", dijo Reyes Mate en el acto dedicado a la forma como España y Alemania enfrentan el recuerdo de la Guerra Civil y el franquismo y del nacionalsocialismo, respectivamente, informa Efe.

Welzer destacó la dicotomía que existe en Alemania entre el recuerdo público de la época nazi y la manera como se cultiva la memoria de esos años en las familias. Comentó los resultados de una investigación dirigida por él sobre el tratamiento que se le da al nazismo en la comunicación familiar en Alemania. Entre los asuntos que predominan, según una serie de entrevistas efectuadas a 40 familias y cuyos resultados fueron corroborados después con encuestas representativas, hay algunos que sólo recientemente se han convertido en parte de la discusión pública. Entre ellos, está la fascinación que en su momento ejerció el nazismo así como el dolor que sufrieron los propios familiares y allegados durante la guerra. Lo más sorprendente de la investigación es que la mayoría de los entrevistados niegan toda cercanía de personas allegadas al nacionalsocialismo aunque, según Welzer, "hayan sido miembros de la Gestapo o las SS". Welzer explicó esa actitud como resultado de un dilema que viven los alemanes puesto que frente a la necesidad de asumir la responsabilidad histórica de los crímenes del nacionalsocialismo está el deseo de tener personas de referencia en la propia familia que puedan servir de modelo. El sociólogo aclaró que no quiere en ningún momento menospreciar el trabajo de educación política que se ha hecho en los últimos 50 años, pero lamentó que no se hubieran tomado más en cuenta los aspectos emocionales de la memoria. "Lo que hicimos estuvo bien, lo que no estuvo bien fue lo que dejamos de hacer", subrayó.

Hoy, el Nobel alemán Günter Grass, cuyo libro A paso de cangrejo, publicado en 2002, tuvo un gran impacto en su país, intercambiará opiniones con Juan Goytisolo sobre el futuro de la memoria. El simposio sobre La cultura de la memoria cerrará mañana con una conferencia del Nobel húngaro Imre Kertész, sobre la responsabilidad de las generaciones en Europa.

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