Sólo uno de cada cinco hospitales dispone de un servicio de cuidados paliativos
Los médicos creen que el desarrollo del plan de atención a terminales de 2000 ha fracasado
Apenas 177 hospitales de los 783 que recoge el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud de 2003 -el 22,6%- tiene servicio o unidad de cuidados paliativos, según el catálogo de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal). El hospital Severo Ochoa de Leganés, investigado por sus sedaciones terminales, no es uno de ellos. Los expertos en atención a enfermos terminales denuncian que, desde que se aprobó el Plan Nacional de Cuidados Paliativos en 2000, éste no se ha desarrollado, y su impulso ha quedado sometido al interés de algunos profesionales.
El caso del hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid), cuyo jefe de urgencias, gerente y director médico han sido destituidos por supuesta aplicación irregular de calmantes durante la sedación terminal, ha puesto de manifiesto la situación de los cuidados paliativos en España.
El Plan Nacional de esta especialidad fue aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (el organismo de coordinación sanitaria formado por representantes del Ministerio y las comunidades autónomas) en diciembre de 2000, siendo ministra Celia Villalobos. Pero su desarrollo ha resultado irregular y "depende del interés que muestren los profesionales", afirma el presidente de la Sociedad española de Cuidados Paliativos (Secpal), Xavier Gómez Batiste.
Oncólogos y geriatras
La necesidad de una mayor implantación de servicios de cuidados paliativos no es sólo una petición de los médicos especializados en dar este tipo de servicios. Otros facultativos que tienen que tratar con enfermos para los que ya se no espera una curación, como oncólogos y geriatras, también han reclamado insistentemente que se desarrollara el plan, que hasta ahora ha quedado en papel mojado. Así concluyeron hace apenas un mes unas jornadas organizadas por la Asociación Madrileña de Cuidados Paliativos, la Sociedad española de Medicina Rural y Generalista (Semergen), la Sociedad Española de Médicos de Residencias (Semer) y la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología (SMGYG).
Estas asociaciones médicas pidieron el desarrollo de la atención, y recordaron que "una muerte digna es sinónimo de una atención digna"; una prestación que, por miedo o desconocimiento, muchos enfermos no reciben.
La falta de un impulso para la implantación de servicios o unidades de paliativos hace que su distribución muestre grandes irregularidades. La comunidad con mayor implantación es Cataluña, donde el 41% de los hospitales cuenta con equipos especializados en atender a enfermos terminales o, mejor aún, unidades físicamente separadas con sus propias camas. En el País Vasco la proporción es del 35,6%, en Cantabria el 30% y en Castilla y León el 23,08%. En Madrid existen recursos en el 22,8%. Asturias, Baleares, Murcia, La Rioja, Navarra, Ceuta y Melilla son las peor dotadas, de acuerdo con los datos de la Secpal.
En Extremadura la cifra de 2003 es del 15% de hospitales con servicios o unidades de cuidados paliativos, pero la Junta asegura que ha "apostado fuerte" por este capítulo, por lo que Gómez Batiste espera que en el próximo catálogo, que está a punto de aparecer, su porcentaje haya aumentado. La lista de recursos disponibles puede consultarse en www.secpal.com/directorio/index.php.
El plan de 2000 no tenía plazos para su implantación. Incluía la necesidad de crear unidades en centros de referencia y hacía hincapié en eliminar, mediante campañas de formación, los recelos que todavía presentan algunos profesionales a utilizar calmantes potentes cuando el enfermo los necesita.
Pero si la situación es escasa y desigual en la atención hospitalaria, la posibilidad de recibir sedación a domicilio es todavía menor. Apenas 117 unidades dan este servicio en toda España, y ello pese a que uno de los objetivos del plan era que los enfermos terminales fallecieran en su propio domicilio, que es lo que la mayoría (más del 70% según distintas encuestas) prefiere.
En este caso la desigualdad se mantiene. Cataluña cuenta con el 40% de los recursos de atención domiciliaria. El resto se reparte de manera más igual: Andalucía es la única que ofrece más del 10%; Madrid dispone del 9%.
Pero la situación puede ir a peor. La posibilidad de acceder a una sedación terminal o a calmantes fuertes al final de la vida puede reducirse si se extiende el miedo a sufrir un proceso como el protagonizado por el hospital de Leganés, advierten expertos que no quieren figurar públicamente.
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