Schröder presenta un plan para salvar a Alemania de la recesión económica
Malestar en la coalición gobernante tras perder la presidencia del Estado de Schleswig-Holstein
La jornada que debía servir para lanzar nuevas propuestas gubernamentales para estimular la maltrecha economía alemana se convirtió ayer en una pesadilla sin precedentes para el canciller Gerhard Schröder. Mientras él y su ministro de Exteriores, Joschka Fischer, intentaban explicar a la oposición las medidas con las que el Ejecutivo quiere impulsar el crecimiento y la creación de empleo, desde Kiel llegaba la noticia de que Heide Simonis no lograba renovar como jefa del Gobierno del Estado de Schleswig-Holstein. Simonis es uno de los últimos pilares de la coalición gubernamental rojiverde.
Simonis vivió un momento bochornoso cuando perdió las cuatro votaciones para renovar su cargo en el Parlamento regional. Perdió nada menos que debido a una abstención en las filas de su propio partido, una conducta calificada por el jefe del Partido Socialdemócrata (SPD), Franz Müntefering, como "traición a la solidaridad". Cuando sólo faltan dos meses para los comicios en la importante región de Renania del Norte-Westfalia -18 millones de habitantes-, la salida de Simonis supone para el SPD, y para el conjunto de la coalición rojiverde que sostiene al Gobierno de Schröder, el peor de los augurios.
Aunque fueron los demócratas cristianos (CDU) quienes lograron el mayor número de votos en las elecciones del pasado 20 de febrero en Schleswig-Holstein, Simonis se las había arreglado para negociar su permanencia en el Gobierno estatal, con el apoyo de los Los Verdes y la tolerancia de los representantes de la minoría danesa. No obstante, todo este apoyo brilló ayer por su ausencia en el Parlamento y la veterana presidenta no tuvo más remedio que aceptar la derrota.
Mientras el Ejecutivo perdía esta batalla regional, en Berlín Schröder echaba leña a la locomotora europea para que vuelva a arrancar. Presentó 20 medidas que pretenden hacer a Alemania más atractiva para las empresas, alentar las inversiones, fomentar la innovación e impulsar la creación de empleos en un país cuya tasa de paro, del 5,2%, está en máximos desde la Segunda Guerra Mundial. La oposición aceptó por buenas algunas de las medidas, como la reducción fiscal para las empresas, pero consideró el conjunto insuficiente, sobre todo porque no se prevé una mayor flexibilización del mercado laboral.
Una rebaja del impuesto de sociedades del 25% al 19%, facilidades para la creación de nuevas empresas, créditos blandos para la innovación y el desarrollo, fondos para infraestructuras, planes de formación, programas para jóvenes y parados de larga duración, son algunas de las medidas más destacadas por el Ejecutivo en la presentación del plan. No obstante, Schröder no lo tiene fácil. Algunos políticos relevantes del partido gobernante ya se encargaron de recordarle que varias de las nuevas ideas no encontrarán apoyo en las bases del partido.
Angela Merkel y Edmund Stoiber, presidentes de los partidos de la oposición, CDU y CSU, respectivamente, apoyaron algunas de las medidas en la esperada "cumbre del empleo" que celebraron ayer con Schröder y Fischer. En la reunión, que duró casi tres horas, no hubo un sorpresivo acercamiento entre las partes, pero sí se llegó al compromiso de seguir negociando. La oposición apoyó al Gobierno en las iniciativas en las que ya había mostrado su acuerdo, pero las discrepancias se mantuvieron en temas clave como la flexibilización del despido y las ayudas a la vivienda.
El canciller no tiene mucho margen de maniobra para introducir reformas porque ve sobre su cabeza una espada de Damocles llamado déficit presupuestario. No hay dinero para más, y si se quita de un lado hay que sacarlo de otro. Si bien la reducción del impuesto de sociedades ha sido solicitada por sectores de la política y la industria, hay consenso en que Alemania necesita con urgencia una reforma fiscal que elimine exenciones. Esto es algo que seguramente pondrá sobre el tapete la Cámara alta, controlada por la oposición, que debe dar el visto bueno a las propuestas de Schröder.
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