Murió hace 15 años
El cuerpo de Terri Schiavo dejó de vivir ayer, tras casi dos semanas desenchufado de la sonda que lo alimentaba. La persona había dejado de vivir 15 años atrás, a los 26, cuando, a raíz de una parada cardiaca, sufrió una lesión cerebral irreversible que la dejó en estado vegetativo. Tras largos procedimientos judiciales desde 1998, y con la oposición frontal de los padres, su marido logró que los jueces permitieran desenchufarla. Se trata de un acto de compasión bien entendida, y no de una "violación de la naturaleza de la vida", como pretende el Vaticano.
La batalla en torno a este caso ha puesto de manifiesto la dimensión más rechazable de la derecha cristiana extremista y su utilización política, pero también que las salvaguardias del Estado de derecho funcionan en EE UU. Estos movimientos convirtieron el caso Schiavo en una de sus banderas. Después de que el Parlamento de Florida aprobara una ley para intentar invertir la decisión judicial, que el Tribunal Supremo local tumbó porque atentaba contra la división de poderes, el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Tom DeLay -que 17 años atrás estuvo de acuerdo en no prolongar artificialmente la vida de su padre tras un accidente y vio una señal de Dios en Terri-, logró hacer pasar otra ley federal que Bush elaboró con celeridad, y que de nada sirvió.
¿Es ése el conservadurismo compasivo que proclama la nueva derecha americana? La mezcla de extremismo religioso y político produce monstruosidades. En todo caso, los políticos pronto descubrieron en los sondeos que había una clara mayoría verdaderamente compasiva en el país, a favor de dejar morir -que no es lo mismo que una eutanasia- a quien se olvidó de firmar en su juventud un testamento vital con instrucciones específicas para, llegado el caso, no mantenerla viva con métodos artificiales. Estos días, miles de americanos se han lanzado a firmarlos. Por si acaso.
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